"Dios no se deja ganar en originalidad ni en generosidad"- Testimonio de una chica miembro de Courage en Ecuador

"Dios no se deja ganar en originalidad ni en generosidad"

Testimonio de una chica miembro de Courage en Ecuador

Cuenta el relato que un perturbado cristiano, durante la confesión, se sintió desanimado al ver que cada vez que acudía al confesionario, confesaba recaer en el mismo pecado, y ésta es justamente la experiencia de muchos cristianos que hemos caído en la trampa de vernos caídos y pensar que nada nos levantará de ahí. Si hablásemos de esperanza, desde mi propia experiencia de vida como mujer miembro de uno de los capítulos de Courage de América Latina, puedo afirmar, que el pecado que vuelve gris la vida del ser es monótono y son siempre los mismos bajo la luz del sol, pues nada nuevo hay en ellos; por el contrario, la acción de Dios y el sobrenatural encuentro que cada ser tiene con Él y que lo lleva a la conversión, es siempre una historia de amor tan particular y diferente para con cada persona.  

¿Por qué he empezado mi testimonio diciendo que, en términos del pecado, nada nuevo hay bajo el sol? Muchos de los lectores quizás tienen una historia de conversión similar, pues como he dicho, el pecado es monótono, de manera que no son tan relevantes los detalles de cómo durante mi adolescencia e inicios de mi juventud he negado la naturaleza que Dios me ha asignado, pero sí resulta relevante cómo Dios conmovió mi conciencia, permitiendo que mirase que más grande era su perdón que mis infidelidades hacia su Sagrado Corazón. Mi historia de conversión es la típica historia del pecador promedio: vivir una vida poco piadosa que aparentaba libertad, luego enfrentar un vacío existencial, sumirse en la tristeza, afrontar las consecuencias del pecado, buscar lo que da sentido a la vida, y encontrarlo; creo yo que esa es la hoja de ruta del ser humano, sea cual sea su pecado.  

Antes de abordar mi testimonio con más detalle, debo puntualizar algunas cosas del pasado, que ayudarán al lector a entender la influencia que tienen los hechos en las diferentes etapas de la vida, para direccionar positiva o negativamente nuestros comportamientos a futuro. Vengo de un hogar católico, donde la fe de mis abuelos y tías fueron un importante cimiento para la formación católica de los venideros, y si bien es una bendición nacer en un hogar católico, debo reconocer que mi familia desde que tengo uso de memoria ha sido azotada por la tibieza espiritual de la que tanto nos alertaba Nuestra Señora de Fátima, y que por supuesto son actitudes que yo también desde la infancia las había adoptado. 

El primer factor tiene que ver con las ausencias a partir de la primera etapa de mi vida. Si doy un vistazo a mi infancia, debo aceptar que hubo bonitos momentos de unión familiar y protección, así como el poder sentir cariño de los adultos que me rodeaban, pero, por otra parte, no recuerdo momentos en que mis mayores me hayan introducido al Evangelio o me hayan hablado de aquellas virtudes que elevan el alma y la personalidad, y si bien aprecio mucho a mi familia no puedo evitar pensar que la nula formación intelectual en temas de fe, nos vuelven presas fáciles del engaño.  

A lo dicho, se le suma el abandono de mis padres, en primera instancia, experimenté el abandono de mi padre a los pocos meses de nacida, y luego de cuatro o cinco años, de mi madre. La experiencia de mis padres, dos adolescentes que vivían una “unión” que no tenía la bendición de Dios, trajo mucho dolor a sus vidas, y por supuesto, sufrimiento para los venideros. Esa unión duró poco, cada uno tomó su propio camino, primero se fue mi padre al poco tiempo de nacida, luego, pocos años después mi mamá me dejó a cuidado de familiares, y se marchó.  

El que sería mi nuevo hogar, fue en parte una bendición porque me crié con familiares que me dieron mucha protección, y buen ejemplo, especialmente de parte de quien me crió y que hasta el día de hoy vela por mí y yo por ella, a quien llamaré Nonna. Recuerdo haber sido muy callada en la infancia, pero tengo en mente aún las reuniones familiares donde escuchaba con mucho entusiasmo las anécdotas, las bromas, las historias, etc; habiendo tenido la dicha de sentir lo que llaman calor familiar, aunque a pesar de aquello, hubo una figura que siempre me hizo falta, la de un padre. 

Pienso que este punto lo comprenderemos mejor las chicas, ya que la falta de figura paterna en la vida de una mujer en la infancia puede volverse un condicionante negativo en factores como, la personalidad, autoestima, relación con el sexo opuesto, apegos, y hasta la orientación sexual. Muchas de las cosas descritas, las viví en mi infancia, etapa en la cual experimenté cambios drásticos de personalidad, relaciones conflictivas con mi familia, fracaso estudiantil, y otros aspectos que fueron reforzados además por la dinámica de peleas y adicciones que se vivía en mi núcleo familiar. 

En lo posterior, entrando a la adolescencia, la dinámica familiar fue complejizándose aún más, al igual que mi situación interna. Pues, entrando a la adolescencia empecé a sentir y reaccionar al dolor, ya que en la infancia fui recordada como una niña dura como si no tuviese la capacidad de sentir dolor, y todo ese bloqueo emocional me estaba pasando factura ya en la adolescencia. Todo este contexto conflictivo se daba a la vez que surgía otro tema de manera progresiva y sin hacer mucho ruido, empecé a asumir inconscientemente, que afectivamente me sentía atraída por mí mismo género, lo cual, para ser honesta es algo que venía arrastrando desde muy pequeña donde ya había mostrado ciertos signos nada femeninos en mi forma de actuar.  

Mi orientación sexual en la adolescencia no tuvo mayores cambios, esto debido a que toda esta etapa asumí que era una joven bisexual, de hecho, siempre que cuento mi testimonio en Courage digo que el tema de la orientación sexual lo viví de manera teórica, pues en la práctica nunca llegué a tener una pareja como tal, aunque sí lazos afectivos y emocionales, que supongo se deberán a la figura de padres ausentes. No quisiera entrar en muchos detalles del tema, sé que muchos de los lectores tienen un testimonio de AMS en este apostolado y, por tanto, sabemos cómo funciona la dinámica de este pecado en particular; pero sí considero necesario contar un poco de las consecuencias que esta vida me produjo.  

Fue un hecho sobrenatural hace aproximadamente cinco años que se sintió como un sacudón para mí, como esa sensación que queda en el cuerpo tras haber pasado por un momento en que estamos al borde de la muerte y resultamos vivos, algo que remueve todo el ser. A partir de ese momento (que es algo que no termino de comprender muy bien, pero en pocas palabras puede decirse fue un encuentro con el demonio), llegó a mi corazón un dolor profundo que me llevó inicialmente a caer en la trampa que ya había mencionado en las primeras líneas, la duda del perdón de Dios. Supe exactamente de dónde venían dichos pensamientos cuando, por primera vez en la vida, empecé a tener pensamientos suicidas. 

Ese pienso que fue el punto más bajo de mi vida, no encuentro nada comparado a aquel momento, pero querido lector, presta atención a estas líneas; cuando yo me di cuenta de que esos oscuros pensamientos merodeaban mi ser, por inspiración de Nuestro Señor encontré mi refugio en la adoración a Jesús Sacramentado y en el rezo del Santo Rosario, Dios mismo me había mostrado la salida. Más allá de mi testimonio, considero relevante que el lector que esté pasando por angustias similares, sepa con toda seguridad que puede buscar estos mismos refugios que guardaron a mi atormentada alma. 

Años más tarde de haber dejado esa vida atrás y haber roto todo contacto con grupos LGBT, supe que no bastaba con eso, pues empecé otra vez a sentir un dolor muy profundo, pero esta vez era distinto, pues yo sentía que era una tristeza que provenía de mis pecados del pasado, sin embargo, no lograba salir de esa aflicción aún, yo sabía claramente que era mi conciencia que se revelaba contra mí misma y me acusaba, sí, la conciencia, el sitio donde se dice que Dios habita.  

Fue en esa época que, mientras revisaba mis redes sociales encontré, por gracia de Dios, un anuncio sobre el apostolado Courage. Recuerdo que cuando encontré ese anuncio había enviado un correo preguntando por el apostolado presencial en mi país, formé parte del apostolado, participé en sus reuniones y conocí otras personas que viven situaciones similares. En ese tiempo, ya como miembro del apostolado, comprendí la importancia del factor comunidad, pues el escuchar tantos testimonios de personas con luchas muy fuertes y cruces pesadas de cargar, ayudó de cierta forma a que Dios transparente mi alma y a su vez, nazca un anhelo muy particular, pero a la vez totalmente inesperado en mi corazón, el de formar una familia con un hombre católico muy virtuoso. Aún recuerdo cómo me resultaba impactante y de cierta forma confuso, mirar cómo mi vida pasó de una fase en que tristemente trataba de “hacerle guerra a Dios” por medio de una vida en la que pregonaba ser algo para lo cual no fui creada, terminando con el alma drenada y vacía, a una fase en que encontraba libertad en la simple búsqueda de castidad, mientras esperaba que Dios me revele sus planes vocacionales. 

En fin, termino este texto con algunas lágrimas, esta vez diferentes a las lágrimas de dolor, porque éstas son de alegría y agradecimiento para con Dios que me recuerda que siempre habrá de su parte, una mano extendida que, por su gracia, espero no soltar nunca. Como verán, son muy originales las formas en que Dios regresa una oveja a su rebaño, la acción de Dios nunca deja de sorprender, pues Él no se deja ganar en originalidad ni en generosidad, es por eso por lo que con mi testimonio de vida yo quisiera invitar a todo aquel que sienta su alma afligida y que le cueste mucho llevar una vida de castidad, a que recuerde que una respuesta generosa a Dios trae muchas gracias y bendiciones a nuestras vidas.  ¿Por qué hacer de nuestro cuerpo y mente una cárcel para el alma y la conciencia? Luego de todo este tiempo dentro y fuera del apostolado, tengo la certeza que nunca estuvo el mundo tan avanzado como hoy, pero tampoco estuvo tan triste y deprimido como lo está hoy, y eso cambiará el día en que, con coraje (courage), firmemos un papel en blanco con Nuestro Señor, y dejemos que sea Él quien escriba las líneas de lo que nos quede de vida.  

 - Para la mayor gloria de Dios. 


La atracción hacia el mismo sexo en mujeres católicas que desean vivir castamente


La atracción hacia el mismo sexo
en mujeres católicas
que desean vivir castamente

P. James McTavish, FMVD


Síntesis

Un número creciente de mujeres católicas con atracción al mismo sexo (AMS) están interesadas en conocer la enseñanza de la Iglesia Católica sobre este tema. Hasta ahora no hay documentos magisteriales específicos dedicados únicamente a las mujeres con atracción hacia el mismo sexo (o “lesbianismo”), y este artículo puede servir como una respuesta inicial. La primera parte proporciona algunos elementos esenciales de fondo para ayudar a entender la atracción femenina hacia personas del mismo sexo. La segunda parte del artículo ofrece algunas sugerencias prácticas para el apoyo pastoral de mujeres con atracción al mismo sexo. También se comparten las experiencias de la Srta. T y la Srta. J., mujeres católicas con atracción al mismo sexo que se esfuerzan por vivir castamente. Se espera que el contenido ayude a arrojar algo de luz sobre las cuestiones pastorales que rodean esta realidad, especialmente en el acompañamiento de mujeres con AMS que eligen libremente la castidad y se esfuerzan por vivir plenamente su vocación cristiana.

Atracción al mismo sexo en mujeres católicas que desean vivir castamente

No es tan fácil encontrar textos sobre la atracción hacia el mismo sexo (AMS) en mujeres, especialmente desde una perspectiva católica. La mayoría de los artículos católicos sobre la homosexualidad se enfocan en la homosexualidad masculina; raras veces se aborda el tema de la atracción hacia el mismo sexo en las mujeres. Un recurso útil es el Catecismo de la Iglesia Católica, que describe algunos principios generales de la enseñanza de la Iglesia sobre las personas con AMS. [1]

Para muchos en el mundo actual, la AMS femenina (“o lesbianismo”) simplemente no es un problema. Esto se puede ver en la manera excesiva en que se promueve e incita, a través de medios como la música, la televisión y los servicios de video por internet, a probar y experimentar teniendo relaciones con personas del mismo sexo. Una canción de moda de una cantante dice, “I kissed a girl and I liked it, the taste of her cherry ChapStick. I kissed a girl just to try it, I hope my boyfriend don’t mind it. It felt so wrong, it felt so right, don’t mean I’m in love tonight” [“Besé a una chica y me gustó el sabor de su labial de cereza. Besé a una chica, solo para probarlo, espero que a mi novio no le importe. Se sintió tan mal, se sintió tan bien, no significa que esté enamorada esta noche”] (I kissed a Girl, Kate Perry, 2008). Otra canción titulada “Girls like girls” (“A las chicas les gustan las chicas") de una vocalista (Hayley Kiyoko, 2015) dice, “I’m real and I don’t feel like boys . . . Girls like girls like boys do, nothing new” (Soy real y no siento como los chicos... A las chicas les gustan las chicas, como a los chicos, nada nuevo”). Con tanto apoyo a las relaciones entre personas del mismo sexo, no es de sorprender que cada vez más mujeres jóvenes puedan sentir que en verdad son lesbianas, incluso si solo están experimentando o explorando su sexualidad. ¿Cómo puede una mujer católica con AMS navegar estos mares tan agitados si desea vivir castamente?

El llamado a la castidad

Los obispos católicos de los Estados Unidos, en sus pautas para el acompañamiento pastoral de personas con una inclinación homosexual comentan, “En nuestra sociedad, la castidad es una virtud en particular que requiere esfuerzo especial. Todas las personas, ya sean casadas o solteras, están llamadas a una vida casta. La vida casta vence a los deseos humanos desordenados tales como la lujuria y lleva a la expresión de los deseos sexuales en armonía con la voluntad de Dios”. [2] El Catecismo de la Iglesia Católica enseña, “La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana. La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado”. [3] A veces, puede ser una batalla difícil y los santos nos lo recuerdan. “De todos los combates”, dice San Agustín, “el combate por la castidad es el más violento, porque es un combate diario y son raros los que salen victoriosos de este combate”. [4] San Alfonso María de Ligorio, nuestro santo patrono de la teología moral en la Iglesia Católica no subestima el desafío de vivir castamente: “Grande es, por tanto, el precio de la castidad, y más terrible aún es la guerra que hace la carne al hombre para arrebatarle esta virtud. La carne es el arma más poderosa que tiene el demonio para esclavizar al hombre”.[5] Parece ser incluso más difícil vivir castamente en nuestro mundo moderno, particularmente por toda la exposición mediática que parece promover e incluso celebrar la inmoralidad. Más adelante volveremos a algunas maneras de ser y vivir que pueden promover la vida casta. Por ahora, nos enfocaremos en la cuestión de cuál podría ser la causa de la AMS femenina.

Causas

A menudo, hay mucho interés sobre la causa de la atracción al mismo sexo, junto al deseo de dar nombre o identificar las razones particulares del porqué una persona tiene estos sentimientos o atracciones. Sin embargo, es importante recordar que cada persona es un misterio único. El Catecismo de la Iglesia Católica subraya que “Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado”. [6] La enseñanza del apostolado Courage es que la causa de la atracción al mismo sexo “es difícil y complejo de explicar con simples teorías”. [7] Incluso la Asociación Americana de Psicología (APA por sus siglas en inglés), señala en su sitio web que:

No hay consenso entre los científicos sobre las razones exactas del porqué un individuo desarrolla una orientación heterosexual, bisexual, gay o lesbiana. Aunque muchas investigaciones han examinado las posibles influencias genéticas, hormonales, de desarrollo, sociales y culturales en la orientación sexual, no han surgido ningunos resultados que permitan a los científicos concluir que la orientación sexual se determine por algún factor o factores en particular. Muchos piensan que tanto la naturaleza como la crianza desempeñan papeles complejos; la mayoría de las personas experimentan poco o ningún sentido de elección sobre su orientación sexual. [8]

La APA enfatiza que la orientación sexual no se determina por ningún factor particular como los genes, por eso es mejor evitar frases como “nació así”. [9] [Estas frases] pueden estar de moda, sin embargo, son demasiado simplistas y no tienen el respaldo de los hallazgos científicos actuales.

En muchos atributos humanos complejos, como la inteligencia, por ejemplo, la genética juega un papel en el sentido de que nuestros genes pueden predisponer, pero no causar. En el caso de la inteligencia, no solo se "nace inteligente", sino que todavía hay que aprender a hablar, estudiar mucho, etc. En la atracción hacia el mismo sexo, puede haber influencias genéticas, pero hasta ahora no se ha determinado que sean causales. Como en la mayoría de los aspectos más complejos de nuestro ser, es probable que la sexualidad sea multifactorial, involucrando tanto a la naturaleza como a la crianza.

Esto está bien resumido en un estudio del 2019 sobre personas que experimentan AMS, donde dice que “Quedan muchas incertidumbres por explorar, incluyendo el cómo las influencias socioculturales en la preferencia sexual pueden interactuar con las preferencias genéticas. En general, nuestros resultados...enfatizan la complejidad de la sexualidad”. [10]

Personas con AMS

Un detalle importante es que, en muchos documentos de la Iglesia, y en la mayor parte del acompañamiento pastoral, la terminología preferida para referirse a una persona homosexual es “persona con atracción al mismo sexo” (AMS). El cardenal Ratzinger nos recordaba que “La persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, no puede ser definida de manera adecuada con una referencia reductiva sólo a su orientación sexual”. [11] El propósito de usar el término “personas con AMS”, es evitar etiquetar a la persona; después de todo, una persona es más que su sexualidad. Sin embargo, en la prensa secular, en las redes sociales, en la mente de la mayoría de las personas, e incluso en la literatura científica se usa ampliamente la nomenclatura “LGBT” (lesbiana, gay, bisexual o transgénero), no solo como un término de referencia, sino como una descripción de identidad.

También es útil comprender y diferenciar entre la persona, sus inclinaciones y sus actos. La visión católica siempre da valor y precedencia a la persona, no solo a su sexualidad. En este espíritu, deberíamos considerar a las “personas que experimentan atracción al mismo sexo” en vez de usar lo que podría ser una etiqueta genérica como “lesbiana” o “gay”.

Al considerar la inclinación u orientación, se toman en cuenta las emociones, atracciones, deseos y pasiones de la persona. Es importante subrayar que la Iglesia NO considera la atracción al mismo sexo como un pecado en sí misma. Esta es una confusión bastante común que conduce a declaraciones erróneas como “el lesbianismo es un pecado”. ¡Lo que es pecado es decir eso, ya que dicha declaración carece de precisión! La iglesia enseña que “la particular inclinación de la persona homosexual no es pecado en sí misma”. [12] Lo que puede ser pecaminoso es lo que hacemos con nuestras atracciones, al nivel de los pensamientos, palabras y obras. Ver pornografía, por ejemplo, es un acto pecaminoso y probablemente llevará a más pensamientos lujuriosos. En la lujuria, usualmente se trata al otro como un objeto, degradando así su dignidad. Cuando un pensamiento lujurioso comienza como una tentación, lo virtuoso sería resistirse a él, “cambiar el canal”, rezando una avemaría, por ejemplo, y simplemente no alimentando más ese pensamiento, sino tratar de cortarlo o desviar el curso del pensamiento.

Al mencionar los pensamientos deliberados, estamos entrando ya en el ámbito de los actos, porque pensar en otra persona lujuriosamente u optar por evitar deleitarse en una fantasía, es ya un acto. Hemos dicho ya que la Iglesia no condena la atracción u orientación hacia el mismo sexo, pero enseña con mucha claridad sobre la inmoralidad de los actos homosexuales, de forma tal que “no pueden recibir aprobación en ningún caso”. [13] No siempre se aprecia la sabiduría de esta enseñanza, aun dentro de la Iglesia. Recientemente, el mismo Papa Francisco reiteró firmemente esta enseñanza en una nota escrita a mano dirigida al P. James Martin, SJ, quien le había preguntado al respecto. En su carta, el Papa escribió y reafirmó que “Todo acto sexual fuera del matrimonio es pecado”. [14] También recordó que “Hay que tener en cuenta las circunstancias que disminuyen o aumentan la culpa”, nuevamente en plena comunión con la enseñanza católica. [15]

¿Qué tan común es la AMS femenina?

No todos los países recopilan información sobre la identidad u orientación sexual de la población. Por esta razón, no hay una estadística que capte plenamente una realidad global, ya que esa investigación aún está por realizarse. Se obtendrán distintos resultados dependiendo de lo que se pregunte, ya que las preguntas podrían ser sobre atracción, identidad, orientación, o comportamiento. Sabemos que el número de personas que se identifican como LGBT en las encuestas está aumentando, especialmente entre los jóvenes. La encuesta Gallup en los Estados Unidos reportó en el 2021 que 7.1% de las personas se identifican como LGBT. Las cifras generales parecen estar aumentando y no es fácil saber si esto se debe a una mayor incidencia o a una mayor promoción LGBT. Lo más probable es que la aprobación cultural esté aumentando la aceptación y popularidad [del movimiento] LGBT así como el éxito de la comunidad LGBT en acoger nuevos miembros, y el fracaso general de la Iglesia para hacer lo mismo.

En esta cifra de 7.1%, las personas lesbianas, gay, bisexuales y transgénero se incluyen todas juntas, haciendo difícil extraer cifras sobre un grupo en particular. En otras encuestas, se suele hacer preguntas sobre si la mujer es lesbiana o bisexual. [16] Lo que parece claro es que hay más hombres que se identifican como gay, que mujeres que se identifican como lesbianas. Considerando lo anterior, las cifras aproximadas de AMS serían 2-3% de hombres y 1-2% de mujeres.

Experimentar un “enamoramiento”

Con tanta presión, hoy en día, para “salir del armario”, una jovencita puede confundirse si experimenta un enamoramiento hacia otra chica o una mujer mayor. Tales enamoramientos suelen ser parte del crecimiento ya que, a menudo, la jovencita admirará algún rasgo o característica en otra mujer, o reaccionará fuertemente si es objeto de interés, atención o algún tipo de afecto por parte de ella. El P. John Harvey, fundador de Courage, ofrece algunos buenos consejos pastorales para este tipo de situaciones. "La chica adolescente a menudo confunde un «enamoramiento» hacia una chica mayor o una maestra, con un tipo de homosexualidad. Se le debe mostrar que solo está atravesando una fase de gran admiración y necesita tener cuidado de no convertir a la otra persona en un ídolo. Mientras tanto, debe seguir buscando amigos entre su grupo de compañeros y aprender a formar buenas relaciones humanas con ambos sexos". [17]

Características de la AMS femenina

En otras situaciones, una mujer puede notar que sus sentimientos parecen ser mucho más que un enamoramiento pasajero. La experiencia de cada mujer será diferente, por eso debemos tener cuidado de no generalizar. Aquí puede ser útil describir a grandes rasgos algunas de las características típicas de las relaciones entre mujeres que experimentan AMS.

1.Intimidad emocional, no sexual

Típicamente, la relación será muy intensa emocionalmente. A menudo, una mujer con AMS, se siente mucho más atraída emocionalmente antes de sentirse atraída sexualmente hacia otra mujer. Sin embargo, en una sociedad hipersexualizada, la dimensión sexual de las relaciones tiende a ser más común. Esto también puede deberse a la pandemia de pornografía en internet, que con frecuencia muestra pornografía entre personas del mismo sexo.

Es cierto que, para la mayoría de las mujeres, la atracción hacia el mismo sexo comienza como un fuerte deseo o anhelo emocional, y luego se sexualiza en los pensamientos/fantasías—esto no siempre se debe a una hipersexualización de la sociedad (aunque ciertamente puede ser un factor influyente); a veces, la persona simplemente comienza a tomar conciencia del eros, sin ninguna influencia externa, en el contexto de una amistad particular con una persona del mismo sexo. Si bien uno siempre puede aprender a manejar tales pensamientos y sentimientos cultivando y desarrollando una castidad interior y pacífica en unión con Cristo, aún puede ser particularmente inquietante (para una joven católica, especialmente) cuando se da cuenta por primera vez de que se ve tentada por pensamientos sexuales con otra mujer en vez de un hombre. En otras palabras, hay una capa extra de preocupación —no es solo “Señor, ayúdame a superar los pensamientos lujuriosos” —sino que comienzas a decir, “Señor, ¿por qué siento la tentación de tener pensamientos sexuales con alguien del mismo sexo?” (Srta. T).

2.Vínculos intensos pero frágiles

Aunque los vínculos puedan ser fuertes, a menudo están cimentados sobre el miedo y la ansiedad que genera el temor de ser abandonada. Frecuentemente, los celos y la actitud posesiva son un problema.

3.Socialmente exclusiva

Gradualmente, se puede llegar a romper con el círculo de familiares y amigos a medida que la relación se vuelve cada vez más exclusiva.

4.Puede haber sentimientos en contra de los hombres

A veces puede haber aversión hacia los hombres o hacia las relaciones heterosexuales. El origen de estos sentimientos puede variar. A veces, la mujer ha crecido con un modelo muy pobre del matrimonio y quizás se ha dicho, consciente o inconscientemente, “Nunca quiero estar en ese tipo de relación”. Tal vez su padre fue cruel o antipático con su madre o con ella.

El abuso sexual infantil (ASI) previo puede ser un factor determinante en el desarrollo de sentimientos de aversión hacia los hombres. El abuso pudo haber sido emocional, físico o sexual. Varios estudios sugieren que el ASI no solo es más común en lesbianas que en mujeres heterosexuales, sino mucho más severo. [18]

Es difícil ver cómo puede encontrarse una genuina complementariedad en la relación entre personas del mismo sexo, ya que la base de la complementariedad es la diferencia sexual. En la relación entre personas del mismo sexo, no hay diferencia sexual, ya que ambas son mujeres.

Es cierto, una relación entre personas del mismo sexo nunca tendrá verdadera complementariedad; sin embargo, a menudo podremos ver que, en una relación entre personas del mismo sexo, particularmente entre mujeres, una de las personas asumirá un papel mucho más masculino, mientras que la otra asumirá un papel femenino más tradicional. Creo que esto se debe a que, en realidad, estamos programados para la complementariedad en una relación sexual, e incluso las relaciones entre personas del mismo sexo tratan de simular esto en cierto grado, aunque siempre sin éxito. Por esto, a menudo, se verán parejas de mujeres en las que una parece más tosca o masculina con una mujer más naturalmente femenina, pero que solo se siente segura de expresar esa femineidad natural cuando está con alguien que no es un hombre real. Según mis propias observaciones y experiencia, muchas personas que experimentan atracciones persistentes hacia el mismo sexo también están luchando, hasta cierto punto, en sentirse confiadas con su identidad sexual dada por Dios, como hombre o mujer, y a veces se sienten incapaces de encarnar o expresar las cualidades correspondientes a la masculinidad y la feminidad (Srta. T.)

5. Dependencia emocional

Janelle Hallman, en su obra maestra The Heart of Female Same-sex Attraction (El corazón de la atracción femenina hacia el mismo sexo) presenta algunas características esclarecedoras sobre la dependencia emocional. [19] Hallman señala que, en una relación entre dos mujeres [que experimentan AMS], la formación rápida o extremadamente intensa de la relación a menudo se basa en la idealización.

• La relación tiene que ver con la conexión, no con el sexo, y requiere una conexión constante. Fomenta el enredo y la pérdida de yo. La mujer se pierde a sí misma tratando de encontrarse en la otra mujer. La cercanía se consigue al precio de la individualidad. Una mujer comentó, “Me pregunto cuánto he cambiado de mí misma para sentirme completamente amada”.

• Requiere exclusividad al grado de que llegan a realizar juntas todas las actividades recreativas y sociales. Nunca pueden separarse. La separación produce intensos sentimientos de celos a causa de una intensa actitud posesiva. Tienen que permanecer en contacto constante, por ejemplo, por teléfono. El círculo de amigos y familiares disminuye, a menos que lo compartan mutuamente.

• A menudo, la relación es dramática, con muchos altibajos, y se vive a un ritmo acelerado. No son aburridas. Cuando la relación es acelerada, dramática y llamativa, la mujer puede ignorar sus necesidades más profundas porque está demasiado absorta en el drama externo de la relación.

• A veces, la relación se prolonga y se resiste al rompimiento, y cuando finalmente termina, resulta trágico para ambas personas. La relación se vuelve parte de un ciclo sin fin. Pocas de estas mujeres tienen los recursos internos para enfrentar lo que está sucediendo y, por lo tanto, pasan así a la siguiente relación. En vez de tomarse el tiempo para vivir su duelo y sanar, se lanza a una nueva relación condenada a la dependencia.

El fenómeno de la cercanía emocional extrema que se desarrolla se ha definido como “fusión” o “fundición”. Es como si se tuviese dos mujeres que por dentro son niñas pequeñas que buscan a sus madres. Cuando se conocen, se vuelven una, pero al hacerlo, pierden su propia identidad. Este tipo de dependencia y exclusividad emocional podría tener efectos perjudiciales en sus relaciones con otras personas y/o en su dinámica familiar y comunitaria.

Cuestiones sin resolver

Hemos dicho que es difícil, y muy probablemente no tan útil, tratar de identificar las causas. [20] Sin embargo, pudiese ser que una mujer con AMS tenga algunos problemas coexistentes con los que tiene que lidiar. Esta no será la causa en cada caso, pero algunos posibles aspectos que podrían requerir atención incluyen cuestiones sin resolver con la madre/o el padre, heridas causadas por un abuso previo, dificultades para abrazar la femineidad, y problemas relacionados con la imagen personal y corporal. [21]

Un problema puede ser incluso aceptar nuestra propia femineidad. Esto puede ser muy fuerte. A algunas mujeres ni siquiera les gusta la palabra “femineidad” porque piensan que no encajan entre las mujeres por no ser “una mujer típica o una chica femenina” (Srta. J.)

Es cierto que no hay una respuesta absoluta o general del porqué una persona particular experimenta atracción hacia el mismo sexo, ya que cada ser humano es único y experimenta la vida de manera única. Esto no significa que quien explora las posibles causas del porqué experimenta atracciones hacia el mismo sexo no vaya a beneficiarse; puede que no encuentre todas las respuestas y que, en verdad, siga siendo, en mayor parte, un misterio, pero también podría aprender algunas cosas sobre sí misma o llegar a comprenderse un poco mejor si comienza a indagar en estas cosas, al menos hasta cierto grado. Aun así, lo más importante es enfocarte en cómo vas a vivir tu vida, cualquiera que sean tus atracciones o tentaciones. El llamado es a profundizar cada vez más en la relación con Cristo y desarrollar una vida de castidad interior en unión con Él. Este es el llamado de todo ser humano sobre el planeta, cualquiera que sea su origen, sus debilidades o tentaciones (Srta. T.)

Apoyo pastoral

La correcta formación de la conciencia

Para construir una casa, y una vida virtuosa, los cimientos deben ser firmes. A veces es difícil encontrar la información correcta para formar adecuadamente la conciencia. A menudo, muchos católicos de buena voluntad terminan confundidos al leer la llamada “doctrina católica” sobre la AMS. El cardenal Ratzinger, cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, aludió a esto diciendo que “todo alejamiento de la enseñanza de la Iglesia, o el silencio acerca de ella, so pretexto de ofrecer un cuidado pastoral, no constituye una forma de auténtica atención ni de pastoral válida”. [22] Los obispos canadienses comentaron sobre el tema de los jóvenes y la AMS que “evadir las preguntas difíciles o diluir la enseñanza de la Iglesia es siempre un daño. Tales actitudes pueden conducir a los jóvenes a un grave peligro moral”. [23] Los obispos de los Estados Unidos también advierten que “hay rasgos específicos a la cultura occidental contemporánea que inhiben la recepción de la enseñanza de la Iglesia sobre cuestiones sexuales en general y sobre la homosexualidad en particular”. [24]

Es necesaria una formación correcta de la conciencia. Visto como, “eres lo que comes”, una persona con AMS debería cuidar las fuentes de información que usa. Incluso las organizaciones científicas reconocidas pueden manejarse con algún sesgo o prejuicio, y presentar datos según su propio “credo” o sistema de creencias. [25] A este respecto, las palabras del Papa Francisco son bastante aleccionadoras: “Vivimos en una sociedad de la información que nos satura indiscriminadamente de datos, todos en el mismo nivel, y termina llevándonos a una tremenda superficialidad a la hora de plantear las cuestiones morales. Por consiguiente, se vuelve necesaria una educación que enseñe a pensar críticamente y que ofrezca un camino de maduración en valores”. [26]

Para llegar a lo más profundo de la conciencia, es importante cultivar la interioridad que se nutre de los periodos de silencio, en la contemplación atenta y orante de la Palabra, en el sustento obtenido de los sacramentos y en la enseñanza de la Iglesia” [27] Se necesita tener mucho cuidado al seleccionar el material y la información que se utilizará para formar la conciencia. Y no debemos sorprendernos de encontrar tanta información contraria, como lo señaló san John Henry Newman en su obra sobre la conciencia, cuando dijo que, “el sentido del bien y del mal, que es el primer elemento de la religión, es tan delicado, tan inconstante, tan fácilmente desconcertado, oscurecido, pervertido, tan sutil en sus métodos argumentativos, tan impresionable por la educación, tan sesgado por el orgullo y la pasión, tan inestable en su curso” que necesitamos la ayuda de la Iglesia y su Magisterio. [28]

Oración

La oración es una de las cinco metas de Courage. Sin la oración, no se puede tener la fortaleza o la gracia para vivir castamente. Es en y a través de la oración que nos sentimos amados, acogidos y aceptados en nuestros límites y debilidades. También recibimos la gracia para seguir recorriendo el camino cristiano en el seguimiento de Jesús. El Catecismo de la Iglesia Católica subraya que, “Orar es una necesidad vital: si no nos dejamos llevar por el Espíritu, caemos en la esclavitud del pecado”. [29] Sin la oración, no podemos vivir castamente. San Alfonso María de Ligorio reconocía el gran poder de la oración en la lucha contra las tentaciones de la carne:

Conviene sobre todo que estemos persuadidos que nadie podrá vencer las tentaciones impuras de la carne si no se encomienda al Señor en el momento de la tentación. Tan poderoso y terrible es este enemigo que cuando nos combate se apagan todas las luces de nuestro espíritu y nos olvidamos de las meditaciones y santos propósitos que hemos hecho, y no parece sino que en esos momentos despreciamos las grandes verdades de la fe y perdemos el miedo de los castigos divinos. Y es que esa tentación se siente apoyada por la natural inclinación que nos empuja a los placeres sensuales. Quien en esos momentos no acude al Señor está perdido. La única defensa contra esta tentación es la oración. [30]

Desde luego, la oración no es solo necesaria para luchar contra la tentación, sino también para enamorarse y permanecer enamorados de Jesús. “Enamórate, permanece enamorado y eso lo decidirá todo”. [31]

Castidad

Como hemos destacado, el consejo de mantener un corazón puro será, a menudo, contracultural, ya que “Hay muchas fuerzas en nuestra sociedad que promueven una visión de la sexualidad en general, y de la homosexualidad en particular, que no están de acuerdo con el propósito y plan de Dios para la sexualidad humana”. [32] Algunos pasajes del Magisterio de la Iglesia pueden ayudar a aclarar cuál es la meta de la castidad. “La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana. La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado”. [33] El Pontificio Consejo para la Familia escribió:

La castidad es la afirmación gozosa de quien sabe vivir el don de sí, libre de toda esclavitud egoísta. Esto supone que la persona haya aprendido a descubrir a los otros, a relacionarse con ellos respetando su dignidad en la diversidad. La persona casta no está centrada en sí misma, ni en relaciones egoístas con las otras personas. La castidad torna armónica la personalidad, la hace madurar y la llena de paz interior. [34]

Vivir castamente ayuda a la persona que experimenta AMS a integrarse más. Las heridas del pasado pueden sanar y los daños restaurarse, como describió san Agustín, “La castidad nos recompone; nos devuelve a la unidad que habíamos perdido dispersándonos”. [35]

La castidad comienza en el corazón y en la mente. Orar con la Palabra de Dios puede brindarnos un buen material para reflexionar. Si nuestras mentes están “vacías”, pueden divagar más fácilmente. No debemos desalentarnos demasiado si vienen las tentaciones, como, por ejemplo, recordar a un amigo con afecto, luego con un poco más de afecto, luego... ¡es mejor cambiar de pensamiento antes de que suba de tono! Una tentación no es aún un pecado, así que, si somos rápidos y ágiles, podemos intervenir antes de que ocurra un pecado al nivel del pensamiento. Desde luego, lo que debe evitarse es envenenar la mente y el corazón viendo pornografía.

Evitar la pornografía

Se debe tener cuidado de evitar ver pornografía. La máxima es válida y cierta —No pensarás en aquello que no ves. Si en el área de los pensamientos es ya un reto, imagínense lo imposible que se vuelve tener pensamientos castos si se consume veneno a diario. El profeta Jeremías anunció: “Pues la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios” (Jeremías 9, 20). San Alfonso María de Ligorio, comentando este pasaje, escribió: “Porque, así como para defender una plaza no basta con cerrar sus puertas si se deja que el enemigo entre por las ventanas, así de nada nos valdrán los otros medios para conservar la castidad si no tenemos la preocupación de cerrar los ojos”. [36] Los ojos son las ventanas del corazón. Así que, “Con todo cuidado vigila tu corazón, porque de él brotan las fuentes de la vida” (Proverbios 4,23).

Amistades sanas

“La virtud de la castidad se desarrolla en la amistad”. [37] Es hermoso tener buenos amigos, como compañeros del camino, para compartir las alegrías y los altibajos. Si una persona ha vivido una vida sexual muy activa, puede que no sea tan fácil volver a, o descubrir la belleza y la riqueza de las amistades no eróticas. ¡Pero vale la pena el esfuerzo! Por eso, los obispos canadienses recomiendan “que cultiven amistades virtuosas y castas, aunque no exclusivamente con otras personas del mismo sexo. La verdadera amistad mejora tu capacidad de vivir castamente, mientras que el vivir aislado, miedo o amargura socava una vida saludable y santa”. [38]

Es por esto que el apostolado Courage es tan importante. A través de nuestras reuniones, conferencias, retiros y días de recogimiento y oración, desarrollamos amistades duraderas con otras personas que son verdaderos compañeros de camino; comprendemos las batallas de los demás y compartimos las mismas metas con la esperanza de vivir un día el gozo eterno con Cristo, a través de su gracia y en fidelidad a la enseñanza auténtica de Su Iglesia. (Srta. T)

Encontrar una misión

Todo el mundo necesita una misión. No es solo un complemento opcional de la vida cristiana, sino algo esencial. Básicamente, la misión nos salva de... ¡nosotros mismos! Cuando comienzo a abrir mis ojos a las necesidades de los demás, empiezo a liberarme del egocentrismo excesivo. La mujer que experimenta atracción al mismo sexo, al ser miembro de la Iglesia que, por naturaleza, es misionera y va en salida, se beneficiará al participar en la misión ya que la realización de obras apostólicas y caritativas es un elemento de valor comprobado”. [39] Es interesante la manera en que el Papa Francisco habla de la misión. ¡Nos recuerda a todos que somos una misión, no que tenemos una misión! “Es un mandato que nos toca de cerca: yo soy siempre una misión; tú eres siempre una misión; todo bautizado y bautizada es una misión”. [40] En otro momento, nuestro Papa escribe, “Soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo”. [41] Me gusta decir este mantra cuando me siento desanimada. En vez de repetir “Soy una misión imposible”, mejor me quedo con “¡Soy una misión en esta tierra!” San John Henry Newman lo explica de esta manera:

Cualquiera que respire...tiene una misión, tiene una obra. No fuimos enviados a este mundo para nada; no nacemos al azar... Dios nos ve a cada uno de nosotros; Él crea cada alma, la insufla en el cuerpo, una por una, con un propósito. Él necesita —se digna necesitar— a cada uno de nosotros. Tiene un fin para cada uno de nosotros... Así como Cristo tiene su obra, nosotros también tenemos la nuestra; como Él se regocijó en hacer Su obra, también nosotros debemos regocijarnos en hacer la nuestra.

Algunas misiones particulares podrían incluir el ayudar en un capítulo de Courage, brindar apoyo y ánimo a otra mujer que experimente AMS, o ayudar en algún proyecto caritativo de la parroquia local. El Espíritu Santo siempre nos mostrará el camino cuando pidamos ayuda —hay mucho trabajo por hacer, ya que la mies es mucha, pero los obreros pocos.

Viendo las características de las mujeres que experimentan AMS, necesitamos ayuda para atender las heridas que nos llevan a buscar afirmación, intimidad y unión con las mujeres. Sí, necesitamos la verdad de las enseñanzas de la Iglesia, pero también la belleza y la guía delicada de buenos sacerdotes y laicos. Sí, necesitamos una misión, necesitamos servir a los demás para levantar la mirada de nosotras mismas. Luego necesitamos que se nos anime, no solo a ayudar en nuestra parroquia, sino a ser mujeres magnánimas. Una mujer magnánima está dispuesta a hacer algo grande e incluso difícil; se esfuerza por hacer lo que es digno de honor, sin embargo, no piensa mucho en los honores del mundo; es agradecida, humilde, generosa, confiada en el favor de Dios y fuerte en la esperanza (Srta. J.)

Dirección espiritual

La Tradición de la Iglesia siempre le ha dado importancia a la dirección espiritual o a algún tipo de acompañamiento espiritual en el camino. ¡La dirección espiritual no solo ayuda a evitar desastres! También ayuda a saber hacia dónde sopla el Espíritu para que podamos izar las velas y navegar. La dirección espiritual frecuente definitivamente ayuda a allanar los montes (los obstáculos en nuestro camino, como el orgullo), y a rellenar los valles (para ajustar de alguna manera nuestros defectos, fallas y lo que nos falta).

Como señaló el P. John Harvey:

Además, por medio de la dirección espiritual frecuente, la persona con AMS puede formular y comenzar a vivir este plan de vida. A menudo, las personas con AMS han experimentado ya la soledad y la insatisfacción de cualquiera de los dos patrones de la actividad sexual, es decir, la promiscuidad o una relación estable con una persona del mismo sexo. Insatisfechas con estas experiencias, están listas para escuchar la propuesta amable de un nuevo enfoque, por difícil que parezca. La tarea del director espiritual es mostrarle a la persona con AMS que es posible vivir una vida casta y feliz sin aislarse de la sociedad.

Parte del desafío consiste, entonces, en encontrar un buen director espiritual.

Aunque la dirección espiritual es sumamente valiosa, puede ser complicada para las mujeres con AMS. Ellas pueden sentir aversión hacia los hombres, especialmente hacia aquellos en posiciones de autoridad, o tener miedo de acercarse demasiado a una directora espiritual. Así que no bastará cualquier director espiritual (Srta. J)

Conclusión

Una mujer católica con AMS que desea seguir los pasos de Cristo en nuestro clima social actual deberá tener determinación. Habrá muchas voces que buscarán desanimarla, no solo de fuera, sino tristemente también dentro de la Iglesia. Las palabras de la Carta a los Hebreos son alentadoras: “No pierdan entonces la confianza, a la que está reservada una gran recompensa” (Hebreos 10, 35); y también de San Pablo: “¿No saben que en el estadio todos corren, pero uno solo gana el premio? Corran, entonces, de manera que lo ganen” (1 Corintios 9, 24-25). El Catecismo de la Iglesia Católica también da ánimo a las personas con AMS: “Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana”. [42] Lo que también es muy alentador en el camino cristiano, especialmente cuando sentimos el peso de la cruz, es recordar que detrás de nosotros y de cada uno de nuestros pasos, hay muchas vidas a las que podemos inspirar con nuestra perseverancia.

Termino con un pasaje de la vida de Santa Teresa de Lisieux. En su lecho de muerte estaba orando con el Cantar de los Cantares (1, 4) donde dice: “Llévame contigo. ¡Corramos!”. Jesús le ayudó a entender que entre más se acercaba a Él, aquellos a quienes ella amaba, más le seguirían a Él también. Lo explica así en sus propias palabras:

Jesús me ha dado un instrumento sencillo para cumplir mi misión... Me ha hecho entender esta palabra de los Cánticos: «Atráeme, nosotros corremos al efluvio de tus perfumes». Oh, Jesús, por lo tanto, tampoco hay que decir: «Atrayéndome, atrae las almas que amo». Esta simple palabra: «Atráeme» es suficiente. Señor, lo entiendo: cuando un alma se ha dejado atraer por el olor embriagador de tus perfumes, no puede correr sola, todas las almas que ama son arrastradas detrás de ella. Esto sucede libremente, sin esfuerzo, es una consecuencia natural de su atracción hacia ti. [43]

Al andar por el camino de la santidad, conscientes de que esto también implica cargar la cruz cada día (véase Lucas 9, 23), una mujer que desea vivir castamente siguiendo el llamado de todos los bautizados, también está abriendo un camino de salvación para muchas otras personas. [44] Esto requiere un poco de esfuerzo, determinación, perseverancia, valentía y, sobre todo, la gracia de Dios.

Que la Santísima Virgen María nos siga animando en este camino de redención.

 

El artículo del P. James McTavish “Same Sex Attraction in Catholic Women who Desire to Live  Chastely” fue traducido por Courage Internacional y publicado en inglés el 26 de enero del 2024 en la revista en línea Homiletic & Pastoral Review:  

https://www.hprweb.com/2024/01/same-sex-attraction-in-catholic-women-who-desire-to-live-chastely/   


Referencias y notas: 

  1. Catecismo de la Iglesia Católica, 2357-2359. El Catecismo tiene cuatro párrafos sobre la AMS. La AMS femenina es una cuestión pastoral creciente, pero aún no existen documentos específicos del Magisterio dedicados exclusivamente a este tema. 
  2. Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, “Ministerio a las personas con inclinación homosexual: Directrices para la atención pastoral”, 8.
  3. Catecismo de la Iglesia Católica, 2339.
  4. San Agustín, Serm. 293, citado por San Alfonso María de Ligorio, “Sobre la castidad del sacerdote”, La dignidad y santidad sacerdotal.
  5. San Alfonso María de Ligorio, “Sobre la castidad del sacerdote”, La dignidad y santidad sacerdotal.
  6. Catecismo de la Iglesia Católica, 2357.
  7. Courage Internacional, Manual de capellanes de Courage y EnCourage, 64 [en la versión en español].
  8. Asociación Americana de Psicología. “Sexual Orientation & Homosexuality” (“Orientación sexual y homosexualidad”).
  9. The Tablet, un periódico semanal católico influyente publicado en Londres, parece haber caído en este error en un editorial reciente titulado, “Homosexuality – A Church teaching with shaky foundations” (“Homosexualidad –Una enseñanza de la Iglesia con cimientos precarios), que categórica, pero equivocadamente, dice que la homosexualidad “ahora se entiende como una orientación innata y para toda la vida”. Esta declaración en sí misma es bastante precaria, ya que no existe ninguna investigación creíble en el campo que respalde tal declaración. The Tablet, 2.
  10. Andrea Ganna et al., 2019. “Large-scale GWAS” (“EAGC de gran escala”), 76-93.
  11. Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, 16.
  12. Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, 3.
  13. Catecismo de la Iglesia Católica, 2357.
  14. Papa Francisco, 28 de enero del 2023. Osservatore Romano, “Lettera del Papa a padre James Martin su omosessualità e peccato”: Aquí se puede leer una traducción al español de la carta del Papa: https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2023-01/papa-francisco-carta-padre-james-martin-homosexualidad.html
  15. Por ejemplo, en el Catecismo de la Iglesia Católica (núm.1860) encontramos que, “La ignorancia involuntaria puede disminuir, y aún excusar, la imputabilidad de una falta grave, pero se supone que nadie ignora los principios de la ley moral que están inscritos en la conciencia de todo hombre. Los impulsos de la sensibilidad, las pasiones pueden igualmente reducir el carácter voluntario y libre de la falta, lo mismo que las presiones exteriores o los trastornos patológicos”.
  16. Office For National Statistics (Oficina de Estadísticas Nacionales). En la encuesta sobre orientación sexual, Reino Unido: 2018, “Los hombres (2.5%) eran más propensos a identificarse como LGB que las mujeres (2.0) en el 2018”.
  17. John F. Harvey, Same Sex Attraction: Catholic Teaching and Pastoral Practice [Atracción hacia el mismo sexo: Doctrina católica y práctica pastoral]. New Haven, CT: Knights of Columbus Supreme Council, 2007, 34.
  18. Véase Sharon C. Wilsnack et al., “Characteristics of childhood sexual abuse” (“Características del abuso sexual infantil”), 260-265.
  19. Janelle Hallman, The Heart of Female Same-Sex Attraction [El corazón de la atracción femenina hacia el mismo sexo] (Westmont, IL: InterVarsity Press, 2008). Los siguientes puntos en mi sección “dependencia emocional” se tomaron de las páginas 100-104.
  20. Incluso el Catecismo de la Iglesia Católica señala que “Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado” (2357).
  21. Para una visión más completa, véase Timothy G. Lock, “Same-Sex Attractions” (“Atracciones hacia el mismo sexo”) 265-270.
  22. Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, 15.
  23. Conferencia Episcopal Canadiense, “Pastoral Ministry to Young People with Same-Sex Attraction,” (“Ministerio Pastoral a Jóvenes con Atracción hacia el Mismo Sexo”), 16.
  24. Conferencia Episcopal de los Estado Unidos, Ministry to Persons with a Homosexual Inclination” (“Ministerio a las personas con inclinación homosexual: Directrices para la atención pastoral”), 14.
  25. Un ejemplo de esto sería la declaración de la Asociación Médica Mundial de que la homosexualidad es una variación natural de la sexualidad humana. Véase: https://www.wma.net/es/que-hacemos/derechos-humanos/lgbt/
  26. Francisco, Evangelii gaudium, §64.
  27. Sínodo de los obispos, “Young People” (“Jóvenes”), 108.
  28. John Henry Newman, A letter addressed to his Grace (traducido como: “Carta al Duque de Norfolk”), 60.
  29. Catecismo de la Iglesia Católica, 2744.
  30. Véase Joseph Oppitz, Alphonsus Liguori: The Redeeming Love of Christ – Selected Writings (Alfonso María de Ligorio: El amor redentor de Cristo-Obras selectas) New York, NY: New City Press, 70–71.
  31. A menudo atribuida al P. Pedro Arrupe, SJ, pero, de hecho, se cree que es una cita de Joseph Whelan, SJ. “Enamorarse”.
  32. Conferencia Episcopal de los Estado Unidos, “Ministry to Persons with a Homosexual Inclination” (“Ministerio a las personas con inclinación homosexual: Directrices para la atención pastoral”), 1.
  33. Catecismo de la Iglesia Católica, 2339. Por favor, nótese que me he tomado la libertad de modificar la redacción para favorecer a la audiencia femenina.
  34. Pontificio Consejo para las Familias, “Sexualidad humana: verdad y significado”, 17.
  35. San Agustín, citado en el Catecismo de la Iglesia Católica, 2340.
  36. Alfonso María de Ligorio, “Sobre la castidad del sacerdote”, La dignidad y santidad sacerdotal.
  37. Catecismo de la Iglesia Católica, 2347.
  38. Conferencia Episcopal Canadiense, “Pastoral Ministry to Young People with Same-Sex Attraction,” (“Ministerio Pastoral a Jóvenes con Atracción hacia el Mismo Sexo”), 22.
  39. John F. Harvey, Same Sex Attraction: Catholic Teaching and Pastoral Practice [Atracción hacia el mismo sexo: Doctrina católica y práctica pastoral], 23. Es importante considerar qué tipo de misión puede ayudar de la mejor manera a estas mujeres que experimentan AMS. ¿Qué tipo de actividad misionera puede ayudar a tratar las heridas que las llevan a buscar afirmación, intimidad y unión con otras mujeres?
  40. Francisco, “Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo”, Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2019. https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/missions/documents/papa-francesco_20190609_giornata-missionaria2019.html
  41. Francisco, Evangelii gaudium, 273.
  42. Catecismo de la Iglesia Católica, 2359.
  43. P. Antonio Maria Sicari, “Santa Teresa del Niño Jesús y los sacerdotes”. https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cclergy/documents/jub_preti_20000517_sicari_sp.html
  44. Estoy muy agradecido con Rossana Goñi-Cuba de Courage Internacional (español) por alentarme a escribir este ensayo. Courage Internacional es un apostolado con aprobación eclesiástica que ofrece apoyo a quienes experimentan atracciones hacia el mismo sexo (visite www.couragerc.org/espanol). También estoy en deuda con la Srta. T. y la Srta. J., mujeres católicas con AMS y miembros activos de Courage, que revisaron este ensayo. Sus comentarios fueron extremadamente útiles y esclarecedores, por lo que los incluí en el artículo. Brindan profundidad y muestran la perspectiva de mujeres que han experimentado los desafíos de la AMS y la integración que resulta del esforzarse en ser fieles a las enseñanzas de la Iglesia Católica en el seguimiento de Cristo.

Perfil del autor:

El P. James McTavish es sacerdote misionero de la Fraternidad Misionera Verbum Dei. Antes de entrar en la vida consagrada, estudió medicina en la Universidad de Cambridge (Inglaterra) y se licenció como Doctor en Medicina. Trabajó como cirujano y fue nombrado miembro del Real Colegio de Cirujanos de Edimburgo (FRCSEd). Estudió Teología Moral (Universidad - Alphonsianum) y Bioética (Universidad - Regina Apostolorum) en Roma. Ha publicado 75 artículos en revistas internacionales y ha escrito varios libros. Su dirección de correo electrónico para correspondencia es: jamesverbumdei@gmail.com


¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza! (Secuencia pascual) 

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
(Secuencia pascual) 

Por Yara Fonseca*   

La liturgia del tiempo pascual nos ofrece un antiguo himno, conocido por el título Victime paschali laudes, que nos introduce en el gozo de ser partícipes de la resurrección de Cristo.   

Este himno, compuesto en el año 1048, bien puede ayudarnos hoy a profundizar en la grandeza inmerecida del don pascual.  Inicia con una referencia a la espiritualidad del Antiguo Testamento para comparar a Cristo con el cordero sacrificado en la pascua judía. Quiere que reconozcamos que Jesucristo crucificado es el verdadero Cordero, inmolado por nuestros pecados, vencedor de la muerte para salvarnos y para unirnos en una nueva alianza con el Padre celestial.    

Con palabras poéticas también explica que el misterio pascual fue lucha: Lucharon vida y muerte en singular batalla y muerto el que es la vida, triunfante se levanta. Aquí la vida es Cristo mismo y la muerte es todo el mal del mundo y del corazón humano. Paradójicamente, la Vida vence muriendo, pues renace triunfante en la mañana gloriosa, conquistando para todo hombre y mujer la certeza de que ni el mal ni la oscuridad prevalecen. Con toda seguridad podemos afirmar y saltar de gozo pues nuestra fe no es vana, ¡Cristo ha resucitado! (1Cor 15,14).    

Esta certeza hace que el himno interpele a María Magdalena, mujer que tanto amó a Jesús. ¿Qué has visto de camino, María en la mañana? Esta mujer va al sepulcro, como testifica el Evangelio de San Juan, con la intención de rendir homenaje al Maestro a quien amó con gratitud por las muchas maravillas obradas en su vida. Y como el amor divino no se deja ganar en generosidad, ella es elegida para ser testigo de la resurrección, la primera en recibir esta buena noticia, convirtiéndose en la apóstol de los apóstoles.    

Entonces el autor del himno pone palabras bellas en los labios de la Magdalena: A mi Señor glorioso, la tumba abandonada; los ángeles testigos, sudarios y mortajas. Nuestra apóstol enumera todas las maravillas que presenció y concluye con una expresión profunda de gozo y fe: ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!  

Dejemos que esta certeza de María Magdalena sea hoy nuestra certeza, para que su gozo sea también el nuestro. Jesús, nuestro Amor, ha resucitado, la tumba vacía es un testimonio irrefutable de que sus promesas fueron cumplidas y transforman nuestras vidas. Podemos vivir en la paz y seguridad de su amor que es fuente de vida en abundancia (Jn 10,10) y es triunfo para todas nuestras luchas personales.     

Muchas veces experimentamos el peso de nuestras cruces, sentimos desesperanza al mirar aquellos lugares muertos de nuestros corazones y en definitiva sentimos miedo de la muerte que nos espera. Estos sentimientos muy humanos pueden ser vivificados en el misterio pascual y nosotros también podemos exultar de gozo, proclamando que nuestro amor y nuestra esperanza ha resucitado. Y si Cristo ha resucitado, con Él nosotros también somos vencedores, el pecado y la muerte no nos determinan. Somos fragilidad renovada por un amor que hizo nuevas todas las cosas (Ap 21,5) y nos hace vivir de y en su misma Vida.    

Desde esta certeza, el himno prosigue con una invitación: Venid a Galilea, allí el Señor aguarda. Acojamos esta invitación en este tiempo de Pascua, aprovechemos estos cincuenta días de gracia para dejar todo lo que nos ata e ir al encuentro de Jesús que nos espera en nuestras galileas, en las diversas circunstancias de nuestra vida cotidiana, para ahí manifestar su gloria y darnos su vida resucitada. Es en estas galileas donde también somos convocados a anunciar sus maravillas a nuestros hermanos y hermanas, pues la certeza de que nuestro Amor y Esperanza ha resucitado no puede ser contenida, es una alegría desbordante que se comunica con nuestro testimonio de vida y con la predicación del Evangelio.    

Los últimos versos del himno expresan una confesión de fe en la resurrección y desde ello eleva una plegaria que hoy también puede ser nuestra: Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa.    

Mirando a Jesús Resucitado podemos confiarle todas nuestras miserias, seguros de que Él no nos abandona, al contrario, venció a la muerte para darnos nueva vida. Somos la causa y la razón de Su entrega pascual y si con Él morimos, con Él también vivimos y somos bendecidos con su victoria. Nuestra vida nunca más será la misma, porque la Vida nos ama e intercede por nosotros.   

 


* Yara Fonseca es consagrada de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación y reside en Brasil con su comunidad.  


“¡La vida es grandiosa y con Dios, mucho más!” - Testimonio de un miembro de Courage en México

“¡La vida es grandiosa y con Dios, mucho más!
Testimonio de un miembro de Courage en México

 

¡Hola a todos! Soy Rafael, vivo en Puebla, experimento atracción al mismo sexo (AMS) y quisiera compartir con ustedes un poco sobre cómo he vivido durante todos estos años mi situación. 

Siempre he tenido una lucha constante con el tema de la castidad, preguntándome por qué no puedo ejercer mi sexualidad con alguien más, o tener una pareja, fantaseando en mi mente siempre la posibilidad de poder tener una relación bonita con otro chico. Principalmente, me preguntaba por qué debía hacer caso a la Iglesia que nos dice que el acto homosexual es pecado.   Sin embargo, desde los 25 años, cuando me metí en este “rollo”, hasta hoy que ya tengo 44 años, he descubierto que esa “posibilidad” no es posible, ni es el camino de liberación y felicidad. 

Cuando era joven, como muchos, empecé a descarriarme.  Comencé a ir a antros, consumir alcohol, conocí a muchas personas y, junto con esto, iba siempre creando una fantasía en mi mente. Esto me sucedió hasta que toqué fondo y empecé a preguntarme si realmente era feliz, experimentando vacío, soledad, tristeza y que ya la vida no tenía sentido, o al menos no era como lo esperaba.  Me di cuenta de que era una persona herida y que esta forma de vida cegaba totalmente mi percepción de lo que es realmente vivir. 

Creo que el detonante que me hizo tomar conciencia de que necesitaba hacer un cambio en mi vida fue cuando tuve una crisis de ansiedad. No estaba creciendo, no me sentía bien.   Fue entonces que busqué la ayuda de una psicóloga y pude comprender que no estaba trascendiendo y esto sucedía porque estaba centrando toda mi vida en el aspecto sexual, perdiéndome de los grandes momentos que tiene la vida, como la maduración, el amor, el servicio.  Estaba muy centrado en mí mismo, en mi ego, y vivía ensimismado. Todos esos pensamientos eran egoístas y no me ayudaban a crecer humanamente y me agobiaban tanto que terminaron boicoteándome, convirtiéndose en una carga mental.   

Me costó mucho trabajo entender que, en primera instancia, la vida no puede estar supeditada a la sexualidad. Antes que eso, debo amarme a mí mismo, entender mi dignidad de ser hombre, comprender que, aunque soy una persona herida, eso no cambia mi condición de hijo de Dios, sino al contrario, me regala la oportunidad de reconocer que valgo igual que todos ante los ojos y el corazón de Dios Padre.  Cuando empecé a darme cuenta de eso, todo vacío, toda herida, comenzó a sanar, y se fue llenando mi corazón. 

Otro paso importante fue contarles a mis padres acerca de mí. Yo pensaba que esta situación de AMS iba a defraudarlos o a opacar la imagen que tenían de mí.  Yo pensaba “esto es algo muy mío”, entonces no tenía por qué compartirlo.  Imaginaba mil cosas, “he sido el hijo ejemplar, el más inteligente, el sobresaliente en todo”; tenía muchas ideas equivocadas.   El día que me atreví a decírselo a mis padres, yo era un mar de lágrimas.  Ellos sufrían conmigo porque se daban cuenta de la crisis existencial que sentía en el corazón, y yo sinceramente esperaba la peor reacción de ellos.  Pero cuando se los expresé, mi mamá me dijo cosas tan bonitas que yo me quedé muy conmovido; y de mi papá ni se diga, sus palabras fueron consoladoras.  A partir de ese día experimenté mucha sanación interior. 

Cuando estaba experimentado esa crisis de ansiedad en el que buscaba ayuda por muchos lados, por azares del destino encontré a Courage en internet, y ahí se me ofreció una “alternativa”, me contacté y fui invitado a un retiro.  Esa primera experiencia me abrió muchísimo el panorama porque conocí a más personas que experimentaban AMS y compartían su testimonio. 

En el apostolado Courage he podido aceptar y confrontar mi realidad, esa falta de aceptación de lo que soy.  He aprendido que no soy un hombre perfecto y que puedo vivir feliz y plenamente como el hijo amado de Dios que soy.   En Courage comparto con otros en nuestro capítulo en línea lo que hago o pienso, los errores que sigo cometiendo y cómo, a pesar de eso, aun sigo experimentando la fidelidad de Dios, sigo experimentando su gran amor, que me perdona.  Eso me motiva a seguir adelante, y a decirme a mí mismo: “sí se puede vivir la castidad”, sí puedo amarme a mí mismo. 

Me ha ayudado mucho recibir los sacramentos de la Iglesia, especialmente la Eucaristía y la Confesión. Recuerdo que un primer consejo que me ayudó mucho fue que fuera a confesarme. Esa idea me había paralizado completamente, pues yo pensaba “¿por qué tengo que acusarme con alguien?” Sin embargo, cuando me atreví a hacerlo y fui con el sacerdote y le conté de mí, mi experiencia interior fue muy diferente a lo que pensé. Fue muy liberador y experimenté un gran descanso y paz, a pesar de que me temblaba la voz cuando me confesé. 

También es un descanso para el alma tener una relación continua, honesta y verdadera con Papá Dios. Dedicarle tiempo a la oración personal me ha llenado demasiado y me ha servido pasar mucho tiempo con Él en la soledad para encontrarme a mí mismo, para saber quién soy a Sus ojos y reconocer lo que valgo.  Todo esto me ha dado una seguridad continua que sacia mis anhelos emocionales y me da la certeza que Él está pendiente de mí minuto a minuto. No necesito nada más. Y si, además, estoy ayudando a otros continuamente, sirviendo, viviendo la caridad hacia los demás, como lo dice la segunda meta de Courage, esto me ayuda a crecer de una manera tan profunda que la paga única es la satisfacción de ver a alguien que está feliz por cualquier acto de bondad que yo pueda hacer. En Courage encuentro un espacio donde mi corazón puede seguir sanando con la ayuda de Dios y la oración de los hermanos de capítulo. 

Sé que cada persona es única y que todos somos diferentes, pero creo que la vida y obviamente Dios mismo, nos invitan a redescubrirnos, a darnos cuenta de lo que valemos, de lo que somos capaces de hacer, si realmente lo queremos y confiamos en Dios. 

Hermano aprende a caminar con Jesús, que él vaya a tu lado siempre. Siéntelo, no solo pienses en Él. Imagina que va contigo, donde tú vayas.  ¡Solo Dios basta!  ¡Ánimo! ¡Sigue adelante! Lucha por tu ideal, aprende, llora, cáete, levántate. ¡La vida es grandiosa y con Dios, mucho más!  

Un abrazo en Cristo. 


Las Siete "C" que ayudan a padres de hijos que experimentan atracción al mismo sexo

Las Siete "C" que ayudan a padres de hijos
que experimentan atracción al mismo sexo

Por un matrimonio miembro de EnCourage

Hay dos palabras que nos han ayudado mucho a guiar nuestro hacer y ser. Se trata de la necesidad de equilibrio entre la Caridad y la Claridad principalmente porque es nuestra vocación estar al lado de nuestros hijos para guiarles con claridad y caridad, sin rechazarles ni a ellos ni a la Verdad.  

Dios nos enseña el camino. Queremos compartir con todas las familias 7 claves que empiezan con la letra ‘C’, una lista de palabras que ha ido aumentando con el tiempo, fruto de nuestras reuniones en EnCourage. A nosotros nos ayudan a aclarar el camino a seguir en nuestro día a día; esperamos que a vosotros también os ayuden.  

1. Confianza en Cristo

Todos los días hay momentos de debilidad y dudas, pero nuestra fe nos da la fortaleza para empezar de nuevo, cada día. Nos damos cuenta de que con nuestras propias fuerzas no podemos hacer nada. Aprendemos que es preciso ser más humildes y luchamos contra la soberbia de pensar que podamos controlar todo. Debemos tener Confianza en los tiempos de Dios y el plan que Él tiene para nosotros y para nuestra familia. ¡Todo es posible cuando descansamos en Dios!

2. Coraje

Es importante crecer para ser luz y ser fuente de claridad. Cada día con la esperanza de volver a la luz del Sagrario. Nuestros hijos son obra de Dios y están en manos de Dios. Hay que tener el Coraje de formarse en la fe con tranquilidad y sin prisa, disfrutando del camino.

3. Claridad

Es nuestro deber rescatar a las personas que han caído víctimas de las ideologías, y que tienen heridas profundas. El mundo les aplaude, alaba, y anima, porque en realidad no importan para el mundo. Son utilizados para la confusión. Seamos oportunidad de verdad con Claridad. Y seámoslo mediante la vida, más que mediante las palabras. Fachere, non dicere, vivere non fachere.

4. Caridad

Misericordia, piedad, amor (querer el bien del otro), fiesta en común (eso significa Ahavá אהבה). Es nuestra vocación estar al lado de nuestros hijos para guiarles con claridad y Caridad, sin rechazarles ni a ellos ni a la Verdad. ¿Cómo lograr ese difícil equilibrio? En Cristo. Dios nos enseña el camino. Deus Caritas est.

5. Cercanía

Nuestra meta es siempre mantener una buena relación con nuestros hijos mediante la Cercanía, superando nuestras proyecciones y expectativas, frustraciones y anhelos, perseverando en las pequeñas cosas que mantienen los fuertes vínculos familiares que siempre hemos tenido y reparando los vínculos que hayan quedado dañados en algún momento.

6. Cordura

Es importante evitar las discusiones. Convencer mediante el ejemplo y no a través de lecciones y las palabras. Las decisiones que escojan nuestros hijos son su libertad. Hay que ayudarles con Cordura para alcanzar su fin (su telos), su propósito. Ayudándoles a que encuentren su verdadero ser. Se necesita calma y paz para recuperar el hilo de la vida común, de la familia, del ser persona querida por Dios. Hay que mantener la Cordura para no obsesionarse con temas de ideología de género, que finalmente son una distracción en la lucha espiritual.

7. Cuidar

Cuidar es otra clave. Cuidar el lenguaje que usamos, los términos que usamos han de ser los correctos. Atracción al mismo sexo (AMS), esta inclinación o atracción es una parte de unos seres humanos maravillosos, esto solo es una característica, hay muchas más, no caigamos en el totalitarismo. No hay recetas, solo amor, solo esperar, solo estar, solo ser. Hay que tener cuidado de poner todo en perspectiva. Nos enfocamos en amar a Dios buscándolo en los demás. También hay que Cuidar mucho nuestro matrimonio y la relación con el resto de los hijos y amigos.


Cuaresma, desierto donde Dios nos habla al corazón

Cuaresma, desierto donde Dios nos habla al corazón

Por Yara Fonseca*

Estamos viviendo la Cuaresma, tiempo favorable de gracia para toda la Iglesia que camina hacia la celebración del misterio central de nuestra fe: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. La oración y las prácticas ascéticas del ayuno y de la limosna son verdaderas bendiciones para este tiempo, pues nos ayudan a centrarnos en lo esencial y a recorrer un camino de conversión y transformación interior.  

Muchas veces usamos la simbología del desierto para referirnos a este tiempo. La misma liturgia del primer domingo de Cuaresma nos invita a meditar en los cuarenta días en que Jesús, conducido por el Espíritu, se retiró a la soledad del desierto y enfrentó un duro combate contra Satanás y sus ángeles (ver Mt 4, 1-11).

¿Qué siento cuando miro la Cuaresma como un tiempo de desierto? Puede ocurrir que los primeros sentimientos evoquen un sentido de lucha, renuncia y austeridad. Sentimos que iniciamos un peregrinaje largo y exigente — quizá para algunos difícil —, donde avistamos en el horizonte días de esfuerzo espiritual redoblado. Sin dudas, es cierto que la Cuaresma subraya la dimensión ascética de la vida cristiana; sin embargo, es fundamental comprenderla desde el amor de Dios que siempre nos ama primero y de manera incondicional. Así, el desierto aparece como un lugar de encuentro, no de soledad. Lugar de libertad, no de ataduras. Lugar de triunfo, no de derrota. El libro del profeta Oseas puede ayudarnos a profundizar en esta verdad.   

Oseas fue un profeta que recibió de Dios el mandato de casarse con una prostituta llamada Gomer, quien, ya desposada y madre de tres hijos, regresa a la prostitución y es esclavizada. Entonces Dios pide al profeta que compre su libertad y nuevamente la reciba como esposa. La respuesta del profeta no tarda: "Yo la atraeré, y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón" (Os 2,14).

Si en Oseas vemos un relato profético del infinito amor de Dios por sus hijos, podemos comprender que la analogía de la Cuaresma y el desierto quiere primero subrayar que Dios nos ama tanto que quiere llevar nuestras almas a un tiempo privilegiado de encuentro con Él. Dios mismo quiere alejarnos de toda distracción para atraernos hacia Él y hablarnos al corazón. 

El Papa Francisco nos dice en el Mensaje de Cuaresma para este año que este es "un tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser ―como anuncia el profeta Oseas― el lugar del primer amor (cf. Os 2,16-17). Dios educa a su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida. Como un esposo nos atrae nuevamente hacia sí y susurra palabras de amor a nuestros corazones".

Comprender las prácticas cuaresmales como medios que nos ayudan a hacer esta experiencia del desierto es fundamental. ¡No abrazamos un esfuerzo redoblado de penitencia y oración para encontrar a Dios! Es porque Dios ya ha tocado nuestros corazones, atrayéndonos hacia Él, que experimentamos esta necesidad espiritual de dejar todo lo que es superfluo para caminar con mayor libertad hacia el encuentro con Él. Dios, hablándonos al corazón, despierta el deseo de estar con Él y de seguirlo en amistad. Es Él mismo quien despierta en cada corazón una atracción espiritual por la verdad, bondad y belleza que solo la vida espiritual es capaz de brindar. 

Nos dirigimos al desierto como enamorados de Dios, y aunque nos cueste, queremos hacer esta experiencia de enfocar nuestra atención en Él a través de un mayor compromiso con la oración, el ayuno y la limosna. Estas son prácticas que nos liberan de nuestra esclavitud, así como Gomer fue liberada por Oseas, y nos permiten escuchar a Dios que habla en el silencio de un corazón desapegado de los placeres e intereses mundanos. 

El recorrido cuaresmal es pedagógicamente extenso, buscando darnos el tiempo necesario para este peregrinaje interior de enamoramiento de Dios que nos permitirá tener un corazón más dispuesto para recibir la gracia pascual que se derrama en abundancia y que nos hace hombres y mujeres nuevos y liberados para el auténtico amor. 

 


* Yara Fonseca es consagrada de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación y reside en Brasil con su comunidad.

 


“Desde pequeño mi abuela me enseñó a rezar el rosario y leer la biblia” - Testimonio de un miembro de Courage en Ecuador


“Desde pequeño mi abuela me enseñó a rezar el rosario y leer la biblia”
Testimonio de un miembro de Courage en Ecuador

 

Un bendecido día mis queridos hermanos. Les saluda Johnny F., miembro de Courage en Guayaquil, Ecuador. A continuación, les comparto mi experiencia al ingresar al apostolado Courage.

Desde pequeño yo sentí que tenía una orientación sexual distinta a la de otros niños. Me criaron en una familia católica, mi abuelita de parte de padre acostumbraba a llevarme a misa desde pequeño y me enseñó con mucho amor a rezar el rosario y leer la biblia. Se aseguraron de que recibiera los sacramentos; era algo que me gustaba mucho. Especialmente me gustaba pertenecer a grupos de la Iglesia, participar del coro y rezar las novenas por los difuntos. Me hice devoto de nuestra Madre María en la advocación de la Virgen del Carmen.

Lamentablemente, en mi adolescencia, empecé a frecuentar cines para adultos, bares, discotecas, lugares con un ambiente no adecuado para mi edad, y comencé a beber mucho alcohol entre otras cosas. Comencé una vida de lujuria y vida activa homosexual junto a personas que no eran buenas influencias para mí. Incluso llegué a hacerme leer las cartas, leía horóscopos, etc. Viví muchos años en un ambiente así, y a pesar de que tenía una vida social activa y conocía muchas personas, sentía un vacío que nada lo llenaba, me sentía solo, desorientado y confundido.

Ante esa soledad y situación en la que me veía, hubo algo en mi corazón que me hizo optar por ir a la Iglesia en las tardes todos los días, al salir del trabajo. Fue uno de esos días, en la Catedral Metropolitana de mi ciudad cuando, en confesión, el padre Rómulo Aguilar me comentó acerca del apostolado Courage y me puso en comunicación con JM, un joven que participaba de este apostolado. Esto fue en el año 2014. ¡Pronto serán 10 años desde que tuve ese primer contacto con el apostolado! JM me invitó a comenzar a participar de las reuniones de Courage y ahí conocí gente maravillosa que, al igual que yo, pasaban por problemas y cuestionamientos en cuanto a su orientación sexual, pero que, a pesar de ello, buscaban tener una relación cercana con Dios y esforzarse por llevar una vida casta.

En las reuniones hemos compartido nuestras experiencias y, a la vez, recibido consejos para madurar en nuestras luchas espirituales. También he encontrado amistades que nos ayudan a sentir que no estamos solos y que se puede llevar una vida en santidad. Tengo amigos que ahora me dicen: ¡Vamos a la Iglesia! ¡Vamos a orar por nosotros y por los demás! También me es de gran ayuda tener la guía espiritual del P. Rómulo y me esfuerzo por recibir los sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación con mucha frecuencia. Mis amigos de Courage me han ayudado a levantarme después de las caídas, no solo con sus consejos, sino también con sus oraciones, siempre de la mano y la ayuda de Dios. Estoy muy agradecido de pertenecer a Courage y oro porque lleguen más integrantes, porque es posible tener amistades cristianas y de buen corazón a pesar de experimentar atracción al mismo sexo.

Para más información sobre el capítulo de Courage en Guayaquil, Ecuador, escriba a: guayaquil@couragelatino.org o por WhatsApp al número: +593 986762139


Iniciando el año pidiendo una mayor confianza en Dios

Iniciando el año pidiendo una mayor confianza en Dios

Por Yara Fonseca*

Hace pocos días iniciamos un nuevo año. Muchas veces aprovechamos esta ocasión para evaluar el año anterior y proyectarnos hacia lo que viene por delante. Los primeros días del año suelen estar acompañados por diversos sentimientos y experiencias interiores. Algunas veces miramos el año que se inicia con el deseo de que sea mejor y más llevadero que el que termina; otras veces tenemos expectativa y entusiasmo con lo que nos espera; pedimos a Dios que nos regale un año donde nosotros y nuestros seres queridos tengamos salud, paz y armonía, y pedimos éxito en todas nuestros proyectos y relaciones.

Este nuevo inicio, con todas sus emociones y sentimientos, no es solo un cambio de calendario, sino una oportunidad valiosa para experimentar de manera renovada el amor de Dios y su fidelidad hacia cada uno de nosotros. Es un momento privilegiado para buscar a Dios y reafirmar nuestra fe y confianza en su providencia paternal.

La certeza del amor de Dios hacia nosotros nos da seguridad, su cuidado trasciende cualquier circunstancia de vida y nos capacita para vivir con esperanza. El profeta Jeremías nos da palabras alentadoras con relación a la voluntad de Dios para sus hijos: “porque Yo conozco mis designios sobre vosotros, dice el Señor, designios de bienestar y no de desgracia, de daros un porvenir y una esperanza” (Jer 29,11).

La voluntad de Dios es que vivamos bien, que podamos participar de los dones y bendiciones que Él mismo constantemente nos ofrece. Nuestro Dios es un Dios vivo que regala vida en abundancia y que nos protege como a “la niña de sus ojos” (Salmo 17, 8).

Quizás nos pueda parecer extraño usar esta expresión para referirnos a la relación que Dios tiene con sus hijos, pero las Sagradas Escrituras, más concretamente el Antiguo Testamento, usa esta expresión que bien puede ayudarnos a profundizar en quienes somos para Dios. “La niña de los ojos” es la pupila, lugar muy sensible del cuerpo. Pensemos cómo los párpados la protegen. Basta que algún objeto se aproxime a nuestros ojos para que los párpados se cierren automática e inmediatamente. Además, de modo instintivo, solemos mover la cabeza y llevar las manos al rostro para proteger este órgano tan delicado y evitar alguna lesión.

Somos esta pupila vulnerable para Dios, y Él hace todo para protegerla. Encontramos en el capítulo 32 del libro del Deuteronomio un testimonio de este amor. El pueblo de Israel mientras buscaba la tierra prometida anduvo por el desierto y, si bien sufrían las inclemencias del clima y la fatiga del camino, Dios siempre cuidó de cada detalle, los alimentó con el maná y sació su sed con el agua que hizo brotar de una roca; también les garantizó la victoria contra sus enemigos. Expresando este cuidado, el autor sagrado nos dice que Dios “lo halló en tierra desértica, en medio de la soledad rugiente del desierto. Lo rodeó, lo cuidó, lo guardó como a la niña de sus ojos” (Dt 32,10).

Ya en el libro del profeta Zacarías encontramos gran consolación en la promesa de que Dios, con su amor celoso, nos libra de nuestros enemigos y de todo aquello que quiere hacernos daño y apartarnos de su amor: “así ha dicho el Señor de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron, porque el que os toca, toca a la niña de mi ojo” (Zac 2,8).

La confianza de que Dios cuida de su pueblo también aparece presente en los ruegos que encontramos en los salmos de petición. Así es, por ejemplo, la súplica del salmo 17: “Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas”. Aquí vemos como el salmista, pide con libertad que Dios lo guarde y proteja pues confía en su manera siempre paternal de cuidar de su pueblo, de cada uno de sus hijos.

¿Si Dios nos promete este cuidado amoroso, cómo no confiar en Él? La confianza es una virtud cristiana exigente pues a menudo no experimentamos de modo sensible el amor de Dios, pero al mirar el testimonio de las Sagradas Escrituras encontramos un aliento espiritual que nos invita a confiar, a depositar en las manos de Dios todos nuestros afanes y luchas, frustraciones y esperanzas, miedos e incertidumbres.

Confiar es abandonarse en las manos de Dios, es aceptar que necesitamos de su Presencia en nuestras vidas. La invitación hoy es que podamos hacer una oración al Señor en la cual pongamos en sus manos este nuevo año que empieza y le digamos con confianza de hijos: “Señor bueno y fiel, aunque no merezca, soy “la niña de tus ojos”. Confío toda mi vida en tus manos pues estás cerca de mí y todos tus planes son de esperanza y paz. Muchas veces me cuesta confiar, pero hoy hago este acto con fe, pidiéndote la gracia de perseverar en el don de la confianza”.

* Yara Fonseca es consagrada de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación y reside en Brasil con su comunidad.


“La Iglesia y Courage me han dado nuevamente la oportunidad de luchar por la santidad” - Testimonio de un miembro de Courage en Brasil


“La Iglesia y Courage me han dado nuevamente
la oportunidad
de luchar por la santidad”

Testimonio de un miembro de Courage en Brasil

Me llamo Víctor, soy de Ceará, Brasil y soy miembro del apostolado Courage desde el año 2020. Actualmente, formo parte del capítulo en la arquidiócesis de Fortaleza, uno de los capítulos de Courage más nuevos en mi país. Mi infancia, fue como cualquier otra, siempre fui un niño muy alegre y extrovertido. Mi familia era católica, sin embargo, solamente mis abuelos practicaban la fe y asistían frecuentemente a la iglesia. Fueron ellos quienes me hablaron y enseñaron sobre Dios, la Virgen María y la fe. Eso ha sido muy importante para mí, pues siempre he sabido que Dios existía y que tenía planes para mí.

Cuando tenía 10 años, sucedió algo en mi vida que acabó con mi estado emocional y que influyó mucho en mi sexualidad y la forma de verme. Fui abusado sexualmente por un primo mayor que yo; esto duró casi tres años. Sin embargo, creo que ese no fue precisamente el momento en que empecé a experimentar atracción al mismo sexo. Además de estas situaciones difíciles, alrededor de mis 12 años caí en el vicio de la pornografía, causando más daño a mis emociones. Y fue a mis 14 años cuando mis padres descubrieron en el historial de búsqueda de mi computadora que yo estaba accediendo con frecuencia a sitios pornográficos homosexuales. A partir de ello, empezó un período muy duro y difícil en mi vida. Mis padres me preguntaron sobre mi identidad y les dije que me sentía atraído hacia los hombres. A partir de ese momento, la relación con mis padres comenzó a ponerse cada vez más complicada. Comenzaron las discusiones y peleas prácticamente todos los días. En ese tiempo, mi madre ya era una católica más comprometida con su fe y tenía una participación más frecuente en la Iglesia. Sin embargo, mi madre tuvo una gran influencia protestante y quizá por ello muchas veces me decía que lo que yo sentía era algo que podía cambiar y que era el diablo quien había puesto la atracción al mismo sexo en mi corazón.

Hoy comprendo que para ella era difícil entenderme. Sin embargo, la situación en mi familia fue poniéndose cada día peor hasta tal punto de que mi padre quería sacarme de la casa y amenazaba con castigarme. La situación se tornó tan difícil y dolorosa para mí hasta el punto que un día mi madre me dijo que le iba a pedir a Dios que me llevara, pues prefería tener un hijo muerto que un hijo homosexual. Eso para mí fue muy doloroso, lloré muchísimo y me sentía tan solo y desesperado que realmente quería huir de la casa de mis padres.

Poco a poco fueron pasando los días hasta que, en contra de mi voluntad, mi madre logró llevarme a conversar con el fundador de una comunidad cristiana que estaba ahí en el barrio donde yo vivía. Yo no quería ir, no quería hablar de mi atracción al mismo sexo, sin embargo, poco a poco, casi sin darme cuenta, comencé a compartir con él sobre mis sentimientos, y este “problema” que yo sentía. Entonces, fue la primera vez que escuché a una persona hablar de Dios de una manera distinta, de un Dios distinto del que me hablaron mis padres. Y poco a poco fui amando y enamorándome de Dios Padre, un Dios maravilloso.

Empecé un camino de conversión de mi corazón hacia el corazón de Jesús. Un camino que ha sido realmente hermoso. Sin embargo, el tema de la AMS seguía sintiéndolo y siendo lo mismo para mí. Leí muchos libros sobre el tema, tuve muchas conversaciones, incluso tuve terapias reparativas, pero me sentía cada día más frustrado y más triste, al punto de que en poco tiempo comencé a tener una vida sexual activa con otro hombre que duró más de tres años.

Esos años tampoco fueron fáciles y dejaron muchas heridas en mi corazón, heridas muy profundas que solo Dios podía sanar. Fue en aquel momento que un amigo me habló del apostolado Courage. Busqué el apostolado, pero como no había un capítulo en mi ciudad no era fácil participar de lo que Courage ofrecía. Sin embargo, desde ahí comencé a leer más y más los artículos en el sitio web de Brasil, que me comenzaron a ayudar mucho a vivir la castidad.

Las heridas emocionales eran muy profundas y aún no había podido sanarlas con el amor de Dios. No había dejado que Jesús sanase esas heridas que dolían tanto. Fue en el año 2020, en medio de la pandemia, cuando comencé nuevamente a conversar con otros hombres y me comunicaba virtualmente para tener relaciones afectivas, pero sentía en lo más profundo de mi corazón que vivir la castidad era el mejor camino para la paz que tanto anhelaba en mi vida.

El 30 de mayo del 2020 recibí un mensaje de Mauricio, miembro de Courage que coordina en Brasil, en el que me decía que podía participar de un capítulo virtual de Courage en Brasil. Una inmensa alegría llenó mi corazón, era sentir la misericordia de Dios derramándose profundamente en mi corazón. Fue así como comencé mi peregrinar en el apostolado Courage.

Aquí he descubierto lo que realmente enseña la Iglesia sobre la homosexualidad y que la castidad sí es posible para mí, como para cualquier persona que experimenta atracción al mismo sexo o no. Algo muy importante que he vivido en el apostolado Courage es poder perdonar a mis padres. Hoy nuestra relación es muy distinta a como era antes, hoy puedo amarlos sin miedo. Courage me ha dado muchos amigos -incluso una ahijada de confirmación- que están caminando conmigo por tener una vida casta y santa. Incluso mi amor por la Iglesia ha sido renovado, pues la conozco más y sé lo que me invita a vivir, de manera especial en relación a personas que experimentan atracción al mismo sexo.

Quiero compartir desde lo más profundo del corazón que estoy muy agradecido con Dios, la Iglesia y el apostolado Courage, por darme nuevamente la oportunidad de luchar por la santidad. Todo ello me dio tanta fuerza y valentía que, junto con otro miembro de Courage en Fortaleza, fuimos a visitar al arzobispo de mi arquidiócesis para presentarle la pastoral de Courage y pedirle que se fundara aquí en nuestra ciudad. Nuestro arzobispo nos acogió muy pronto y nos autorizó a comenzar la pastoral Courage, y el 17 de diciembre cumpliremos un año en la Arquidiócesis de Fortaleza. A lo largo de este tiempo, otras personas se han ido acercando para unirse a este capítulo de Courage, y estamos creciendo mucho. ¡Estoy muy agradecido con Dios!

¡San Carlos Lwanga y compañeros mártires, rueguen por nosotros!

Con cariño, Victor - Courage Fortaleza, Brasil

 

 


La Reconciliación: Dios con nosotros - Algunas luces desde San Bernardo de Claraval

La Reconciliación: Dios con nosotros
Algunas luces desde San Bernardo de Claraval

Lícia Pereira de Oliveira, f.m.r* 

Podemos ver que algunos establecimientos comerciales ya han puesto a la venta artículos navideños y que en muchos ambientes ya comenzaron las organizaciones para las confraternizaciones de fin de año. Desde un punto de vista meramente externo, hay muchas cosas que recuerdan que se acerca la Navidad, pero estas cosas no necesariamente recuerdan lo central de esta fiesta:  la conmemoración de la primera venida de nuestro Dios para estar con nosotros. Algunos dicen que la “culpa” por este estado de cosas es la “secularización” que desconectó la fe cristiana de la vida social y cultural y relegó la vida religiosa a la esfera privada. 

Pero, al parecer esta desconexión no se dio solo en la modernidad, San Bernardo de Claraval (1090-1153) predicando sobre la frase: “¡Que me bese con los besos de su boca!” (Ct 1,2), decía que este primer versículo del libro del Cantar de los cantares habla acerca de la presencia de Cristo en el mundo. Pero, el santo abad denunciaba que ante esa gracia, muchas personas eran frías e indiferentes y concluye: “Sí, son muchísimos los que se alegrarán en la próxima celebración de la Navidad. Pero, ¡ojalá fuese por su Nacimiento!” [1]   

Bernardo desarrolla profundas reflexiones sobre este famoso versículo y relaciona el gesto humano del beso con los misterios de la fe. Así, el beso es la anhelada reconciliación entre Dios y la humanidad: “imploraban el signo de la reconciliación prometida, el beso [2]; es el misterio de presencia de Dios en el mundo: “Así exigían desde antiguo con sus lamentos este sagrado beso, es decir, el misterio de la Encarnación” [3]; es el proprio Jesús: “en definitiva el beso como tal no es sino el Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús y Dios, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.” [4] 

El santo doctor, en este y en otros textos, dice que el Hijo de Dios vino al mundo para reconciliarnos, reconciliación que se realizó de modo objetivo y de una vez por todas mediante los misterios de su Encarnación, Vida, Pasión, Muerte y Resurrección y que se realiza en nuestro corazón todas las veces que después de que nos alejamos de Dios, regresamos, atraídos por su amor y misericordia. 

Según San Bernardo, nuestra vida puede ser una vida reconciliada y puede serlo, en primer lugar gracias a quien “reconcilió con su sangre lo terrestre y lo celeste, el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús”[5], y porque deseamos que nuestra existencia esté llena de paz y de armonía. Vida reconciliada, para Bernardo es vida según el Evangelio. En uno de sus sermones con ocasión de la solemnidad de Todos los Santos, relaciona bienaventuranzas y reconciliación:  

Observa cómo por las tres primeras bienaventuranzas se reconcilia el alma consigo misma; por las dos siguientes con el prójimo; por la sexta con Dios, y por la séptima reconcilia a otros hombres como partícipe de la gracia de Dios y favorecido con su dichosa familiaridad […] Reconciliados con nosotros mismos y con el prójimo, la pureza de corazón nos reconcilia con Dios. Dichosos los que, agradecidos de su reconciliación y santamente solícitos de sus hermanos, intentan reconciliarlos consigo mismo y con Dios [6].

Las meditaciones de San Bernardo pueden ser muy iluminadoras para vivir la Navidad, pues ellas nos ayudan a elevar nuestra acción de gracias por el amor tan grande de Dios que vino a estar con nosotros, para sanar nuestras enfermedades, curar nuestras heridas, llevarnos a la unión con Él. Y para que lleguemos a vivir una vida reconciliada, Bernardo aconseja: “Hacia la paz se orienten vuestras intenciones, para que en cualquier cosa que emprendáis os mueva el deseo de esta paz que supera todo sentido. Tened siempre este objetivo: vivir reconciliados y en paz con Dios”[7]. 


Referencias:

  1. SAN BERNARDO DE CLARAVAL, Sermones sobre el Cantar de los cantares, 2,1.
  2. Ibid., 2,4.
  3. Ibid., 2,6.
  4. Ibid., 2,8.
  5. ID.Sermón primero en la festividad de Todos los Santos, 14. 
  6. Ibid.
  7. ID.Sermón II, en la Vigilia de Navidad1.

*Lícia Pereira es laica consagrada de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación y en este momento reside con su comunidad en Brasil.