“La vida espiritual es nuestro principal alimento” – Testimonio de un matrimonio miembro de EnCourage

 

“La vida espiritual es nuestro principal alimento”
Testimonio de un matrimonio miembro de EnCourage

 

Somos un matrimonio miembro de EnCourage desde hace doce años. Recibimos la invitación de presentar nuestro testimonio y la aceptamos con la esperanza de que les pueda ayudar a confiar en la misericordia de Dios en su caminar en esta experiencia de tener un familiar que experimenta atracción al mismo sexo (AMS).

Tenemos la dicha de ser un matrimonio bendecido por Dios desde hace 40 años. Fruto del amor que nos tenemos, el Señor nos ha confiado cuatro hijos, dos mujeres y dos hombres. De ellos, nuestra hija mayor y nuestro hijo menor experimentan AMS.

La primera en manifestar sus sentimientos fue nuestra hija. Ella había tenido una vida como cualquier chica, pero algo se gestaba en su corazón; tal vez su gran sensibilidad y algunas circunstancias que pudo haber vivido.

Ella no manifestó ninguna tendencia durante su infancia ni adolescencia. Tuvo una relación con un chico durante diez años y cuando terminaron tuvo otros noviazgos cortos por lo que nunca pensamos que su vida daría ese giro. Además, ya tenía más de 25 años cuando supimos de su AMS. Las primeras manifestaciones las notamos cuando se hizo amiga de una compañera de trabajo que experimentaba AMS. Después se hizo amiga de un grupo de chicas todas sin novio. Estas amistades nos llamaban mucho la atención y le hicimos alguna observación al respecto, pero sin poder lograr algún diálogo al respecto. Nosotros llegamos a pensar que definitivamente había algo, pero al no tener la certeza, teníamos la esperanza de que fueran temores sin fundamento. Hasta que un día nos dijo que quería hablar con nosotros; fue entonces cuando abrió su corazón y nos habló claramente de sus sentimientos. Aunque ya lo sospechábamos, nunca pensamos qué le íbamos a decir, ni qué postura tomar. ¡Nos tomó por sorpresa! Sin embargo, lo único que queríamos era conservar su amor, que no se fuera a retirar. Para nosotros, la noticia en un principio fue como un balde de agua helada, pero al paso del tiempo ha sido más bien como un tren interminable pero que nos sigue arrollando interiormente. A los tres días ella habló con su papá y le dijo que se iba de la casa a vivir con la muchacha con la que salía; fue un golpe aún mayor. Todo era orar mañana, tarde y noche tratando de entender y saber qué hacer ante este hecho.

Un día fuimos a orar ante el Santísimo a pedir por nuestra hija; cuando salimos de la capilla de adoración vimos una mesita para anotar intenciones. En ese mismo lugar había un murito con folletos, estampitas, etc. Entre ellos estaban unos trípticos que decían algo así: “¿Sientes atracción por tu mismo sexo y deseas vivirla de la mano de Dios?” “¿Tienes un familiar o amigo con atracción al mismo sexo y buscas apoyo espiritual?” Estos folletos traían información básica de Courage y EnCourage; inmediatamente lo tomamos. Dios daba respuesta a nuestra oración y nos indicaba el lugar donde encontraríamos esa ayuda que tanto necesitábamos como padres de familia.

Conversamos con un matrimonio miembros de EnCourage y nos dieron una hermosa acogida. Por fin podíamos hablar con alguien que nos entendía. Inmediatamente entramos al grupo y empezó la sanación de nuestro corazón mediante el acompañamiento espiritual y el diálogo en amistad con personas que vivían situaciones similares a la nuestra.Cuatro años después, cuando nuestro hijo menor tenía dieciocho años, también manifiesta sus sentimientos, sin embargo, el golpe ya no fue tan duro. Creemos que nos ayudó mucho haber pertenecido a EnCourage en todo ese tiempo.

Rafa, miembro de nuestro capítulo de EnCourage, que en paz descance, nos decía que tener un hijo que experimenta AMS era una bendición. Nosotros no lo entendíamos, pero conforme ha ido pasando el tiempo hemos llegado a comprenderlo.

A lo largo de nuestro matrimonio hemos tenido muchas dificultades que nos han hecho acercarnos a Dios para superarlas, pero ninguna como ésta. Hemos acogido a nuestros hijos que experimentan AMS con amor y respeto y hemos pedido de ellos lo mismo. Pero es comprensible que tengamos diferentes puntos de vista. Con mucho pesar, nuestros hijos se han alejado de Dios porque piensan que la Iglesia los rechaza o no los entiende. A veces se nos hace muy difícil poder compartir con ellos alguna de las enseñanzas de la Iglesia como la que está hermosamente descrita en el Génesis: “Dios creó al hombre a imagen suya, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó”.

No es fácil el peregrinar, pero con la gracia y ayuda de Dios es posible. Estamos distanciados ya hace más de un año con nuestra hija, sin embargo, no perdemos la esperanza y la seguimos poniendo tanto a ella, como a su amiga, y a nuestro hijo en las manos de Dios. Él mejor que nadie sabe cuándo y cómo los irá trayendo cada vez más cerca de Su Corazón y podrán escuchar el inconmensurable amor que les tiene.

Es en este tiempo que nuestro Señor se ha hecho más presente con su clemencia y misericordia. Nuestro Señor Jesucristo nos dice: “Vengan a mí los que están cansados y agobiados y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón y sus almas encontrarán descanso. Pues mi yugo es suave y mi carga ligera” (Mt 11, 28-30).

Hemos encontrado Su presencia en nuestros compañeros de EnCourage con quienes nos reunimos con frecuencia para repasar las metas, compartir nuestras experiencias, reflexionar la literatura que nos proporciona el apostolado y también para convivir siempre en un espíritu de oración. Nuestro mayor anhelo es nuestra propia conversión para dar un buen testimonio a nuestra familia de amor a Dios y al prójimo. En ningún otro lugar como ahí nos sentimos acogidos. Respetamos nuestras diferentes maneras de ser y de pensar; no nos juzgamos, simplemente nos escuchamos con paciencia y amor de hermanos en Cristo. La escucha de las experiencias de nuestros hermanos nos ayuda, ya que sabemos que tal vez en algún momento podemos estar atravesando por lo mismo. Además de ser compañeros de apostolado hemos llegado a ser un grupo de amigos que se quieren mucho.

La presencia y acompañamiento de nuestro capellán es fundamental para nosotros porque es él quien nos orienta y dirige espiritualmente llevándonos la palabra de Dios que es fuente de agua viva, de vida eterna.

Lo más enriquecedor y reconfortante es saber que nos sostenemos con la oración; estamos tan unidos que lo que le sucede a uno es como si nos sucediese a todos y oramos los unos por los otros. La vida espiritual es nuestro principal alimento y fortaleza ya que es ahí donde encontramos a nuestro Creador y Redentor. La oración fortalece nuestra fe y confianza en Dios. Sabemos que nuestras vidas y la de nuestros hijos están en sus manos y que el tener hijos que experimentan AMS cuando es vivida de la mano de Dios, es motivo de redención y santificación. Nuestro Señor se vale de nuestras circunstancias para acercarse a nosotros, para hacernos sentir amados y sostenidos.

La experiencia de un hijo con AMS es muy dolorosa y nos cambia la vida; nos lleva a enfrentar múltiples situaciones para las que no estamos preparados, pero viene acompañada de infinidad de bendiciones.

Damos gracias al Señor nuestro Dios por habernos traído prácticamente de la mano hasta este apostolado; es aquí donde nos quería para tener ese encuentro con Él y aprender a amar a nuestros hijos tanto como Él los ama. Confiamos en su misericordia y estamos seguros de que tarde o temprano nuestros hijos volverán a Él y serán un gran testimonio de conversión para Gloria de Dios.

Gracias Señor por tanto amor. Nuestras vidas están a tu servicio para lo que Tú dispongas, pero primero danos lo que nos has de pedir.

Con amor de parte de un matrimonio en Cristo.