La Reconciliación: Dios con nosotros – Algunas luces desde San Bernardo de Claraval
La Reconciliación: Dios con nosotros
Algunas luces desde San Bernardo de Claraval
Lícia Pereira de Oliveira, f.m.r*
Podemos ver que algunos establecimientos comerciales ya han puesto a la venta artículos navideños y que en muchos ambientes ya comenzaron las organizaciones para las confraternizaciones de fin de año. Desde un punto de vista meramente externo, hay muchas cosas que recuerdan que se acerca la Navidad, pero estas cosas no necesariamente recuerdan lo central de esta fiesta: la conmemoración de la primera venida de nuestro Dios para estar con nosotros. Algunos dicen que la “culpa” por este estado de cosas es la “secularización” que desconectó la fe cristiana de la vida social y cultural y relegó la vida religiosa a la esfera privada.
Pero, al parecer esta desconexión no se dio solo en la modernidad, San Bernardo de Claraval (1090-1153) predicando sobre la frase: “¡Que me bese con los besos de su boca!” (Ct 1,2), decía que este primer versículo del libro del Cantar de los cantares habla acerca de la presencia de Cristo en el mundo. Pero, el santo abad denunciaba que ante esa gracia, muchas personas eran frías e indiferentes y concluye: “Sí, son muchísimos los que se alegrarán en la próxima celebración de la Navidad. Pero, ¡ojalá fuese por su Nacimiento!” [1]
Bernardo desarrolla profundas reflexiones sobre este famoso versículo y relaciona el gesto humano del beso con los misterios de la fe. Así, el beso es la anhelada reconciliación entre Dios y la humanidad: “imploraban el signo de la reconciliación prometida, el beso [2]; es el misterio de presencia de Dios en el mundo: “Así exigían desde antiguo con sus lamentos este sagrado beso, es decir, el misterio de la Encarnación” [3]; es el proprio Jesús: “en definitiva el beso como tal no es sino el Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús y Dios, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.” [4]
El santo doctor, en este y en otros textos, dice que el Hijo de Dios vino al mundo para reconciliarnos, reconciliación que se realizó de modo objetivo y de una vez por todas mediante los misterios de su Encarnación, Vida, Pasión, Muerte y Resurrección y que se realiza en nuestro corazón todas las veces que después de que nos alejamos de Dios, regresamos, atraídos por su amor y misericordia.
Según San Bernardo, nuestra vida puede ser una vida reconciliada y puede serlo, en primer lugar gracias a quien “reconcilió con su sangre lo terrestre y lo celeste, el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús”[5], y porque deseamos que nuestra existencia esté llena de paz y de armonía. Vida reconciliada, para Bernardo es vida según el Evangelio. En uno de sus sermones con ocasión de la solemnidad de Todos los Santos, relaciona bienaventuranzas y reconciliación:
Observa cómo por las tres primeras bienaventuranzas se reconcilia el alma consigo misma; por las dos siguientes con el prójimo; por la sexta con Dios, y por la séptima reconcilia a otros hombres como partícipe de la gracia de Dios y favorecido con su dichosa familiaridad […] Reconciliados con nosotros mismos y con el prójimo, la pureza de corazón nos reconcilia con Dios. Dichosos los que, agradecidos de su reconciliación y santamente solícitos de sus hermanos, intentan reconciliarlos consigo mismo y con Dios [6].
Las meditaciones de San Bernardo pueden ser muy iluminadoras para vivir la Navidad, pues ellas nos ayudan a elevar nuestra acción de gracias por el amor tan grande de Dios que vino a estar con nosotros, para sanar nuestras enfermedades, curar nuestras heridas, llevarnos a la unión con Él. Y para que lleguemos a vivir una vida reconciliada, Bernardo aconseja: “Hacia la paz se orienten vuestras intenciones, para que en cualquier cosa que emprendáis os mueva el deseo de esta paz que supera todo sentido. Tened siempre este objetivo: vivir reconciliados y en paz con Dios”[7].
Referencias:
- SAN BERNARDO DE CLARAVAL, Sermones sobre el Cantar de los cantares, 2,1.
- Ibid., 2,4.
- Ibid., 2,6.
- Ibid., 2,8.
- ID., Sermón primero en la festividad de Todos los Santos, 14.
- Ibid.
- ID., Sermón II, en la Vigilia de Navidad, 1.
*Lícia Pereira es laica consagrada de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación y en este momento reside con su comunidad en Brasil.