“La Iglesia y Courage me han dado nuevamente la oportunidad de luchar por la santidad” – Testimonio de un miembro de Courage en Brasil


“La Iglesia y Courage me han dado nuevamente
la oportunidad
de luchar por la santidad”

Testimonio de un miembro de Courage en Brasil

Me llamo Víctor, soy de Ceará, Brasil y soy miembro del apostolado Courage desde el año 2020. Actualmente, formo parte del capítulo en la arquidiócesis de Fortaleza, uno de los capítulos de Courage más nuevos en mi país. Mi infancia, fue como cualquier otra, siempre fui un niño muy alegre y extrovertido. Mi familia era católica, sin embargo, solamente mis abuelos practicaban la fe y asistían frecuentemente a la iglesia. Fueron ellos quienes me hablaron y enseñaron sobre Dios, la Virgen María y la fe. Eso ha sido muy importante para mí, pues siempre he sabido que Dios existía y que tenía planes para mí.

Cuando tenía 10 años, sucedió algo en mi vida que acabó con mi estado emocional y que influyó mucho en mi sexualidad y la forma de verme. Fui abusado sexualmente por un primo mayor que yo; esto duró casi tres años. Sin embargo, creo que ese no fue precisamente el momento en que empecé a experimentar atracción al mismo sexo. Además de estas situaciones difíciles, alrededor de mis 12 años caí en el vicio de la pornografía, causando más daño a mis emociones. Y fue a mis 14 años cuando mis padres descubrieron en el historial de búsqueda de mi computadora que yo estaba accediendo con frecuencia a sitios pornográficos homosexuales. A partir de ello, empezó un período muy duro y difícil en mi vida. Mis padres me preguntaron sobre mi identidad y les dije que me sentía atraído hacia los hombres. A partir de ese momento, la relación con mis padres comenzó a ponerse cada vez más complicada. Comenzaron las discusiones y peleas prácticamente todos los días. En ese tiempo, mi madre ya era una católica más comprometida con su fe y tenía una participación más frecuente en la Iglesia. Sin embargo, mi madre tuvo una gran influencia protestante y quizá por ello muchas veces me decía que lo que yo sentía era algo que podía cambiar y que era el diablo quien había puesto la atracción al mismo sexo en mi corazón.

Hoy comprendo que para ella era difícil entenderme. Sin embargo, la situación en mi familia fue poniéndose cada día peor hasta tal punto de que mi padre quería sacarme de la casa y amenazaba con castigarme. La situación se tornó tan difícil y dolorosa para mí hasta el punto que un día mi madre me dijo que le iba a pedir a Dios que me llevara, pues prefería tener un hijo muerto que un hijo homosexual. Eso para mí fue muy doloroso, lloré muchísimo y me sentía tan solo y desesperado que realmente quería huir de la casa de mis padres.

Poco a poco fueron pasando los días hasta que, en contra de mi voluntad, mi madre logró llevarme a conversar con el fundador de una comunidad cristiana que estaba ahí en el barrio donde yo vivía. Yo no quería ir, no quería hablar de mi atracción al mismo sexo, sin embargo, poco a poco, casi sin darme cuenta, comencé a compartir con él sobre mis sentimientos, y este “problema” que yo sentía. Entonces, fue la primera vez que escuché a una persona hablar de Dios de una manera distinta, de un Dios distinto del que me hablaron mis padres. Y poco a poco fui amando y enamorándome de Dios Padre, un Dios maravilloso.

Empecé un camino de conversión de mi corazón hacia el corazón de Jesús. Un camino que ha sido realmente hermoso. Sin embargo, el tema de la AMS seguía sintiéndolo y siendo lo mismo para mí. Leí muchos libros sobre el tema, tuve muchas conversaciones, incluso tuve terapias reparativas, pero me sentía cada día más frustrado y más triste, al punto de que en poco tiempo comencé a tener una vida sexual activa con otro hombre que duró más de tres años.

Esos años tampoco fueron fáciles y dejaron muchas heridas en mi corazón, heridas muy profundas que solo Dios podía sanar. Fue en aquel momento que un amigo me habló del apostolado Courage. Busqué el apostolado, pero como no había un capítulo en mi ciudad no era fácil participar de lo que Courage ofrecía. Sin embargo, desde ahí comencé a leer más y más los artículos en el sitio web de Brasil, que me comenzaron a ayudar mucho a vivir la castidad.

Las heridas emocionales eran muy profundas y aún no había podido sanarlas con el amor de Dios. No había dejado que Jesús sanase esas heridas que dolían tanto. Fue en el año 2020, en medio de la pandemia, cuando comencé nuevamente a conversar con otros hombres y me comunicaba virtualmente para tener relaciones afectivas, pero sentía en lo más profundo de mi corazón que vivir la castidad era el mejor camino para la paz que tanto anhelaba en mi vida.

El 30 de mayo del 2020 recibí un mensaje de Mauricio, miembro de Courage que coordina en Brasil, en el que me decía que podía participar de un capítulo virtual de Courage en Brasil. Una inmensa alegría llenó mi corazón, era sentir la misericordia de Dios derramándose profundamente en mi corazón. Fue así como comencé mi peregrinar en el apostolado Courage.

Aquí he descubierto lo que realmente enseña la Iglesia sobre la homosexualidad y que la castidad sí es posible para mí, como para cualquier persona que experimenta atracción al mismo sexo o no. Algo muy importante que he vivido en el apostolado Courage es poder perdonar a mis padres. Hoy nuestra relación es muy distinta a como era antes, hoy puedo amarlos sin miedo. Courage me ha dado muchos amigos -incluso una ahijada de confirmación- que están caminando conmigo por tener una vida casta y santa. Incluso mi amor por la Iglesia ha sido renovado, pues la conozco más y sé lo que me invita a vivir, de manera especial en relación a personas que experimentan atracción al mismo sexo.

Quiero compartir desde lo más profundo del corazón que estoy muy agradecido con Dios, la Iglesia y el apostolado Courage, por darme nuevamente la oportunidad de luchar por la santidad. Todo ello me dio tanta fuerza y valentía que, junto con otro miembro de Courage en Fortaleza, fuimos a visitar al arzobispo de mi arquidiócesis para presentarle la pastoral de Courage y pedirle que se fundara aquí en nuestra ciudad. Nuestro arzobispo nos acogió muy pronto y nos autorizó a comenzar la pastoral Courage, y el 17 de diciembre cumpliremos un año en la Arquidiócesis de Fortaleza. A lo largo de este tiempo, otras personas se han ido acercando para unirse a este capítulo de Courage, y estamos creciendo mucho. ¡Estoy muy agradecido con Dios!

¡San Carlos Lwanga y compañeros mártires, rueguen por nosotros!

Con cariño, Victor – Courage Fortaleza, Brasil