La santidad juvenil: el testimonio de Chiara Luce y Carlo Acutis
La santidad juvenil: el testimonio de Chiara Luce y Carlo Acutis
Por Lícia Pereira de Oliveira, f.m.r*
“En la Iglesia, todos, lo mismo quienes pertenecen a la Jerarquía que los apacentados por ella, están llamados a la santidad” [1]. Estas palabras de la Constitución Lumen Gentium son muy conocidas, y recuerdan que la santidad es un llamado universal y que todos, sin ninguna excepción, son llamados por Dios a “ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor” (Ef 1,4), pues Él que inició “la buena obra, la irá consumando hasta el Día de Cristo Jesús” (Fl 1,6). La santidad es obra de Dios, depende de Dios y su único obstáculo es el rechazo a Él y a sus mociones.
Y por ello que, cuando un muchacho o una muchacha comienza a vivir más de acuerdo con el Evangelio no hay que pensar que son muy jóvenes para asumir compromisos tan serios, pues hay quienes sí son capaces de asumir maduramente una vida fundada en Dios:
Muchos jóvenes se preocupan por su cuerpo, procurando el desarrollo de la fuerza física o de la apariencia. Otros se inquietan por desarrollar sus capacidades y conocimientos, y así se sienten más seguros. Algunos apuntan más alto, tratan de comprometerse más y buscan un desarrollo espiritual. San Juan decía: «Les escribo jóvenes porque son fuertes, porque conservan la Palabra de Dios» (1 Jn 2,14). Buscar al Señor, guardar su Palabra, tratar de responderle con la propia vida, crecer en las virtudes, eso hace fuertes los corazones de los jóvenes.[2]
El 6 de agosto, día de la Transfiguración del Señor, el Papa Francisco dio por clausurada la 38ª Jornada Mundial de la Juventud con una Misa en la que participaron aproximadamente 1.5 millones de jóvenes venidos de todas partes del mundo. El deseo de dar testimonio de su fe en Cristo es lo que lleva a ellos y a tantos otros jóvenes católicos a anunciar, con alegría, que “Nuestro Dios ilumina. Ilumina nuestra mirada, ilumina nuestro corazón, ilumina nuestra mente, ilumina nuestras ganas de hacer algo en la vida, siempre con la luz del Señor”[3].
Es a causa de la certeza de la presencia luminosa de Dios en nuestras vidas que el “corazón de la Iglesia también está lleno de jóvenes santos, que entregaron su vida por Cristo, muchos de ellos hasta el martirio”[4]. Quisiera entonces mencionar dos testimonios muy actuales de santidad juvenil: la beata Chiara “Luce” Badano (1971-1990) y el beato Carlo Acutis (1991-2006).
Chiara fue una joven italiana que desde edad temprana se unió a los Focolares y vivió su fe de manera comprometida junto a otros jóvenes. A los 17 años fue diagnosticada con osteosarcoma, una forma rara y agresiva de cáncer óseo y a pesar de enfrentar un tratamiento doloroso y la perspectiva de la muerte, Chiara mantuvo su fe y su alegría, convirtiendo su sufrimiento en una ofrenda a Dios: “Ves, ya no me queda nada, pero tengo todavía mi corazón, con el cual puedo amar”[5]. Chiara falleció a la edad de 19 años y su beatificación fue el 25 de septiembre de 2010; el Papa Benedicto XVI, días después de la ceremonia la propuso como un ejemplo a seguir:
Os invito a conocerla […] Diecinueve años llenos de vida, de amor y de fe. Dos años, los últimos, llenos también de dolor, pero siempre en el amor y en la luz, una luz que irradiaba a su alrededor y que brotaba de dentro: de su corazón lleno de Dios. ¿Cómo es posible esto? ¿Cómo puede una muchacha de 17 o 18 años vivir un sufrimiento así, humanamente sin esperanza, difundiendo amor, serenidad, paz, fe? Evidentemente se trata de una gracia de Dios, pero esta gracia también fue preparada y acompañada por la colaboración humana: la colaboración de la propia Chiara, ciertamente, pero también de sus padres y de sus amigos.[6]
Carlo Acutis fue un adolescente italiano conocido por su devoción religiosa y su talento en la informática. Es especialmente reconocido por la creación de un sitio web que catalogaba y promovía milagros eucarísticos alrededor del mundo. Desde pequeño mostró una profunda devoción a la Eucaristía y a medida que crecía, desarrolló habilidades en la informática y comenzó a utilizar su conocimiento tecnológico para promover la fe y aumentar la conciencia sobre la presencia real de Jesús en las especies eucarísticas.
Carlo murió a la edad de 15 años debido a una leucemia que le quitó la vida en pocos días; fue beatificado el 10 de octubre del 2020. El Papa Francisco al día siguiente de la beatificación dijo a los fieles reunidos en la Plaza San Pedro:
Ayer, en Asís, fue beatificado Carlo Acutis, un muchacho de quince años, enamorado de la Eucaristía. No se instaló en una cómoda inmovilidad, sino que comprendió las necesidades de su tiempo, porque en los más débiles veía el rostro de Cristo. Su testimonio indica a los jóvenes de hoy que la verdadera felicidad se encuentra poniendo a Dios primero y sirviéndole en los hermanos, especialmente en los últimos. ¡Un aplauso para el nuevo joven beato millennial![7]
Chiara y Carlo tuvieron una vida muy corta pero vivieron intensamente. Contemplemos su testimonio, pues el “bálsamo de la santidad generada por la vida buena de tantos jóvenes puede curar las heridas de la Iglesia y del mundo, devolviéndonos a aquella plenitud del amor al que desde siempre hemos sido llamados: los jóvenes santos nos animan a volver a nuestro amor primero” (cf. Ap 2,4).[8]
Referencias:
- 1 CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium, 39.
- 2 FRANCISCO, Exhortación apostólica post-sinodal, Crhistus vivit, a los jóvenes y a todo el pueblo de Dios, 158.
- ID., Homilía en la Santa Misa para la Jornada Mundial de la Juventud, 6 de agosto de 2023 en https://rb.gy/a3n9v
- Ibid., 49.
- Frase tomada de Chiara Luce Badano, Life, Love, Light in https://tinyurl.com/56bzwehn acceso el 11 de agosto de 2003
- BENEDICTO XVI, Discurso en el encuentro con los jóvenes y a las familias en Palermo, 3 de octubre del 2010 en https://tinyurl.com/4637kruy
- FRANCISCO, Angelus, 11 de octubre de 2020, en https://tinyurl.com/mzy3yjn4
- 8 SÍNODO DE LOS OBISPOS, XV Asamblea General Ordinaria, Los Jóvenes, la Fe y el discernimiento vocacional, Documento Final, 167 en https://tinyurl.com/mrseum52
* Lícia Pereira es laica consagrada de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación y en este momento reside con su comunidad en Brasil.