Espiritualidad

La espiritualidad, inmersa en el corazón sacerdotal del Padre John Harvey, OSFS, nació de una profunda relación personal con Jesucristo y de una ferviente devoción al Sagrado Corazón de Jesús de los Oblatos de San Francisco de Sales. La espiritualidad de Courage se refleja en la exhortación del santo que dice: “¡Viva Jesús!”.

En el libro Introducción a la Vida Devota, San Francisco de Sales extiende el camino a personas que viven en el mundo a que desarrollen una vida cristiana que se funde en la unión del corazón con el Sagrado Corazón de Jesús y en el esfuerzo diario marcado por una ofrenda total de la unión con Dios en la vida y obras. De esta forma, el santo nos dice que cada cristiano ofrece amor y sanación desde el Corazón de Jesús hacia los demás.   Asimismo, demuestra como la vida diaria de cada cristiano no es solo un regalo de Dios, sino también una vida que él o ella pueden devolver al Divino Dador. Tanto el trabajo, la fatiga y el dolor, así como el descanso, el éxito y el gozo pueden convertirse en ofrendas de oración, una ofrenda que puede ser una instancia de unión con Dios. De esta forma, todo cristiano ayuda a la renovación de la Iglesia y a la salvación del mundo.
El Padre Harvey vivía una simple bondad que se manifestaba en su paternidad espiritual, especialmente por aquellas almas con atracción al mismo sexo. Al mismo tiempo, fue un hombre con una gran fuerza espiritual, fe duradera y personalidad noble. El Padre Harvey siempre pensó que había que tratar a estos hombres y mujeres de la misma manera que tratar a cualquier persona que esté enfrentando algún problema, respondiendo directamente “a la persona”. Se dio cuenta que las paredes de aislamiento, miedo y desolación disminuyen al responder a cada persona como a un hijo o hija de Dios inteligente y libre, tratándolos con la misma dignidad y estando dispuestos a compartir sus dificultades. Y es así, para nosotros, los hombres y mujeres de Courage, que buscamos imitar su espíritu de fidelidad, humildad y compasión.   El comprensivo amor de Jesucristo por todas las almas no tiene medida ni límites, así nosotros también debemos estar llenos de compasión y atención generosa por todas aquellas personas que vienen a nosotros en tiempo de necesidad.
San Francisco de Sales cree que la esencia de la vida comunitaria para los Oblatos se vive más auténticamente en la comunión con Cristo y con el prójimo. Sin embargo, San Francisco también ofrece un camino de comunidad para todos los cristianos, invitándonos a construir una comunidad humana fiel y fructífera. Esto se logra mejor –afirma el santo– cuando se lleva y transmite el amor de Dios en todo lo que hacemos.

La mejor manera de lograr esto, afirma San Francisco, es poner el amor de Dios en todo lo que hacemos. Este amor, ofrecido a Dios y a cada uno, nos une en una comunidad de caridad con Cristo y con cada uno. Es por eso que debemos continuar con el trabajo del Padre Harvey de construir comunidades de apoyo espirituales, comunidades fundadas en Cristo con el deseo de asistir a personas para que amen como Cristo ama –casta, pura y generosamente–, para nunca traicionar la fidelidad y el cuidado continuo, características del Amor Divino.

El Padre Harvey aprendió de Cristo, Fuente de su Amor, que el don del amor a los demás lo une ante todo al amor universal de la Iglesia, al Papa y a los obispos en comunión con él. El Padre Harvey siempre trabajó con una obediencia constante a Cristo y a Su Vicario en la tierra. El apostolado de Courage estuvo, y aún está, en el corazón de la Iglesia. Entonces, para nosotros, hombres y mujeres de Courage, nos toca permanecer siempre como fieles hijos e hijas de nuestra Madre Iglesia; comprendiendo este apostolado como lo comprendió el Padre Harvey, no como su proyecto, no como su invento, sino como algo que le pertenece a Cristo quien inspiró y bendijo su creación.

El corazón de la espiritualidad de Courage y EnCourage, fundados en los escritos de San Francisco de Sales y las Cinco Metas de Courage, es creer que la santidad es posible en la vida diaria. A través del apostolado de Courage, las personas que experimentan atracciones al mismo sexo son exhortados a vivir su discipulado cristiano a través de la participación en la vida sacramental de la Iglesia, particularmente a través de la recepción frecuente de los sacramentos de la Eucaristía y la Confesión, así como de una vida de oración continua, testimonio, consejo, servicio y donación constante.   Desarrollando una vida de oración dedicada y buscando una unión con el Sagrado Corazón de Jesús a través de la oración y la meditación, nos damos cuenta de nuestra verdadera identidad como hijos e hijas de Dios conformando nuestras vidas a su voluntad.   El Padre Harvey se daba cuenta que esta transformación era un proceso que requería mucha paciencia y perseverancia, en donde “una castidad tensa y rígida” iría dando paso a “una castidad del corazón interior”, en el que el alma busque realmente la plenitud y santidad en Cristo.

El aspecto comunitario de Courage se expresa por una apreciación, de manera profunda, por la importancia de asistir a familias que tengan un miembro que experimenta atracciones hacia el mismo sexo. EnCourage ofrece ayuda a miembros de la familia y a personas preocupadas con sus hijos, hijas, esposos o amigos que tengan atracciones al mismo sexo, ayudándolos a que entiendan esta lucha y la necesidad de abrazar una vida casta (Documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, 16). Los familiares y amigos también sufren, y también necesitan la ayuda de una comunidad cimentada en una reverencia por la Verdad fundadametada y fiel a la creencia de que la persona humana fue creada a imagen y semejanza de Dios, y no debe ser reducida a sus deseos sexuales.

Las familias también se benefician entendiendo que todos tenemos problemas personales y dificultades que nos desafían y muchas veces se presentan como obstáculos para nuestro crecimiento. Al mismo tiempo nuestras dificultades y retos están acompañados de fortalezas, talentos y dones. Cuando la Iglesia ofrece el contexto necesario para el cuidado de la persona humana rehusándose a considerarla como “heterosexual” u “homosexual”, insitiendo que cada persona tiene una identidad fundamental como creatura de Dios y por gracia, como Su hijo y heredero de la vida eterna, nos envolvemos en el abrazo amoroso de la Verdad de Dios.

La oración del corazón es el camino para la unión del corazón con el Sagrado Corazón de Jesús. Es esta unión del corazón con el Sagrado Corazón de Jesús la que trae sanación y fortaleza a los miembros de la familia y amigos de personas con atracción al mismo sexo. Fue el Padre Harvey quien señaló que al trabajar con padres de familia con un hijo o una hija que experimenta atracciones al mismo sexo, ayudarlos a que ellos mismos desarrollen su relación con el Señor. Los padres deben entregar la protección de su hijo al Señor, permitiendo que Él sea quien sane primero sus corazones. En el glorioso corazón traspasado de Jesús, los familiares encontrarán el don que su familiar más necesita y desea, el don del amor purificado e inflamado con el Amor Divino. Por esto, la espiritualidad de Courage y EnCourage require de una firme vivencia de la segunda de las Cinco Metas de Courage:

“Dedicar enteramente nuestras vidas a Cristo a través del servicio a los demás, la lectura espiritual, la oración, la meditación, la dirección espiritual individual, la asistencia frecuente a Misa y la recepción frecuente de los sacramentos de la Reconciliación y la Santa Eucaristía”.

A través de todas estas prácticas espirituales, la belleza honda de la vida de castidad será visible y será abrazada, y el corazón estará preparado y podrá mantener una verdadera amistad.

Los Doce Pasos de Courage, basados en los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos (utilizado con el permiso de Alcohólicos Anónimos), se han establecido en el contexto de la oración y la vida sacramental de la Iglesia. El ser miembro de Courage es una invitación a crecer espiritualmente, y por lo tanto crecer en santidad. Si bien el programa de los doce pasos es una parte integral de la disciplina de Courage, el corazón del apostolado es siempre la relación personal con Cristo como miembro de su Cuerpo Místico, de esta manera Él nos sana y nos da la fuerza para crecer en la virtud de la castidad y en todas las virtudes cardinales y teologales. La naturaleza espiritual más profunda de Courage debe seguir siendo no solo un método para lograr la abstinencia sexual, sino un camino para encontrarse con Cristo, el Casto, y poder vivir castamente en Él. Los Doce Pasos abren un espacio en nuestros corazones para crecer espiritualmente, para conocer a Cristo más plenamente, y para amarlo más ardientemente. La castidad, que se hace posible por la gracia redentora de Jesús, es una virtud liberadora y una fuente de gozo y libertad humana.

Es también central en la espiritualidad de Courage y EnCourage una profunda comprensión del origen, identidad y destino de los seres humanos: que hombre y mujer somos creados por Dios, y que la complementariedad del matrimonio entre hombre y mujer es un privilegio y una participación en el ser y el poder procreativo de Dios –Padre, Hijo y Espíritu Santo– que a través de la cooperación del esposo y la esposa, dan el don de la nueva vida humana para ser formada y protegida. Esa comprensión no solo ayuda a los miembros de Courage y EnCourage a reconocer y respetar su propia identidad como hijos e hijas de Dios, hermanos y hermanas de Cristo, sino que también ayuda a nuestra sociedad en su lucha por afrontar la secularización que ataca la santidad de la vida y la integridad del matrimonio y la familia.

Entonces nosotros enfatizamos la importancia de un desarrollo espiritual continuo de los miembros de Courage y EnCourage, un desarrollo que trae a cada creyente un conocimiento más profundo de la fe y su práctica, y lo lleva a un conocimiento más hondo de un Cristo vivo por nosotros en la Iglesia, Quien nos acompaña a lo largo de nuestro peregrinar hacia el hogar último en el cielo.

El amor de Cristo, que fluye de su glorioso corazón traspasado hacia los nuestros -muchas veces confundidos y pobres corazones- nos dará la claridad y la fortaleza de seguir adelante. En palabras del emblema de los Oblatos de San Francisco de Sales, los corazones que descansen en el Sagrado Corazón de Jesús, se apoderarán del Amor Divino y no lo soltarán.

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