«Acompañamiento espiritual para personas con atracción al mismo sexo» 

Published in: The Linacre Quarterly 82 (4) 2015, 1–9 

Author: JAMES MCTAVISH

Acompañamiento espiritual

para personas con atracción al mismo sexo 

 

Algunas personas con atracción al mismo sexo (AMS) buscan dirección espiritual por diversas razones, ya sea para ayudarles a entender los sentimientos que tienen por el mismo sexo o para buscar orientación en otros aspectos de la vida. 1  La dirección espiritual se define como: 

«…ayuda dada de un creyente a otro que le permite a estos últimos prestar atención a la comunicación personal de Dios con él o ella, responder a este Dios que se comunica personalmente, crecer en intimidad con Dios y vivir las consecuencias de la relación. El enfoque de este tipo de dirección espiritual está en la experiencia […] Además, esta experiencia se ve, no como un evento aislado, sino como una expresión de la relación continua y personal que Dios ha establecido con cada uno de nosotros». (Barry y Connolly 1982, 8 – 9) 

La Congregación para el Clero en su documento «El sacerdote confesor y director espiritual. Ministro de la misericordia divina» que sirve de ayuda para el director espiritual señala: «El objetivo de la dirección espiritual consiste principalmente en ayudar a discernir los signos de la voluntad de Dios en nuestro camino de encuentro a la propia vocación, oración y perfección en la vida cotidiana».  (Congregación para el Clero 2011, 78). 

Las personas que experimentan AMS pueden acercarse y pedir acompañamiento espiritual regular o pueden pedir tener sólo un diálogo espiritual o conversación sobre su situación. Se puede organizar una reunión inicial en la que la persona puede expresar sus necesidades. A veces, una sola reunión puede bastar para responder a una duda o aclarar una situación. Después de haber escuchado a la persona, el director puede sugerir que ésta continúe las sesiones. Es prudente permitir que transcurran dos o tres reuniones antes de acordar sesiones regulares de dirección espiritual; lo cual debe ser explicado a las personas acompañadas en el primer encuentro. Esto les da fundamento y libertad a ambos para decidir si desean o no continuar con las sesiones. 

Respeto por la libertad

El director debe respetar siempre la libertad de la persona que está siendo acompañada. El director no puede forzar o coaccionar a una persona para tomar una decisión – sólo puede aconsejar o sugerir. El Catecismo de la Iglesia Católica aconseja que, si la persona acompañada experimenta AMS, él o ella «deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza.  Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida» (Catecismo 1997, 2358). Normalmente es una buena señal que la persona solicite dirección espiritual, ya que puede indicar un deseo real por crecer espiritualmente y apertura para ser guiado. 

 Es importante señalar que «El director espiritual no hace el camino, sino que sigue asistiendo a la persona en su realidad concreta. Quien guía las almas es el Espíritu Santo y el director debe favorecer su acción» (Congregación para el Clero 2011, 103). 

 

La clave es escuchar

La primera tarea del director y la más importante es escuchar. El director debe escuchar a la persona y escuchar la acción de Dios en la vida del acompañado. A veces lo que se comparte puede ser doloroso: difícil de admitir para la persona acompañada, y difícil de escuchar para el director. En el diálogo con la persona que experimenta AMS, es muy probable que surjan detalles de su sexualidad: sentimientos, pensamientos, luchas, incluyendo experiencias sexuales, entre otros. El director debe ser maduro y tener una formación sólida en sexualidad humana y también una sólida base en las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la AMS. Es inapropiado aconsejar a una persona que experimenta AMS a que «sólo encuentre un compañero estable», ya que todos los cristianos son llamados a la santidad y a la perfección cristiana, incluso si este crecimiento sólo se logra poco a poco en etapas. 

Un punto importante a tratar tiene que ver con la frecuencia y la duración de la dirección espiritual. Como regla general puede ser una hora una vez al mes. Aunque no está escrito en piedra, cuando al principio el director empieza a acompañar a la persona puede ser que las reuniones sean más frecuentes hasta que se familiarice con la historia del acompañado. 

 

Aclarando términos 

Es útil aclarar con exactitud qué quiere decir la persona acompañada cuando habla de experimentar AMS o por qué él o ella está buscando orientación. Puede ser que la persona tenga incertidumbre sobre su orientación sexual y esté insegura de si es gay o no. El difunto Rev. John Harvey, O.S.F. S., reconocido experto en homosexualidad y fundador de Courage – grupo de apoyo católico para personas que experimentan AMS y desean vivir castamente – identifica tres componentes de una definición de homosexualidad: 

1. «Tendencia erótica persistente hacia personas del mismo sexo». También es posible una atracción temporal o transitoria, pero AMS y el término homosexual normalmente se usan para definir una atracción duradera. 

2. «Desinterés en personas del otro sexo, preocupación por no sentirse atraído físicamente». A veces esta falta de atracción se extiende a un orden psicológico más amplio. 

 3. «Dificultades para tener relaciones físicas con personas del otro sexo». 

 

La primera característica se encuentra en todas las personas con AMS, pero la segunda y tercera no necesariamente se encuentran en todos (Harvey 2007, 6-7). 

Le pregunté a un joven, a quien le habían asegurado que era gay, por qué buscaba dirección espiritual. Él respondió que quería saber cómo darle la noticia a su padre y a su futura esposa. Resultó que después de pensarlo y cuestionarse se dio cuenta que tenía un considerable grado de sentimientos heterosexuales. También había tenido una fuerte ruptura en la relación con su padre manifestada en la ira y falta de perdón. En la compleja génesis de la AMS, es muy importante para un director saber que un factor causal es una relación deficiente con el padre y / o la madre (Asociación Católica de Medicina 2000, 3).2  Estas situaciones subyacentes no eran tan fáciles de ver al principio y aparecieron con el paso del tiempo y el establecimiento de la confianza. Un fundamento importante para una buena relación en la dirección espiritual es explorar las motivaciones y permitir a las personas acompañadas hablar libremente acerca de su historia personal y experiencias. 

 

Conflictos psicológicos  

Es importante que los directores espirituales comprendan a fondo los conflictos psicológicos que predisponen a jóvenes y adultos a la AMS. El Dr. Rick Fitzgibbons identifica estos conflictos en los hombres como «falta de apego y seguridad con el padre, hermano u otra persona del mismo sexo; una imagen corporal negativa; trauma de abuso sexual; desconfianza en la relación con la madre; traiciones severas de otras mujeres y narcisismo. En las mujeres, los conflictos psicológicos de fondo incluyen desconfianza y tristeza en la relación paterna; faltas de apego y seguridad con la madre; traición de hombres importantes para ellas y miedo a ser traicionadas por otros hombres; poca confianza femenina; rechazo de otras mujeres; ira contra los hombres y la soledad y falta de un amor reconfortante».3 

 

Enamoramiento de una sola vez 

Una mujer joven se me acercó a pedir dirección espiritual, estaba convencida que era «lesbiana» por estar enamorada de su maestra. Le aseguré que un sólo enamoramiento no era igual al lesbianismo. Como el P. John Harvey señala: «Las jóvenes adolescentes muchas veces confunden cuando tienen un “enamoramiento” con una joven mayor o una maestra como una forma de homosexualidad. Se les debe mostrar que sólo están pasando por una etapa de fuerte admiración y necesitan tener cuidado de no convertir en ídolo a la otra persona. Mientras tanto, deben seguir buscando amigos dentro de su grupo de compañeros y aprender a formar buenas relaciones humanas con ambos sexos» (Harvey 2007, 34-35). Le pregunté por sus relaciones familiares, explicándole que a veces detrás del deseo de afecto de otra mujer se reflejaba el deseo de una identificación más fuerte con la figura materna. 4  Reconoció que tenía una relación pobre con su madre y ella misma llegó a la conclusión de que esto era la clave para entender su enamoramiento por la maestra. Cuando se carece de una buena relación materna, debe alentarse una relación aún más fuerte con la Madre María. Fortalecer la relación con nuestra Madre María es bueno para todos, pero puede traer frutos particulares en una mujer que busca esa experiencia de amor maternal: «La experiencia del amor de María puede llenar el vacío y la soledad generadas en la relación materna, convertirse en un nuevo fundamento para confiar en las mujeres, fortalecer la confianza y resolver atracciones y comportamientos homosexuales» (Fitzgibbons, 2015). 

 

Abuso previo y problemas relacionados 

Las personas que experimentan AMS a menudo han sido víctimas de abuso. Las investigaciones indican que alrededor del 50 por ciento de las mujeres lesbianas reportan antecedentes de abuso sexual masculino, dos veces más alto que las mujeres heterosexuales (Balsam, Rothblum y Beauhola 2005; Hughes et al., 2000). El abuso puede ser físico, mental o emocional. El abuso homosexual de un hombre mayor es un factor frecuente en el origen de la posterior AMS en los hombres. El abuso produce heridas profundas en la psique de la persona, el director espiritual debe ser consciente de esto y de ser necesario podría remitir a la persona acompañada a profesionales de la salud mental. 5 

El director debe saber que las personas con AMS son más propensas a tener o haber tenido problemas médicos, psicológicos y relacionales.6 Muchos de estos comportamientos y disfunciones psicológicas se experimentan, entre los homosexuales, aproximadamente en tres veces más que en la población general. Estos incluyen abuso de sustancias, historias suicidas y otros problemas de salud mental, tales como trastornos alimenticios, trastornos de personalidad, paranoia, depresión y ansiedad (Diggs 2002). 

La ira excesiva se ve a menudo como resultado de rechazos en relaciones que deberían ser de apego y seguridad principalmente con personas del mismo sexo, pero también a menudo con el padre o hermano. Esta cólera no es saludable, como nos recuerda el libro de Eclesiástico, «el impulso de su pasión le hace caer» (Eclo. 1, 22). Solucionar este enojo es esencial para resolver la tristeza, desconfianza y baja autoestima que a menudo acompañan a una persona con AMS. El sacramento de la reconciliación puede ayudar mucho a quienes albergan la ira. La gracia del sacramento actúa como un bálsamo calmante sobre las heridas de la persona, trayéndoles paz y sanación. Al ser perdonado, el penitente se vuelve más consciente de la necesidad de perdonar a los demás, dejando atrás las heridas pasadas y dando pasos para seguir hacia adelante en la vida. 

Con frecuencia, la falta de confianza es un problema. En el 2011, un estudio realizado por Parkes a 10.000 adolescentes hombres concluyó que jóvenes que habían tenido experiencia con personas del mismo sexo, reportaron baja autoestima. (Parkes et al., 2011). En el 2010, un estudio israelí hecho por Rubinstein a 90 hombres homosexuales y 109 hombres heterosexuales; con edad media de 26 años y sin diferencias significativas con respecto al país de nacimiento, origen étnico, nivel educativo, servicio militar o participación en psicoterapias; reveló que los jóvenes homosexuales obtuvieron calificaciones más bajas en autoestima y más altas en narcisismo en comparación con sus homólogos heterosexuales (Rubinstein 2010). Si la persona acompañada tiene baja autoestima, el director debe estar atento y listo para abordar cualquier tema subyacente, así como ofrecer aliento constante para hacer crecer la baja confianza en sí mismo. 
 

Evitar el vicio

Peligros de un estilo de vida homosexual activo 

Un estilo de vida homosexual activo pone a los hombres que tienen sexo con hombres en grave riesgo médico y moral. En todo el mundo, las relaciones sexuales entre varones representan la mayoría de las nuevas infecciones por VIH, además de exponer a los participantes a una serie de otras infecciones, como la hepatitis B, la gonorrea y la sífilis (McTavish, 2014).7 El director debe respetar siempre la libertad de la persona acompañada, pero en vista de los serios riesgos para la salud en la actividad homosexual es también libre de asesorar a la persona de sus peligros reales. 

 

Evitar ocasiones de pecado 

Se debe aconsejar a la persona que evite todo comportamiento inmoral, incluyendo «ocasiones de pecado», que pueden incluir ver pornografía gay, frecuentar bares o salones de masaje gay y entretenerse con amigos abiertamente homosexuales que pueden tener mala influencia en una persona que intenta liberarse de estas tentaciones. Cuando en la dirección espiritual un joven con AMS me informa que él o ella está teniendo muchas tentaciones sexuales, por lo general le pregunto acerca de posibles factores de provocación, especialmente el uso de la pornografía. La pornografía alimenta pensamientos sexuales desordenados que pueden conducir a acciones lujuriosas. Una máxima espiritual muy útil es: «Si no lo ves, no pensarás en ello». Hay que tener cuidado con lo que uno mira, especialmente en esta cultura sexual que los medios de comunicación nos proponen hoy en día.  

El profeta Jeremías nos dice: «La muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios…» (Jeremías 9, 20). San Alfonso María de Ligorio, santo patrono de la teología moral de la Iglesia católica, escribe acerca de este pasaje: «Porque para defender una fortificación no basta con cerrar las puertas si se permite que el enemigo entre por las ventanas».8  
Nuestras ventanas son los ojos, y si los ojos están sanos todo el cuerpo estará sano, pero si los ojos están mirando pornografía entonces todo el cuerpo sufrirá (véase Mt 6, 22-23). Algunos medios que pueden ayudar a reducir la exposición a la pornografía son: el uso de un filtro de sitios web, colocar la computadora en un lugar más público y tener cerca a una «persona responsable» que nos ayude. 

 

Cultivar la virtud

Cuando hacemos cosas malas constantemente formamos vicios; y cuando hacemos cosas buenas constantemente fomentamos las virtudes. Se debe aconsejar a la persona que experimenta AMS, y que ha comenzando a dejar atrás los vicios, el crecer en una vida de virtud. Las virtudes son buenos hábitos e incluyen la práctica de la oración, frecuentar los sacramentos, cultivar amistades saludables y participar en el apostolado de la Iglesia. El Catecismo anima de la misma forma a las personas que viven en la AMS: «Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana» (Catecismo 1997, 2359). 

 

Unión que da Frutos 

El Señor nos promete: «Quien permanece en mí y yo en él ese dará mucho fruto, porque sin mí nada podéis hacer» (Jn 15, 5). Una vida sacramental, que se alimenta de la Eucaristía y la confesión regular (especialmente después de una caída) ayuda a mantener la unión con Cristo. La oración y los sacramentos son esenciales para que la persona que experimenta AMS reciba la gracia necesaria. 

Se debe recomendar el rezar con la Palabra de Dios, para que la persona sea guiada por la voz de Dios mismo. La Dei Verbum nos enseña: «no olviden que debe acompañar la oración a la lectura de la Sagrada Escritura para que se entable diálogo entre Dios y el hombre; porque a Él hablamos cuando oramos, y a El oímos cuando leemos las palabras divinas.» (Concilio Vaticano II, 1965, p. 25). El papa Emérito Benedicto XVI señala: «Por eso es importante que todo cristiano viva en contacto y en diálogo personal con la Palabra de Dios, dada en la Sagrada Escritura» (Benedicto 2007). A través de un diálogo personal con la Palabra de Dios, la persona que experimenta AMS puede ser guiada por el Espíritu Santo para caminar gradualmente en el camino de la santidad cristiana. 

Una vida de oración es necesaria para superar las tentaciones de la carne. San Alfonso María de Ligorio reconoció el gran poder de la oración: 

Es importante señalar que, no podemos resistir las tentaciones impuras de la carne, sin recomendarnos a Dios cuando somos tentados. Este enemigo es tan terrible que, cuando pelea con nosotros nos quita toda luz; nos hace olvidar nuestras meditaciones y nuestras buenas resoluciones; también nos hace ignorar las verdades de la fe, e incluso nos hace perder el temor a los castigos divinos. Porque él conspira con nuestras inclinaciones naturales, que nos conducen con violencia a la indulgencia de los placeres sensuales. Quien no recurre a Dios en ese momento se pierde. La única defensa contra esta tentación es la oración. (Ligorio 1992, 70 – 71). 

 

Amistades castas 

Fiel al Magisterio de la Iglesia, el director puede recordar a las personas acompañadas la importancia de la castidad. El capítulo 47 del profeta Ezequiel nos brinda una imagen útil para explicar la castidad. El profeta describe un río poderoso que da vida dondequiera que fluya. «Dondequiera que fluya el río, la vida crece» (Ez 47, 9). El río puede simbolizar el poderoso flujo de nuestra sexualidad con toda su energía y vitalidad que, cuando es guiada en el camino correcto, genera vida. Un corazón casto es un corazón pacífico, que también fluye hacia una vida ordenada. Vivir castamente ayuda a la persona que experimenta AMS a integrarse más. Las heridas previas pueden sanar y curarse, como San Agustín describe: «La castidad nos recompone; nos devuelve a la unidad que habíamos perdido dispersándonos» (Catecismo 1997, 2340). 

Los obispos católicos de Estados Unidos en sus directrices para la atención pastoral a personas con inclinación homosexual comentan: «En nuestra sociedad, la castidad es una virtud particular que requiere un esfuerzo especial. Todas las personas, ya sean casadas o solteras, son llamadas a la vida casta. La vida casta supera deseos humanos desordenados como la lujuria y da como resultado la expresión de los deseos sexuales en armonía con la voluntad de Dios» (Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, 2006, 8). Los obispos canadienses recomiendan por lo tanto «que cultiven amistades virtuosas y castas, aunque no exclusivamente con otras personas del mismo sexo. La verdadera amistad aumenta la capacidad de vivir castamente, mientras que el vivir aisladamente puede hacer que el miedo o la amargura socaven una vida sana y santa» (Comisión Episcopal para la Doctrina de la Conferencia Canadiense de Obispos Católicos 2011, 22). Las amistades sanas son buenas y necesarias para el crecimiento afectivo maduro y equilibrado. Las amistades sinceras pueden ser más fácilmente encontradas en comunidades como la de Courage, por ejemplo. 9 Las metas de Courage incluyen fomentar un espíritu de hermandad y de apoyo, para que nadie tenga que enfrentarse a las dificultades que acompañan la AMS, sino que puedan encontrar consuelo en amistades saludables y en las que puedan apoyarse. 

 

Apostolado 

La Congregación para el Clero explica: «En el consejo y acompañamiento espirituales entra necesariamente el campo del compromiso apostólico. Se examinen, pues, las motivaciones, las preferencias, las realidades concretas, de forma que la persona acompañada esté más disponible al apostolado» (Congregación para el Clero 2011, p. 133). Al ser parte de una Iglesia apostólica las personas que experimentan AMS, deben ser alentadas a participar en el servicio a otros, ya que «el realizar obras apostólicas y caritativas son un elemento de valor probado» (Harvey 2007, 23). Parte de su misión es dar testimonio de vivir una vida de santidad incluso si esto requiere cargar la Cruz. Las personas que experimentan AMS pueden «unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición» (Catecismo 1997, 2358). También puede ejercer la misión profética de animar a otros que viven la AMS a vivir castamente, así como ayudar a corregir los malentendidos en la sociedad con respecto a la homosexualidad, ayudando a difundir las enseñanzas correctas del Magisterio de la Iglesia. 

 

Conclusión

La dirección espiritual puede ayudar a la persona con AMS a crecer en una relación más personal con Dios, permitiéndole saborear, revivir y disfrutar de la profunda y amorosa cercanía de Dios en sus vidas. Compartir con un director le permite a la persona acompañada explorar y desbloquear áreas de falta de libertad en su historia personal. Crecer en conocimiento del amor y amistad de Dios puede llenar el vacío interior en hombres con AMS que sufrieron acoso o que nunca tuvieron amistades masculinas cercanas en su infancia y adolescencia. Crecer en el conocimiento del amor del Padre y del amor de San José, durante la infancia y el presente, puede ayudar a sanar la profunda tristeza de muchos hombres que nunca sintieron cercanía con sus padres y sanar la profunda desconfianza que pueden tener en mujeres que tuvieron padres abusivos, iracundos o egoístas.  Crecer en el conocimiento del amor de Nuestra Madre puede llenar el vacío que muchas mujeres con AMS tienen por carecer de un amor maternal y consolador, y crecer en este amor puede ayudar a los hombres con madres controladoras, distantes o narcisistas, a confiar más en las mujeres. 

El tiempo y la paciencia son necesarios como en todo proceso de crecimiento. El director debe ser paciente con la persona acompañada, y la persona acompañada debe ser paciente consigo misma. Es muy probable que se produzcan retrocesos, y el director debe ser imagen viva del «Dios de misericordia y consolación» (ver 2 Cor 1, 3-5), animando constantemente a la persona a seguir corriendo la carrera y peleando la buena batalla (véase 2 Tim 4,7). El director debe aconsejar a las personas acompañadas a evitar comportamientos inmorales y alentarlos a crecer en una vida virtuosa, así como motivar los esfuerzos para desarrollar una autoidentificación masculina (o femenina) más fuerte. La persona acompañada puede ser apoyada en su deseo de vivir castamente y de cumplir la voluntad de Dios en su vida.  

 

El P. John Harvey nos dice: 

Es, sobre todo, por una dirección espiritual constante, que la persona con AMS puede formular y comenzar a vivir este plan de vida. Muchas veces, las personas con AMS ya han experimentado la soledad y la imperfección de cualquiera de los dos patrones de la actividad homosexual, ya sea la promiscuidad o una relación estable del mismo sexo. Insatisfechos con estas experiencias, están dispuestos a escuchar la propuesta de un nuevo enfoque, aunque aparentemente parezca una propuesta complicada. La tarea del director espiritual es mostrar al hombre o mujer con AMS que es posible vivir una vida casta y feliz sin estar aislado de la sociedad (Harvey 2007, 23 – 24). 

 


NOTAS FINALES 

  1. La dirección espiritual puede ser conocida por varios términos como por acompañamiento espiritual u orientación, y el director también puede ser conocido como acompañante, amigo, etc. Pueden consultarse textos especializados en dirección espiritual para obtener más información acerca de los pros y contras de la variada terminología. 
  2. El manifiesto: Homosexualidad y Esperanza señala que en la historia de una persona que experimenta atracción por el mismo sexo, se encuentra frecuentemente la alienación del padre en la primera infancia (Asociación Católica de Medicina 2000, 3). Para el Rev. John Harvey uno de los principales factores que, individual o colectivamente, contribuye a la AMS es la “incapacidad del niño para identificarse con el género del padre del mismo sexo” (Harvey 2007, 12).  
  3. Dr. Richard Fitzgibbons, mensaje de correo electrónico al autor, 23 de mayo, 2015.
 
  4. Janelle Hallman comenta que “algunas mujeres con AMS señalan que carecen de afecto y cuidados maternales” (Hallman 2008, 64). Comenta su experiencia obtenida en la terapia dada a mujeres que sienten atracción por el mismo sexo y observa que a menudo experimentan un apego o distancia excesivas con sus madres, no existe término medio en la relación (Hallman 2008, 61-62). Andria L. Sigler-Smalz, consejera de pastoral clínica, cita lo siguiente: “A menudo hay un punto en común en las mujeres que tienen conflictos interiores con el lesbianismo. Una de ellas, la cual reconoció que sus relaciones lésbicas reafirmaron su necesidad de amor maternal, me explicó: “Cuando me encuentro con una mujer a la que me siento atraída, es como si un lugar dentro de mí dijera: ¿Serás mi mamá? Es una sensación poderosa e impotente, la cual no puedo resistir. De pronto, me siento poca cosa. Quiero ser notada por ella, quiero ser especial para ella, y ese deseo se apodera de mi mente “(Sigler-Smalz n.d.).
  5. El abuso produce muchas heridas en la víctima. Surgen temas serios como la necesidad de ser sanados y de encontrar justicia contra él (los) perpetrador (es) por el delito cometido. 
  6. Janelle Hallman comenta que «La depresión y ansiedad son comunes en la vida de mujeres con AMS» (Hallman 2008, 60-61). Véase también la página 4 y la nota 43 de la Asociación Católica de Medicina (2000). Garofalo et al. (1999) reporta que los jóvenes ya sean lesbianas, gay, bisexuales o los que no están seguros de su identidad tienen un índice, significativamente más alto, en la frecuencia de intentos de suicidio. 
  7. «Aunque los HSH representan aproximadamente el 4 por ciento de la población masculina en los Estados Unidos, en el 2010 el sexo entre hombres representó, entre ellos, el 78 por ciento de las nuevas infecciones por VIH. […] En el 2013 en Filipinas, el 84 por ciento de todas las infecciones nuevas de VIH transmitidas sexualmente se produjeron en HSH, siendo Manila el centro de la epidemia» (McTavish, 2014, 637-638). 
  8. San Alfonso María de Ligorio escribe: «Por eso Job hizo un pacto con sus ojos para no mirar a ninguna mujer, incluso a una virgen casta; porque sabía que de las miradas surgen malos pensamientos»(Ligorio 1888, Instrucción III, II, 1). 
  9. Para más información ver la página de Courage: https://www.couragerc.org/espanol 
 

 

REFERENCIAS  

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NOTA BIOGRÁFICA 

El Rev. James McTavish, F.M.V.D., M.D., es un sacerdote misionero escocés de la Fraternidad Misionera Verbum Dei. Originalmente estudió medicina en la Universidad de Cambridge, y antes de especializarse en plásticos y reconstrucción, ganó una beca en cirugía del Colegio Real de Cirujanos de Edimburgo. Luego escuchó el llamado del Señor para sanar al Cuerpo de Cristo herido a través de la evangelización – «Dame vida conforme a tu Palabra» (Sal 119). Después de la ordenación sacerdotal y luego de haber estudiado teología moral y bioética en Roma, fue asignado a Manila en labores de formación, apostolado bíblico y de enseñanza en moral y ética para diversas escuelas médicas y teológicas. 

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Este artículo fue publicado originalmente en The Linacre Quarterly 82, bajo el título “Spiritual Accompaniment for Persons with Same-Sex Attractions,  y fue traducido por el equipo de Courage-Latino. Para cualquier consultaescribir a: oficina@couragerc.org