«Siete cosas que desearía que mi párroco supiera sobre mi homosexualidad»

Author: Jean C. Lloyd

Published: 10 de diciembre, 2014

Siete cosas que desearía que mi párroco supiera sobre mi homosexualidad

 

¿Puedo hacer dos peticiones?  Ámeme, pero recuerde que no puede ser más misericordioso que Dios.  No es misericordia afirmar que los actos homosexuales son buenos.  No comprometa la verdad; ayúdeme a vivir en armonía con ésta.

Han pasado más de treinta años desde que la atracción hacia el mismo sexo irrumpió profundamente en mí a los doce años de edad. Esta atracción fue espontánea y no deseada, pero al mismo tiempo contundente e imperiosa.

Como cristiana, el conflicto entre mi sexualidad y mi fe se convertiría en el más intenso y profundo de mi vida.  Ahora, a mis cuarenta y tantos años, he pasado de ser una «homosexual de closet», a ser abiertamente lesbiana, luego célibe, para ser ahora «heterosexualmente casada».  El hecho de que necesite calificar mi unión marital como heterosexual revela cuánto ha cambiado el panorama cultural en ese tiempo, así como mi propio panorama personal, aunque de formas muy diferentes.

En mi juventud escuché algunos sermones enérgicos sobre la homosexualidad.  Hoy en día, lo que escucho son declaraciones de amor que me hacen gritar de gusto.  ¡Amén!  ¡Siempre debió ser así!  Sin embargo, al mismo tiempo, muchos sacerdotes han comenzado a acompañar este amor con un cierto desaire hacia la moralidad sexual bíblica, considerándola como opresora, irrazonable y poco amable.  Así pues, amar a las personas homosexuales también implicaría afirmarlas y alentarlas a seguir manteniendo relaciones sexuales con personas del mismo sexo, así como comportamientos relacionados.

Aunque valoro su deseo de actuar con amor y caridad,  este no es el amor genuino que las personas como yo necesitamos.  ¡Ámenme mucho más!  El experto en Santo Tomás de Aquino, Josef Pieper, lo plantea así:

El amor no es sinónimo de aprobación de todo lo que la persona amada piensa y hace en la vida real… [tampoco es] el deseo de que el amado se sienta bien siempre y en cada situación, evitándole cualquier pena o dolor en cada circunstancia. La simple «amabilidad» que tolera todo excepto el sufrimiento [del amado] no tiene nada que ver con el amor real. (…) Ningún amante puede sentirse cómodo viendo que la persona amada prefiere la conveniencia en lugar del bien.

La capacidad de amarme con este tipo de amor no se da de un momento a otro ni es fácil. Sin embargo, el conocimiento y la verdad pueden ayudarnos a enfrentar la creciente marea de la rendición moral.  A la luz de todo lo dicho, estas son siete cosas que deseo que sepa sobre la homosexualidad:

1. Desearía que supiera que el hecho de que no haya elegido esta orientación, no significa que haya «nacido de esta manera» o que «Dios me creó gay».

Si bien la genética influye en estos rasgos, no hay una predeterminación fija. No son innatos como el color de ojos o el color de piel [1].  En retrospectiva, veo y comprendo cómo surgió esta orientación en mi propia vida.  Por supuesto, las experiencias de otras personas pueden ser diferentes de las mías.  Pero en última instancia, la etiología no es lo que importa.  La actividad sexual con personas del mismo sexo está fuera del diseño y la voluntad del plan perfecto de Dios.  Afirmar lo contrario, nos exige ignorar las Escrituras, la autoridad cristiana histórica y la ley natural.  Por lo tanto, necesito ayuda para llevar una vida casta, independientemente de cómo surgieron mis deseos hacia las personas del mismo sexo.

2. Desearía que conociera una mejor manera de ayudarme a honrar mi cuerpo, viviendo según el diseño del Creador.

Yo nací así, mujer. Dios me creó mujer.  Por favor no caiga en el dualismo gnóstico que divide mi vida espiritual de la vida que ahora vivo en mi cuerpo.  Cristo se encarnó; mi mismo cuerpo es ahora parte de Su cuerpo, templo del Espíritu Santo.  Actuar contra el diseño de Dios, teniendo actos sexuales con personas del mismo sexo, daña la dignidad de mi cuerpo.  En el caso de mis hermanos varones con atracción homosexual, las relaciones sexuales con personas del mismo sexo daña sus cuerpos incluso más por su diseño fisiológico y las consecuencias físicas de ir contra ese diseño.  Estos cuerpos serán resucitados. Son importantes.

3. Desearía que supiera que no me ayuda a seguir a Jesús cuando me exige que cambie mis atracciones o cuando no permite que éstas cambien.

Nadie puede prometerme que mis atracciones cambiarán. Jesús ciertamente no lo hizo.  Pero tampoco me niegue esa posibilidad (¡especialmente si soy adolescente!).  La ciencia secular y la experiencia humana dan fe de la fluidez sexual y el potencial de cambio.

4. Desearía que conociera una mejor manera de definir el «cambio».

Durante muchos años, mi experiencia de la atracción hacia el mismo sexo pasó de ser un fuego continuo a un parpadeo ocasional. Un hombre que todavía experimenta atracción hacia el mismo sexo pero que está felizmente casado con una mujer, cuando antes no veía siquiera la posibilidad de tener una relación heterosexual, en verdad ha cambiado.

5. Desearía que supiera que se me debe acreditar el mismos derechos y responsabilidades morales que a todas las demás personas de la comunidad cristiana.

Si los heterosexuales solteros son llamados al celibato y se supone que en Cristo tienen el poder de cumplir Sus mandamientos, yo también debería serlo. El tratarme bajo un estándar diferente, disminuiría mi dignidad ante Dios.  Yo también estoy llamada a ser santa.

6. Desearía que supiera que Dios enseña mucho más sobre la conducta homosexual, que un simple «no».

También enseña eso, pero la verdad sobre el cuerpo, el sexo, el diseño y el telos [fin] de la creación revelan mucho más.

7. Desearía que supiera que disculparse por el plan o el diseño de Dios no lo honra ni a Él ni a mí.

Aprecio la empatía por el dolor que mis anhelos mal dirigidos pueden causar, pero Dios no me está privando de nada bueno. Él me está mostrando aquello que conduce a la vida y al florecimiento humano y me aleja de lo que me puede dañar.  «Que el amor sea sin disimulo».  Ámeme y dígame la verdad.

¿Le puedo pedir dos cosas?  Sígame amando, pero recuerde que usted no puede ser más misericordioso que Dios.  No es misericordia afirmar que los actos sexuales entre personas del mismo sexo son buenos.  Practica la compasión según su significado etimológico, «compasión»: sufre conmigo.  No comprometa la verdad; ayúdeme a vivir en armonía con ella.

Le pido que me ayude a tomar mi cruz y a seguir a Jesús.

Jean Lloyd, PhD, es una maestra felizmente casada y madre de dos hijos pequeños.

[1] Entender la importancia de los estudios de gemelos.  Los gemelos idénticos deberían tener 100% de concordancia en cuanto a su orientación sexual si ésta es genéticamente predeterminada y no implica factores post-natales.  De hecho, estos índices de concordancia son bastante bajos.  Ver, por ejemplo, Bailey, J. M., Dunne, M. P., & Martin, N. G. (2000). “Influencias genéticas y ambientales en la orientación sexual y sus correlaciones en una muestra de gemelos australianos”.  Journal of Personality and Social Psychology [Revista de Personalidad y Psicología Social]78, pp. 524-36.


Este artículo fue originalmente publicado en The Public Discourse bajo el título “Seven things, I wish my pastor knew about my homosexuality” , y fue traducido por el equipo de Courage International.  Si tiene alguna pregunta, puede escribirnos a: oficina@couragerc.org