Courage es un apostolado de la Iglesia Católica que ofrece apoyo y acompañamiento espiritual y pastoral a hombres y mujeres que experimentan atracción al mismo sexo y que, inspirados por el llamado del Evangelio a vivir la santidad y las bellas enseñanzas de la Iglesia sobre el bien y el fin de la sexualidad humana, han decidido libremente vivir la castidad.
El apostolado Courage ofrece este acompañamiento pastoral en plena fidelidad al Evangelio y el Magisterio de la Iglesia. Estas son algunas de las enseñanzas de la Iglesia que particularmente guían el apostolado:
- El Catecismo de la Iglesia Católica, numerales 2333; 2357-2359
- Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales (Congregación para la Doctrina de la Fe)
- Ministerio a las personas con inclinación homosexual: Directrices para la atención pastoral (Conferencia Episcopal de los Estados Unidos)
El acompañamiento espiritual y pastoral que realiza Courage se lleva a cabo, concretamente, a través de capítulos (grupos) dirigidos por sacerdotes capellanes o diáconos permanentes, asignados por su obispo local, que acompañan y ayudan a los miembros a vivir en coherencia y comunión con las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre su identidad, que está profundamente fundamentada en su calidad de hijos adoptivos de Dios, creados a Su imagen y semejanza.
Durante estas reuniones semanales o quincenales con los miembros, los capellanes ofrecen reflexiones espirituales en torno a las Cinco Metas de Courage, o sobre algún otro tema relacionado a la vida de fe y la perseverancia en el camino de la virtud y la santidad. En las reuniones hay también momentos de oración y espacios para hablar, escuchar y compartir, todo en un ambiente de respeto y confidencialidad. En la medida de lo posible, en estas reuniones también se ofrecen los sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación.
Los capellanes de Courage aportan su paternidad espiritual y acompañamiento pastoral, y ayudan a los miembros de Courage a reconciliarse con Dios y a vivir castamente en el mundo.
Las Cinco Metas de Courage, establecidas por los primeros miembros del apostolado, liderados por el P. John Harvey, director fundador de Courage, en Nueva York en 1980, guían el apostolado. Cada uno de los miembros de Courage está invitado a practicarlas en la vida diaria. Éstas son las metas:
1. Castidad: Vivir vidas castas de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad.
2. Oración y devoción: Dedicar enteramente nuestras vidas a Cristo a través del servicio a los demás la lectura espiritual, la oración, la meditación, la dirección espiritual individual, la asistencia frecuente a Misa y la recepción frecuente de los sacramentos de la Reconciliación y la Santa Eucaristía.
3. Hermandad: Fomentar un espíritu de hermandad en el cual podamos compartir unos con otros nuestros pensamientos y experiencias, y así asegurarnos de que ninguno de nosotros tenga que enfrentar solo los problemas de la homosexualidad.
4. Apoyo: Estar conscientes de la verdad que las amistades castas no solamente son posibles sino necesarias en una vida cristiana casta; y alentarnos unos a otros en iniciar y sostener esas amistades.
5. Testimonio: Vivir nuestras vidas de manera que sirvan como buenos ejemplos y modelos para los demás.
Hombres y mujeres mayores de 18 años que experimentan atracción al mismo sexo y que han decidido libremente vivir en castidad conforme a las enseñanzas de la Iglesia uniéndose a algún capítulo de Courage en su diócesis.
Ante todo, el apostolado Courage ve a las personas con atracción hacia el mismo sexo como hombres y mujeres creados a imagen y semejanza de Dios, con vocación a vivir una vida casta y santa a través de una profunda unión con Jesucristo.
La Iglesia considera a la persona que experimenta atracciones homosexuales a la luz de su identidad como hijo de Dios, creada buena y a Su imagen y semejanza. Por consiguiente, la Iglesia rechaza los intentos de definir a la persona «con una referencia reductiva solo a su orientación sexual» (1). «Las personas no deben ser definidas únicamente en base a sus tendencias sexuales» (2). Para dejar este punto en claro, en el apostolado Courage nos referimos a ellas como «personas que experimentan atracciones hacia el mismo sexo» (AMS), en vez de «personas gay» o «LGBTQ», ya que estos términos podrían dar la impresión de que las atracciones hacia el mismo sexo definen un tipo o categoría de persona separada, con una moral diferente.
La experiencia de la sexualidad en todos sus matices y sutilezas tiene una gran influencia en nuestra experiencia de vida, así como en la manera en que interactuamos con los demás; sin embargo, estaríamos equivocados si centrásemos nuestra identidad en esas tendencias subjetivas que muchas veces nos pueden abrumar o nos pueden desviar de la presencia permanente del Espíritu Santo.
Courage también considera el ejemplo que nuestros miembros adultos y nuestro alcance pastoral dan a los jóvenes cuyo desarrollo psicosexual está aún en una etapa de formación. Etiquetarse así mismo prematuramente podría disuadir a un joven de estar abierto a la posibilidad de un mayor desarrollo psicosexual. También podría generar que esté más vulnerable a la confusión y tentación en las tres maneras descritas anteriormente.
Es por ello que en la pastoral Courage se piensa que es prudente evitar términos que puedan ser obstáculos para otros; por ello alentamos a nuestros miembros que piensen más allá de las etiquetas «gay» y «lesbiana» mientras nos esforzamos por crecer juntos en nuestra identidad esencial como hombres y mujeres formados a la imagen de Dios, creados para la unión íntima y eterna con Cristo.
Algunas personas dicen que identificarse como «gay» o «lesbiana», ya sea en privado o públicamente, es solo una manera de reconocer que sus atracciones emocionales, románticas y sexuales son predominante y persistentemente hacia el mismo sexo. Estas personas sostienen que esos términos son simples, pero esencialmente descriptivos de una parte clave de su identidad y afirman que el uso de estas etiquetas es una forma de «adueñarse» de su sexualidad y enfrentar la realidad de «quienes son». Además, dicen que esas etiquetas no interfieren o disminuyen su compromiso con la castidad.
Si bien estas afirmaciones pueden ser ciertas para algunos, para otros la adopción de la terminología LGBTQ es un obstáculo, por las siguientes razones:
•Los atrae hacia un ambiente más secular, causando una mayor tentación de buscar una relación homosexual activa.
•Los hace más propensos a adoptar las políticas del activismo «gay» que a menudo no concuerdan con las enseñanzas morales de la Iglesia, particularmente las referentes al matrimonio.
•Los lleva a ignorar o pasar por alto la enseñanza de la Iglesia de que los actos homosexuales son objetivamente desordenados, pues el mundo plantea constantemente la idea de que «todo lo “gay” es bueno».
Véase también:
- Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales (1986) no. 16.
- Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, Ministerio a las personas con inclinación homosexual: Directrices para la atención pastoral (2006). Ver «Atención pastoral», cuarto punto.
- Catecismo de la Iglesia Católica. «Hombre y mujer los creó…», especialmente los números numerales 2331 y 2333.
- Catecismo de la Iglesia Católica. «La vocación a la castidad»
La bondad de la intimidad sexual proviene de su orden a la unión permanente, fiel y procreativa del acto conyugal; es decir, la unión sexual entre marido y mujer (CCC 2360-2379). El término «objetivamente desordenado» es un término filosófico. Se usa para describir las atracciones homosexuales, porque tales atracciones nunca conducirán a un acto sexual moralmente bueno.
La atracción de un hombre hacia una mujer o de una mujer hacia un hombre, está objetivamente ordenada hacia esta unión conyugal, aunque en algunos casos podría estar desordenada debido a deseos lujuriosos, promiscuos o adúlteros. Sin embargo, las atracciones homosexuales nunca apuntan hacia la unión sexual de los cónyuges que son complementarios en su naturaleza y cuya unión puede conducir a la procreación de nuevos seres humanos. En todos los casos van en contra del orden apropiado del querer y obrar que es inherente a nuestra naturaleza humana, creada y redimida por Dios.
Véase también:
- Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, núm. 3 (Congregación para la Doctrina de la Fe, 1986).
- «El lugar de la sexualidad en el plan de Dios»; «Los actos homosexuales no pueden satisfacer los fines naturales de la sexualidad humana», y «La inclinación homosexual no es un pecado en sí misma», Ministerio a las personas con inclinación homosexual: Directrices para la atención pastoral (Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, 2006).
El Evangelio de Juan (2, 25) nos dice que Jesús conocía muy bien el corazón humano. En ese sentido, la Iglesia siempre ha acogido los aportes de las ciencias médicas, psicológicas y sociales para profundizar en la comprensión del corazón humano, que es unidad de cuerpo y alma. No existe un enfoque puramente «espiritual» a la santidad que no considere la mente humana, las relaciones humanas (especialmente en la familia), y las necesidades del cuerpo humano.
Algunas personas —experimenten AMS o no— ven que, además de la dirección espiritual y los sacramentos, el poder hablar sobre sus experiencias y su situación actual con alguien que comprenda estas formas de afrontar, pensar y actuar —psicólogos y especialistas calificados— les ofrece nuevas perspectivas que les ayudan en sus esfuerzos por tener una vida más integral y lograr vivir la castidad.
Courage respeta la decisión de algunos de sus miembros de buscar ayuda de profesionales calificados para una mejor comprensión de sí mismos, de su manera de ver el mundo y sus relaciones; todo esto puede ayudar en la lucha diaria por vivir la castidad y la santidad. Sin embargo, las reuniones de Courage no son de ninguna manera terapia psicológica de grupo. Asimismo, los miembros de Courage no están obligados a buscar terapia o tratamiento de ningún tipo. El acompañamiento que ofrece el apostolado Courage Internacional es puramente espiritual y pastoral.
Courage prefiere pensar de sí mismo como un apostolado que promueve la castidad. Muchos de los miembros de Courage nunca se han etiquetado como «gay» antes de venir a Courage. Esto no quiere decir que no fuesen conscientes de que experimentaban atracción al mismo sexo, simplemente significa que nunca eligieron etiquetarse como «gay», ya sea porque les desagrada el reduccionismo del término «gay», o porque quieren mantener en privado su atracción hacia el mismo sexo.
La frase «rezar para que se vaya lo gay» transmite la noción simplista de que una cantidad suficiente de oraciones liberará por siempre y en cualquier lugar a una persona del deseo de intimidad sexual con otra persona de su mismo sexo. Courage entiende la complejidad del ser humano como tal, y de la persona que experimenta atracción al mismo sexo. Los múltiples factores que contribuyen para que se desarrolle tal atracción pueden variar de persona a persona y algunas personas podrían experimentar atracciones al mismo sexo periódicamente a lo largo de su vida.
El apostolado Courage se enfoca en el desarrollo de la castidad interior en unión con Cristo. La castidad misma es el fruto de una relación dinámica con Cristo basada en el amor, el discipulado, la santidad y la caridad. Courage cree con la Iglesia que todas las personas están llamadas y son capaces de vivir una vida de santidad y castidad. Esto es cierto sin importar cuáles sean nuestras atracciones o tentaciones sexuales, e incluso si las vulnerabilidades particulares permanecen con nosotros durante toda la vida.
Cada ser humano es libre de pedirle a Dios que lo libere de cualquier debilidad específica, pero podemos encontrar, como San Pablo, que Dios permite que permanezcamos débiles en algunas áreas para que confiemos más en Su gracia y fuerza y crezcamos en humildad (2 Corintios 12, 5-10). Courage reza con y por todos sus miembros para que crezcan continuamente en su relación con Cristo y reciban todas las gracias y bendiciones que el Espíritu Santo ofrece. Courage también piensa que la mayor sanación es la unión de un alma con Jesucristo y la continua conversión de esa alma a Cristo, en busca de fortaleza incluso en medio de las debilidades y las tentaciones. Debemos esforzarnos por hacer esto día a día, con la ayuda de la oración, los sacramentos, la buena comunión fraterna y el apoyo espiritual.
EnCourage es un apostolado católico, afiliado a Courage, que brinda acompañamiento espiritual y pastoral a familiares y amigos de personas que experimentan atracción al mismo sexo y/o discordancia de identidad de género. En la gran mayoría de los casos, sus seres queridos han adoptado la etiqueta LGBTQ y han dejado de practicar activamente su fe. A través del apostolado EnCourage, sus miembros buscan mantener y fortalecer el vínculo con su ser querido y, a la vez, permanecer fieles a su fe.
Guiados por capellanes compasivos y apoyándose unos a otros, los miembros de EnCourage se esfuerzan por vivir las Cinco Metas del apostolado:
1. Oración y devoción: Crecer espiritualmente a través de la lectura espiritual, la oración, la meditación, la dirección espiritual individual, la asistencia frecuente a Misa y la recepción frecuente de los Sacramentos de la Reconciliación y la Santa Eucaristía.
2. Formación: Alcanzar una mayor compresión de las necesidades, dificultades, y retos que experimentan los hombres y las mujeres con atracción al mismo sexo (AMS).
3. Caridad: Establecer y mantener una relación sana y honesta con los seres queridos que tienen AMS.
4. Unidad: Ayudar a otros miembros de la familia y amigos a acercarse con compasión y verdad, y a no rechazar a sus seres queridos que tienen AMS.
5. Testimonio: Dar testimonio, a nuestros seres queridos con nuestras propias vidas, que la plenitud se encuentra en Jesucristo a través de Su Cuerpo, la Iglesia.
«Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición». (Catecismo de la Iglesia Católico, 2358)
Aceptar a una persona —independientemente de sus atracciones sexuales— significa que la amamos y acogemos con todas sus fortalezas y debilidades. Cuando llegamos a conocer las debilidades de una persona, debemos ser sensibles a sus vulnerabilidades y mostrar compasión. Si otros se burlan o la juzgan mal por sus debilidades, debemos ser los primeros en salir en defensa de esa persona.
El aceptar a otra persona humana no significa necesariamente que estemos de acuerdo con todas sus decisiones. A veces, el amor nos exige expresar nuestras discrepancias. Por ejemplo, un católico practicante no puede, en buena conciencia, asistir a un “casamiento” entre personas del mismo sexo, pues esto implicaría la aprobación de una unión que Jesucristo y la fe nos enseña es contraria al plan de Dios para los seres humanos.
Tenemos muchas oportunidades de acercarnos y mostrar nuestro amor y preocupación por los demás. Entre más tiempo dediquemos a la oración y a profundizar nuestra relación con Cristo, el Espíritu Santo llenará cada vez más nuestros corazones de amor (fundamentado en la Verdad que es el mismo Jesucristo), comprensión y paciencia. Nuestro ejemplo de amor y aceptación podría atraer a las personas a nuestro alrededor al gozo y la salvación que hemos encontrado en Jesucristo y en las enseñanzas de su Iglesia.
En el apostolado EnCourage siempre buscamos aconsejar a sus miembros a ver a la persona en la situación y momento concreto que vive, sobre todo en relación a su fe. De nada sirve expresarle las verdades de la enseñanza de la Iglesia si el ser querido no está en el momento ni con la disposición de escuchar, acoger y vivir estas verdades.
Jesús mismo muestra en los Evangelios cómo caminar con alguien que aún no ha tenido un encuentro más profundo con Él. En la Escritura, Jesús mismo nos enseña a escuchar, acoger y a amar pensando en cada persona y su situación concreta. Sugerimos meditar en los pasajes de los Discípulos de Emaús, la Samaritana, el llamado de Mateo, la curación del ciego.
Véase también:
Los adolescentes católicos que experimentan atracción al mismo sexo necesitan encontrar un espacio seguro para hablar sobre lo que están sintiendo. Sin embargo, muchos jóvenes experimentan una cierta fluidez en cuestión de atracciones sexuales, por eso adoptar una etiqueta a tan temprana edad puede encerrar a un adolescente en una etiqueta o «identidad» particular que podría no ser precisa en el futuro. Por este motivo, Courage no cuenta con grupos para adolescentes y no aconseja que los adolescentes se identifiquen como «gay» o «lesbiana».
Toda la comunidad católica necesita acoger y acompañar a los jóvenes católicos que experimentan atracción al mismo sexo. Los padres de familia deben recordar a sus hijos que son amados y aceptados en la familia, y deben también propiciar un ambiente en que sus hijos se sientan seguros para hablar de sus necesidades, deseos y experiencias. Los maestros y los consejeros escolares necesitan presentar las enseñanzas de la Iglesia respecto a la sexualidad, relaciones y la virtud de la castidad de modo claro y compasivo. Los sacerdotes y los ministros de pastoral pueden ayudar a los adolescentes a comprender y vivir las virtudes, así como a discernir el plan de Dios para sus vidas, incluyendo el plan de Dios para su sexualidad y la intimidad sexual. Los terapeutas adecuadamente formados pueden ayudar a los jóvenes a entender mejor sus atracciones sexuales en el amplio contexto de las relaciones, necesidades y deseos, y a integrar su sexualidad en la amplia visión de ser hijos de Dios, creados y llamados para la santidad.
Véase también:
«Una etiqueta que perdura», Padre Paul Scalia (Revista: First Things, junio del 2005).
A continuación presentamos el proceso para iniciar un capítulo de Courage y/o EnCourage en su diócesis:
1• Los capítulos o grupos locales se organizan regularmente bajo un territorio diocesano, en vez de un territorio parroquial. Esto ayuda a que quienes asistan al capítulo tengan mayor confidencialidad y anonimato, y también ayuda a llegar y brindar acompañamiento a más personas que solo aquellas que pertenecen a una cierta parroquia.
2• Como apostolado de la Iglesia católica, tenemos que trabajar siempre en colaboración cercana con el obispo local. El capítulo se inicia cuando el obispo local designa a un sacerdote —diocesano o religioso— o a un diácono permanente como capellán de Courage y/o EnCourage. Solo un sacerdote o diácono permanente puede ser capellán del grupo. El procedimiento para nombrarlo suele ser el mismo que se sigue cuando un sacerdote recibe una segunda misión en su diócesis. También puede ocurrir que un sacerdote o diácono sea quien presente el apostolado Courage a su obispo local, y se ofrezca como capellán.
3• Habiendo conocido el apostolado y decidido fundar un capítulo en su diócesis, el obispo deberá escribir una carta nombrando oficialmente al sacerdote como capellán de Courage y/o EnCourage (puede solicitar un modelo base escribiendo directamente a la oficina de Courage internacional al correo electrónico: oficina@couragerc.org). También debe enviar una copia de la carta con el nombramiento a la Oficina de Courage Internacional para mantenerla en nuestros archivos. La carta puede enviarse como documento en PDF a través de un correo electrónico.
4• Una vez nombrado el capellán, el siguiente paso es comenzar a promover el capítulo (grupo) de Courage y/o EnCourage. La mejor manera de hacerlo es creando una dirección de correo electrónico y un número de teléfono específicamente para el capítulo, que estará a cargo del capellán o, una vez pasado un tiempo prudencial, puede ser atendido por algún laico miembro del capítulo designado por el capellán, para que le asista si es necesario. Cuando estos datos de contacto estén disponibles, deberán enviarse a la Oficina de Courage Internacional para agregarlos al sitio web.
El apostolado Courage no publica el lugar, día y hora de las reuniones. Esta información se da a conocer únicamente al futuro miembro a través de una conversación previa con el capellán, quien determinará si formar parte del apostolado es lo mejor para la persona, o si es necesario que reciba un acompañamiento individual antes de participar de las reuniones del capítulo.
La dirección electrónica y el teléfono son los únicos datos que publicamos en nuestro sitio web, con el fin de respetar la confidencialidad de quienes participan.
5• Cuando alguien se comunica para formar parte del grupo, el capellán debe reunirse previamente con el posible futuro miembro de capítulo de Courage o EnCourage (dependiendo el caso) para conocerlo y después invitarlo(a) a las reuniones. En esta primera conversación se debe estar seguro de que el candidato(a) está de acuerdo con las Cinco Metas de Courage y/o EnCourage.
6• En la Oficina de Courage Internacional, ubicada en la Diócesis de Bridgeport, Connecticut (EE.UU.), hemos desarrollado un programa que se llama “Día de formación para sacerdotes” que consiste en cuatro secciones de aproximadamente 60 a 75 minutos cada una:(1) Antropología Cristiana y ética sexual; (2) Acompañamiento pastoral y espiritual de hombres y mujeres que experimentan atracción al mismo sexo y para sus seres queridos; (3) Testimonio de un miembro de Courage. (4) Una extensa sesión de preguntas y respuestas.
Ofrecer este Día de formación para sacerdotes —como un programa independiente o como parte de un programa de formación permanente— suele ser muy efectivo para convocar a los sacerdotes locales en miras a la formación de nuevos capítulos. Además, al participar en esta jornada formativa, todos los sacerdotes escuchan el mismo mensaje y tienen la oportunidad de hacer preguntas y compartir sus opiniones sobre el tema.
En nuestra experiencia hemos visto que los sacerdotes salen de estas jornadas formativas más dispuestos a referir a las personas al apostolado Courage ya sea desde sus oficinas o desde el confesionario. Incluso algunos de ellos salen dispuestos a acompañar espiritualmente a alguno de los futuros miembros de Courage y/o EnCourage de su diócesis.
Si la diócesis lo considera pertinente, puede invitar a una delegación de Courage internacional a ofrecer esta jornada de estudio que puede ser un buen inicio para lanzar el programa localmente. Solo tiene que comunicarse con nuestra oficina internacional en español.
7• Finalmente, recomendamos que esta información se dé a conocer y se promueva en el sitio web de la diócesis, así como en el periódico o boletín diocesano y en los boletines parroquiales. Puede publicarse un artículo sobre el apostolado Courage en el periódico diocesano, o incluso el obispo o el nuevo capellán podrían escribir una columna editorial presentando los nuevos capítulos de Courage y/o EnCourage a los fieles de la diócesis.
Con tu oración
¡Tu oración vale oro! Ora por la misión del apostolado Courage Internacional y para que el Señor nos conceda la gracia de contar con más capellanes.
Formándote e informándote
Sobre la fe y las enseñanzas de la Iglesia sobre la moral, la antropología cristiana y la sexualidad humana, a través de nuestros recursos, sitio web, talleres formativos y otros eventos similares.
Hablando con tu párroco u obispo
Sobre la misión del apostolado Courage y la necesidad de contar con una auténtica pastoral cristiana dedicada a nuestros hermanos que experimentan atracción al mismo sexo (AMS).
Dando a conocer la misión del apostolado Courage
En tu diócesis, parroquia, escuela, grupo de catequesis, en tu familia, entre tus amigos, etc. Y, desde luego, compartiendo nuestras publicaciones y eventos en tus redes sociales.
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Y si eres sacerdote…
Discerniendo, a la luz del Espíritu Santo si el Señor te está llamando a servir como capellán de Courage.