El examen de conciencia: una hermosa oración

Author: Lícia Pereira de Oliveira, f.m.r.


El examen de conciencia: una hermosa oración

Lícia Pereira de Oliveira, f.m.r.*

Cuando se habla de examen de conciencia lo primero que viene a la mente es la lista de los pecados que debemos confesar para recibir el Sacramento de la Reconciliación, y si bien ello es cierto, es algo más. El Examen de Conciencia es una oración [1] y como tal nos une a Dios, siendo así parte de nuestra vida espiritual. En los Ejercicios Espirituales [EE], San Ignacio de Loyola presenta dos tipos de examen de conciencia: el particular [cf. EE 24-31] y el general [cf. EE 32-44]. El particular es el que nos prepara para la confesión y el general es «para limpiarse y para mejor confesar» [EE 32]. El examen general sí ayuda a hacer una buena confesión, pero su primera finalidad es la purificación del corazón que permite contemplar a Dios (cf. Mt 5,8). ¿Cómo se hace? San Ignacio propone cinco pasos [cf. EE 43]:

Acción de gracias: lo primero es tomar conciencia de la amorosa providencia de Dios y darle gracias por los dones que nos da. «Porque dar gracias es un modo privilegiado de reconocer, sentirse amado y amar»[2]. Al entrar en nosotros mismos podemos reconocer los dones espirituales y materiales que Dios nos concede a nosotros y a las personas que amamos. ¡Hay tanto que agradecer!

Pedir la gracia para conocer los pecados y rechazarlos: el segundo momento se caracteriza por la oración de súplica; pedimos al Señor que nos conceda la luz de la gracia para reconocer nuestros pecados y rechazarlos. Lo que pedimos es una percepción espiritual para, por un lado, captar la presencia de Dios y por otro, nuestras faltas de amor hacia Él. Pedimos luz [para ver] y fuerza [para rechazar] el pecado.

Examinar los pensamientos, las palabras y las acciones: el tercer momento es el más práctico. Se trata de examinar los pensamientos, las palabras y las obras de pecado; sin embargo, algunos autores interpretan que podemos también examinar los actos de amor a Dios y al prójimo [3]. Recordando, entonces, nuestros pensamientos, palabras y obras, somos capaces de ver cuándo nos replegamos egocéntricamente sobre nosotros mismos, cerrándonos a Dios y cuándo hacemos el movimiento inverso.

Pedir perdón: al reconocer aquellos movimientos que nos alejan de Dios y de los hermanos, toca pedir confiadamente perdón. Es el momento privilegiado para experimentar que Dios nos ama profundamente en nuestra miseria y pequeñez [4]. Pedir perdón es una puerta de entrada para la realidad más importante de este cuarto momento: experimentar el abrazo amoroso de Dios, su beso de acogida y la alegre celebración de esta hermosa realidad que es el perdón (cf. Lc 15, 20-23)[5].

Propósito de enmendarse con la Gracia de Dios: los cuatro primeros pasos se concentran en el pasado, el quinto nos orienta al futuro. Recordar nuestras faltas pasadas nunca es una finalidad en sí misma, tiene sentido porque nos ilumina para nuestro futuro. No se trata de concentrarnos en las faltas haciendo resoluciones irrealizables para no caer. Se trata más bien de, habiendo recibido nuevas luces espirituales, renovar nuestro peregrinar con Dios. Él, pedagógicamente nos conduce en las adversidades de la vida, a la Vida Eterna, objeto de toda nuestra esperanza [6]. El propósito de enmienda significa querer hacer el bien y evitar el mal. Dios camina con nosotros para la concreción de este propósito.

Delante de Jesús Sacramentado o en la intimidad de nuestra habitación; haciendo apuntes o solamente haciendo uso de la memoria y de la meditación; en el inicio del día o de la noche, el Examen es una hermosa modalidad de oración, muy recomendable para madurar en la vida espiritual y avanzar en el camino de la amorosa unión con Él, que es Padre Misericordioso, Hijo Reconciliador y Espíritu Santificador.

* Licia Pereira es laica consagrada y en este momento reside con su comunidad en Brasil.

Referencias:

1 Cf. ARZUBIALDE S., S.J., Ejercicios Espirituales de San Ignacio, historia y análisis, Maliaño, 2009, p. 149.156.160; GALLAGHER T., O.M.V., A Oração do Exame, sabiduría ignaciana para as nossas vidas no tempo presente, Lisboa, 2014, p. 19.21; RUPNIK M.I., S.J., L’esame di coscienza, per vivere da redenti, Roma, 2002, p. 69.

2 ARZUBIALDE S., S.J., o.c. p. 158.

3 Cf. ALFONSO H., La vocazione personale, trasformazione in profondità per mezzo degli esercizi spirituali, Roma, 2015, p. 42; GALLAGHER T., o.c., pp. 90-91.

4 Cf. GALLAGHER T., o.c., p. 102.

5 Ibid., p. 108.

6 Ibid., p. 123.