«Hombre con atracción hacia el mismo sexo cuenta historia de redención»

Published in: Catholic Philly

Author: Jeannette Williams

Published: 26 de marzo, 2019

Photo by Tim Marshall on Unsplash

 

Hombre con atracción hacia el mismo sexo

cuenta historia de redención

 

«Me resultaba más difícil decirle a la gente que era un «gay» viviendo conforme a las enseñanzas de la Iglesia, que simplemente decirles que era «gay», cuenta Karl Miller, un hombre católico con atracciones hacia el mismo sexo (AMS).

«Perdí amigos».

Miller habló recientemente sobre sus experiencias como un hombre con AMS durante una charla el mes pasado en la parroquia St. Jude en Chalfont. Más de 30 personas asistieron a la presentación que Miller dio como miembro de Courage Internacional, un apostolado para católicos que experimentan atracciones hacia el mismo sexo y que están comprometidos a vivir en castidad.

Fundado en Nueva York en 1980, este apostolado es guiado por sacerdotes capellanes que ofrecen dirección espiritual a los miembros cuando se reúnen para orar, compartir en un espíritu de fraternidad y apoyarse mutuamente. EnCourage, un ministerio afiliado creado en 1990 ofrece apoyo espiritual a padres, esposos y otros seres queridos de personas involucradas en relaciones homosexuales.

Miller comenzó su charla explicando que el apostolado Courage, siguiendo las enseñanzas de la Iglesia, utiliza el término «atraído al mismo sexo» en vez de «gay» o «lesbiana», ya que los individuos no se definen por su comportamiento sexual. «Más bien», señala Miller, «sé que soy un hijo amado de Dios que experimenta atracciones hacia el mismo sexo».

Miller recorrió un largo y doloroso camino antes de convertirse en un conferencista de Courage. Educado en una devota familia católica, sabía que había algo diferente en él cuando sus amigos comenzaron a hablar de chicas y descubrió que no compartía los mismos sentimientos. Aun así, siguió participando activamente en su ministerio e incluso a la edad de 15 años discernía su vocación al sacerdocio.

Sin embargo, tras comenzar a consumir mariguana y alcohol, «la balanza dejó de inclinarse hacia la religión», dijo Miller. Comenzó a faltar a Misa y a frecuentar los clubes nocturnos. Incluso tuvo un encuentro sexual en una tienda de pornografía.

A los 17 años, fue a confesarse y el sacerdote le dijo que debía decidir entre la Iglesia o el ambiente gay. Miller le dio la espalda a la fe y se entregó al «estilo de vida gay». Pero aun cuando lo consideraba «divertido», su consumo de alcohol y drogas escaló.

Como santa Mónica, la madre de Miller oraba constantemente por el regreso de su hijo a la Iglesia. No obstante, la epidemia de SIDA de mediados de los años ochenta, que cobró la vida de varios de sus amigos, solo intensificó su hostilidad hacia la fe.

«¿Dónde está ese Dios bueno y misericordioso del que me hablaron?», pensaba. «¿Cómo pudo matar a mis amigos solo porque les gustaba tener sexo?» Para Miller, tal aparente retribución divina se convirtió en un motivo más para odiar a la Iglesia.

A medida que empeoraron sus adicciones, Miller se vio un poco más abierto a la espiritualidad. Con el paso del tiempo logró dejar las drogas y en 1992 fue a su primera reunión de Alcohólicos Anónimos (AA). Como todos los grupos de apoyo de 12 pasos, AA enfatizaba la necesidad de rendirse ante un «Poder superior» y Miller se esmeró en combinar «todas las creencias de la nueva era que pudo» para definir su propia religión en vez de volver a la fe de su infancia.

Finalmente, comenzó a sentirse nuevamente atraído por la Iglesia, pero dudaba. «Buscaba a Dios, pero no podía aceptar el hecho de que Dios podría estarme buscando a mí», dijo.

Aun así, intentó asistir nuevamente a Misa y luego comenzó a leer el Catecismo de la Iglesia Católica. Finalmente habló con un sacerdote que lo acogió de regreso en la Iglesia y dijo que Miller, como cualquier otra persona, estaba llamado a la castidad, un mensaje que Miller vio como liberador.

Tras unos meses de haber vuelto a la Iglesia, Miller descubrió Courage Internacional, apostolado que le ha ayudado a desarrollar una vida social y parroquial activa. Si bien el matrimonio no es una opción para las personas que experimentan AMS, «las personas con atracciones hacia el mismo sexo aun pueden tener relaciones de gran cercanía que son igualmente satisfactorias», dice Miller, indicando que una vida de servicio y buenas obras es vital para su llamado. «Probablemente nunca me casaré, pero no me siento insatisfecho».

Miller conoce de primera mano el dolor que las personas con AMS sufren, particularmente el sentimiento de no ser amados por Dios y la Iglesia. No obstante, su regreso a la fe le ha permitido ver las enseñanzas de la Iglesia sobre las AMS y la aproximación de la Iglesia a estos hijos suyos, bajo otra luz. Pensando en el trabajo de las Hermanas por la vida y los Frailes franciscanos de la renovación, así como numerosos ministerios de la Iglesia que asisten a quienes sufren de SIDA, Miller dice que las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la AMS han sido malinterpretadas.

«La Iglesia ha perdido la batalla de relaciones públicas en los últimos 20 años», dijo. «Hemos permitidos que otros definan la posición de la Iglesia sobre las AMS, incorrectamente, y ha sido devastador para la Iglesia y para las personas que experimentan AMS».

Ante todo, dice Miller, la compasión genuina hacia quienes experimentan AMS renovará vidas.

«La mía, es una historia de redención», dice. «Siempre deben aproximarse a la persona con AMS con amor. Comiencen el diálogo con amor».


Este artículo fue originalmente publicado en CatholicPhilly.com bajo el título «With Courage, same-sex-attracted man tells redemption story» y fue traducido por el equipo de Courage Internacional.  Si tiene alguna pregunta, puede escribirnos a: oficina@couragerc.org