Testimonio de JM: «En Courage tengo amigos que me aman con un amor limpio y casto»

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En Courage «tengo amigos que me aman con un amor limpio y casto»

 

¡Hola a todos! Mi nombre es JM y soy de Ecuador. Les comparto mi testimonio de vida, espero en algo pueda ser de ayuda.

Todo empezó en mi infancia, más o menos cuando tenía 5 años de edad. Un tío que vivía con nosotros se aprovechó de mi inocencia. Él me enseñó sus partes íntimas y me hacía jugar; siempre se aprovechaba cuando no estaban mis papás o cuando estaba en el baño o en su cuarto y yo nunca dije nada porque no pensaba que fuera malo y él me decía que no le dijera a nadie. Unos años después, también unos primos nos enseñaron a mi hermana y a mí unos juegos que eran de tipo sexual, en los cuales yo hacía de mujer y ellos de hombre, hasta que mi mamá lo descubrió y nos llamó la atención. Yo le conté a mi mamá lo de mis primos, pero no lo de mi tío, y ella habló con ellos, sin embargo, creo que desde ahí ya todo ello me había afectado.

 

Creo que mi vida en la escuela fue normal, tenía amigos y hasta me gustaba una niña pero nunca le dije nada. En la secundaria —al entrar a la adolescencia— fue diferente, yo era muy tímido y los chicos me molestaban. No sé que pasó, pero me gustó un chico de otro curso, yo lo veía lindo y cuando me hablaba yo me ponía muy nervioso y los demás compañeros se burlaban de mí. En segundo año me cambiaron de colegio y sucedió algo similar con un compañero del cual me hice muy amigo, pero yo guardaba mis sentimientos en secreto. En tercer año nos cambiaron de curso, igual nos veíamos, pero ya no era lo mismo. De ahí sucedió otra vez en quinto año con otro chico que además vivía por mi casa y me hice muy amigo de su familia. Pero cuando él se enteró de lo que sentía, se alejó y dejamos de ser amigos.

 

En el colegio también tuve un amigo que me llegó a apreciar mucho, su nombre era Andrés. Yo no sentía atracción hacia él y fue muy importante su amistad para mí en esa época. Él decidió ayudarme a comportarme como hombre, a esforzarme por tener actitudes masculinas: me hacía pelear, me corregía cuando hablaba, etc. Fue muy bueno conmigo. Esto no solucionó mis problemas de fondo, pero fue de gran ayuda, porque ya los compañeros dejaron de molestarme y al terminar el colegio pude terminarlo tranquilo, al menos la gente no me molestaba por tener comportamientos afeminados. Aún nos hablamos de vez en cuando. Él ha sido como un hermano mayor para mí, como mi ángel de la guarda, le tengo mucho cariño. Luego de mi primer retiro en Courage le conté mi situación y él me entendió y hasta hoy seguimos siendo amigos.

 

Yo nunca tuve relaciones sexuales con nadie, pero sí caí muchas veces en la masturbación y la pornografía, y tocamientos por parte de familiares durante mi adolescencia. Fuera de eso, yo siempre he sido muy responsable en mis estudios y mi trabajo, todos los que me conocían hablaban bien de mí y me ponían de ejemplo. Nadie sabía de mis problemas en realidad, pero me sentía muy solo. Pensaba que todo lo que vivía era consecuencia de mis pecados, pero Dios siempre me ha mostrado su amor generoso.

 

Como mi amigo Andrés, también tuve muchas personas que me ayudaron a crecer luego en el ámbito profesional, sobre todo señoras que eran como otras mamás, a quienes hoy relaciono con el auxilio de la Virgen María. En medio de esta tempestad conocí el apostolado Courage hace casi 15 años. En una ocasión que participaba de esos chats públicos que antes existían, buscando tener conversaciones eróticas, un hermano valiente de México invitaba a todos a conocer el apostolado y compartía el link de la página web de Courage Latino. Me llamó la atención porque él decía que ya no buscaba tener relaciones sexuales con hombres y que se sentía bien; eso era algo que yo anhelaba.

 

Unos días después me animé a entrar a la página de Courage Latino y lo sentí como un oasis en medio de un desierto. La castidad, que en ese entonces pensaba era sinónimo de celibato, me parecía algo imposible porque había intentado muchas veces dejar mis adicciones sexuales sin tener éxito, pero al ver que el grupo lo tenía entre sus metas me llenó de esperanza. Muy pronto me animé a inscribirme a los grupos virtuales y compartí mi testimonio. Recuerdo que sentí como si me hubiese quitado un gran peso de encima, solo por el hecho de contarlo, porque hasta ese momento no había compartido mi vida con nadie y sentía la culpa de mis pecados como una carga muy pesada. Me sentí comprendido, acompañado, hice nuevos amigos que también me contaron sus historias y así empecé.

 

Al poco tiempo de conocer Courage me salió una buena oportunidad de trabajo, en donde aún estoy. Creo que Dios siempre nos bendice cuando pedimos ayuda. En este trabajo, las seguridades de internet son muy buenas y eso me ayudó a dejar la pornografía poco a poco. Aún caía en la masturbación y seguía sintiendo atracción por los hombres. Me ilusioné primero con un compañero de trabajo, luego fui jefe y también tenía sentimientos fuertes hacia uno de mis asistentes. Llegamos a tener bastante cercanía y a pesar de todo nunca pasó nada inadecuado, pero en el fondo me sentía mal y seguía viviendo todas estas cosas en secreto.

 

Luego de un par de años, llegó la invitación en el grupo virtual para participar de un retiro en Querétaro, México. Me animé a inscribirme y como me iba bien en mi trabajo tenía el dinero para poder viajar. Tuve muchas complicaciones para ir, todo era nuevo para mí: sacar pasaporte, pedir visa, viajar en avión, hospedarme solo en un hotel, etc. Pero con la bendición de Dios, llegué bien, viví una experiencia muy hermosa, compartí con los hermanos, hice más amigos, me sentí como en casa, no quería regresar. Al terminar tenía muchos sentimientos encontrado, pero también extrañaba a mi familia.  Después del retiro, decidí a contarle mis problemas a mis padres y a un par de amigos cuando regresé a mi país. Eso también me liberó de mucha ansiedad, porque ya empezaba a sentir la presión de mis padres que me preguntaban por qué no tenía novia.

 

Volví a viajar a México ese mismo año para otro retiro y luego los años siguientes iba a los congresos y empecé a hacer amigos, pero aún no teníamos capítulo en mi país. Empecé a leer libros sobre la atracción al mismo sexo que me recomendaron en el apostolado, para entenderme mejor y ayudarme a mí mismo. Logré ser amigo de mi asistente del trabajo y disminuir un poco esos sentimientos desordenados que tenía hacia él. Conversamos muchísimo de nuestras vidas, compartimos muchas cosas, nunca le conté de este problema en particular, pero sí de todo lo demás. Me ayudó mucho su amistad para reforzar mi masculinidad, él también se llamaba Andrés. Por eso pienso que mi ángel de la guarda se llama Andrés.

 

Unos años más tarde, en el 2011, Andrés se cambió de trabajo y eso me puso muy triste. Pero en medio de eso, Dios me motivó a consagrarme a la Virgen María y a regresar a la Iglesia Católica porque estaba alejado desde hace muchos años. Esto me dio un gran impulso para aprender a vivir en castidad. Tuve nuevos amigos en la Iglesia con los que iba a misa y me iba de viaje. Recibí la invitación del párroco de mi parroquia para ser sacristán y luego también me hice catequista. Logré pasar más de 2 años sin caer en la masturbación y estaba muy contento. Pensaba que tenía vocación para ser sacerdote y me fui de peregrino a la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro. Aproveché el viaje para preguntarle al Señor Jesús si quería que deje mi trabajo y entre al seminario. Pero Su respuesta fue que no.

 

No entendía por qué el Señor no quería que fuese sacerdote; mucha gente que me veía decía que tenía vocación. Esto me causó mucha ansiedad y volví a caer.  Sin embargo, nuevamente Dios en medio de mis tristezas, como un rayo de luz, apareció la oportunidad de tener un capítulo de Courage en mi país. El Padre Buenaventura, director de Courage Latino, vino a Ecuador a finales del 2013. Un hermano de México que me conocía me avisó y lo pude acompañar casi durante todo su viaje, aunque él vino a otra ciudad. Me confesé con el padre Buenaventura, me sentí muy comprendido, y eso me animó a comprometerme más con el apostolado. Unos meses más tarde se abrió el capítulo en esa ciudad y yo viajaba con frecuencia a participar de las reuniones. Luego tuve la oportunidad de hablar con el obispo de mi ciudad el 25 de marzo del año 2014, fiesta de la Anunciación, y él también nos dio su aprobación. Ya conocía de algún tiempo atrás a nuestro capellán, con quien habíamos intentado abrir el grupo, pero no sabíamos cómo, hasta que por fin fue un hecho.

 

Así empezamos el capítulo y ya cumplimos siete años, aprendiendo y ayudando a más hermanos. Durante mi caminar en el apostolado he podido trabajar muchas de mis luchas con la ayuda del grupo. El programa de 12 pasos por ejemplo me ha ayudado a superar resentimientos y poder amar más libremente. He vivido situaciones complejas en las que no sabía qué hacer, pero con la ayuda de los hermanos he podido tomar buenas decisiones y apartarme de personas que me pudieron haber alejado de la castidad. Este apostolado le ha dado sentido a mi vida, ya no espero casarme o hacerme sacerdote para ser feliz. Dios me ha revelado mi vocación a la santidad en mi estado actual como laico. La amistad en Courage también ha sido muy importante para mí.

 

Aún queda camino por recorrer, cosas que aprender y problemas por superar, pero ahora tengo la confianza de amigos que me comprenden, que me acompañan, que me quieren y me aman con un amor limpio y casto, a quienes también puedo amar con pureza. Esto es lo que me ha dado Courage y estoy muy agradecido con Dios por esta enorme bendición.