Análisis de los escritos del P. John F Harvey; comunicado sobre el P. Timone

Querida Familia de Courage y EnCourage:

La última vez que les escribí en septiembre, compartí con ustedes información respecto a algunos sacerdotes asociados con el apostolado de Courage que habían sido acusados de abuso de menores, de forma creíble; sobre el trabajo del Padre Harvey con sacerdotes que también habían sido acusados, así como de otras conexiones entre el apostolado y la crisis de los abusos sexuales. En aquel momento, les prometí que los mantendría actualizados sobre cualquier información adicional que fuera surgiendo.

En esta ocasión, les escribo sobre dos artículos que han aparecido en las últimas semanas: el primero, sobre el Padre Donald Timone, veterano capellán de Courage, y el segundo, sobre el Padre Harvey.

Me gustaría comenzar reconociendo que siempre que el tema del abuso sexual por parte de sacerdotes aparece en la vida pública, puede ser una experiencia particularmente dolorosa para las víctimas y sus seres queridos. Algunos han descrito la situación como un volver a vivir el trauma del abuso. También es especialmente duro para los miembros del apostolado y, en general, para cualquier católico, ya que daña el espíritu de confianza en los miembros del sacerdocio, los cuales están llamados a servir como padres y modelos espirituales. Lamento profundamente el daño que esta carta pueda llegar a causar, pero creo que hablar honestamente sobre estos temas es la mejor forma de alcanzar la sanación, tanto para la Iglesia como para los individuos.

Sobre el manejo de las acusaciones de abuso sexual contra el Padre Donald Timone

[ACTUALIZACIÓN: La Arquidiócesis de Nueva York ha corroborado y encontrado creíbles las alegaciones de abuso sexual contra el Padre Timone. Estas noticias se publicaron en una nota de prensa publicada por Catholic New York el jueves 29 de agosto del 2019. Hasta el momento de esta actualización (3 de septiembre del 2019), Courage no tiene más información].

El pasado 20 de diciembre, el New York Times publicó un artículo de Sharon Otterman titulado “The Church Settled Sexual Abuse Cases Against This Priest. Why Is He Still Saying Mass?” [«La Iglesia admitió los casos de abuso sexual por parte de este sacerdote, ¿por qué aun celebra misa?»]. El artículo cuenta que se llevaron a cabo dos acusaciones por abuso sexual contra el Padre Donald Timone, sacerdote retirado de la Arquidiócesis de Nueva York, ante el Programa Independiente de Compensación y Reconciliación (IRCP en sus siglas en ingles), que fue creado en 2016 y que pagó los correspondientes gastos judiciales. El artículo describe los terribles detalles de estos abusos que tuvieron lugar en los años 60s y 70s. El artículo señala que los abusos se llevaron a la atención de la Arquidiócesis de Nueva York (y, en uno de los casos, también ante la ley) en 2002 y 2003, y en ese momento se suspendió al Padre Timone del ministerio y la Arquidiócesis puso en marcha una investigación mediante el Tribunal de Revisión.

Según el portavoz de la arquidiócesis, citado en el artículo, solo una de las acusaciones se llevó ante el Tribunal de Revisión. Al no encontrarse suficientes pruebas, el Padre Timone volvió al ministerio en 2003. Actualmente, continúa sirviendo en la arquidiócesis, incluso después de retirarse del ministerio activo en 2009, a la edad de 75 años. La arquidiócesis recientemente comenzó una nueva investigación sobre algunas nuevas alegaciones y esta investigación está actualmente abierta. Al momento de escribir esta carta, el arzobispo de Nueva York – el Cardenal Timothy Dolan – no ha suspendido al Padre Timone mientras la investigación continúa. [ACTUALIZACIÓN: El Padre Timone fue suspendido a finales de diciembre hasta que se aclaren los hechos].

El Padre Timone ha sido amigo y colaborador del apostolado Courage durante muchos años. Sirvió como capellán para Courage y EnCourage desde finales de los años 80, hasta su jubilación en 2009, con excepción del periodo de acusaciones entre 2002 y 2003. Ha asistido a muchas de nuestras conferencias anuales, la última en Mundelein, Illinois, en el 2017. Aunque no ha servido activamente al apostolado desde el 2009, muchos de los miembros de la Arquidiócesis de Nueva York le consideran un amigo y acuden a él en busca de dirección spiritual. Durante el tiempo que el P. Timone ha interactuado con los miembros de Courage y EnCourage, se le ha considerado un sacerdote con una buena relación con la Arquidiócesis de Nueva York.

Hoy en día, no estoy enterado de ninguna irregularidad en el manejo de las acusaciones por parte de el Tribunal de Revisión de la arquidiócesis en 2003, ni estoy enterado de ninguna acusación por parte de ningún miembro de Courage o EnCourage, o ninguna otra persona, mientras sirvió en el apostolado. Espero que la nueva investigación por parte del Tribunal de Revisión, basada en la información provista por el IRCP, sea justa y rezo sinceramente por la paz y la sanación de los corazones de todos los implicados. Les mantendré informados cuando tenga mas noticias. Como mencioné en mi carta, el pasado mes de septiembre, si tienen alguna información de este carácter sobre algún miembro del clero conectado con Courage o EnCourage, les pido que lo reporten a las autoridades civiles y a la diócesis correspondiente y que me informen a mí también.

El trabajo del Padre John Harvey con sacerdotes acusados de abuso sexual de menores

El 8 de octubre, el diario católico en línea Crux, publicó un artículo de Christopher M. White titulado “Courage Founder Pushed Bishops to Resist Zero Tolerance on Abuse.” [«El fundador de Courage instaba a los obispos a resistir a la política de tolerancia cero hacia el abuso»]. En la publicación se exponen artículos que el Padre Harvey publicó en 1992 y 2002, donde expresaba su opinión de que algunos sacerdotes que habían cometido abuso contra adolescentes podrían, con la aprobación de psicólogos y bajo ciertas condiciones, volver a ejercer de alguna manera, el ministerio sacerdotal.

Antes de ser contactado por el Sr White para hacer algún comentario sobre el artículo, me comuniqué con el Padre Robert McTeigue, SJ, PhD, para revisar algunos artículos del Padre Harvey, tanto publicados como inéditos, que estaban en los archivos de Courage International. Los diez documentos revisados cubren un amplio periodo de tiempo, desde un documento sin fechar que parece ser de finales de los años setentas, hasta el artículo del año 2002 publicado en Fellowship of Catholic Scholars Quarterly, al que el Sr. White hace referencia en su historia. Pedí ayuda al Padre McTeigue debido a su amplio conocimiento – como estudiante y profesor de filosofía, está habituado a leer y analizar textos de este tipo y, como teólogo, tiene una profunda formación en la doctrina moral de la Iglesia – y por su conocimiento personal del Padre Harvey, con quien convivio en la Universidad Ave María durante el año académico 2004-2005.

El estudio completo del Padre McTeigue está publicado en la página web de Courage, los animo a leerlo por ustedes mismos. Está compuesto por tres partes: una carta introductoria del Padre McTeigue que habla sobre su enfoque y las limitaciones inherentes del estudio; un resumen general de puntos que caracterizan la posición del Padre Harvey sobre el tema; y una selección de citas relevantes de cada uno de los diez documentos revisados. También pueden encontrar en línea imágenes de los documentos originales, los cuales también los animo a leer. Me gustaría destacar algunos puntos que aparecen en el reporte del P. McTeigue, así como hacer algunas observaciones propias.

El primer punto del resumen general es quizás el más importante: «El Padre Harvey siempre promovió la plenitud de la perenne enseñanza de la iglesia respecto a la moralidad». Sus recomendaciones sobre el cuidado pastoral de sacerdotes que cometieron abuso sexual de menores u otros comportamientos inadecuados no debería leerse como una aprobación de estos mismos actos por parte del Padre Harvey. Él trabajaba con sacerdotes que ya se habían enfrentado a su comportamiento pecaminoso y (en muchos casos) criminal, y que habían mostrado una actitud de arrepentimiento e intención de cambiar sus vidas. Su preocupación por ayudarles no implica que no considerara serias las faltas que habían cometido.

Tal y como señala el estudio del P. McTeigue (página 4), «Los escritos del P. Harvey sobre el cuidado de quienes han cometido abusos, parecen haber surgido de varios compromisos, que incluyen: una adecuada consideración de la justicia y la misericordia; el deseo de trabajar por el arrepentimiento del pecador; [y] la preocupación de que a una persona, arrepentida y reformada, que posiblemente pudiera servir de manera segura (con restricciones), se le negara el ministerio (o se le redujera al estado laical contra de su voluntad), y pudiera, por tanto, hundirse en la desesperación y sufrir una recaída». Una vez más, estamos hablando de una pregunta muy concreta – como asistir de la mejor manera, con piedad, a una persona arrepentida de forma que no caiga en el mismo pecado – y no de una negación general de la gravedad del pecado de abuso sexual.

Me entristece profundamente que en los comentarios sobre el artículo de Crux y otros sitios de internet, mucha gente tomó el aparente interés del Padre Harvey por ayudar a los sacerdotes como una falta de interés o compasión por las víctimas de estos sacerdotes o sus seres queridos. En mi experiencia, nada podría estar mas lejos de la verdad. Para empezar, muchos miembros de nuestra familia de Courage y EnCourage son sobrevivientes de abuso sexual por parte del clero. Yo mismo he tenido el privilegio de oír de uno de ellos cuánto amor y atención recibió del P. Harvey, y cuán importante fue el cuidado pastoral del P. Harvey en su proceso de sanación de las heridas del abuso. Más aun, el cuidado pastoral no es un juego de «suma cero» donde mostrar compasión a una persona necesariamente significa estar mostrando desdén a la otra. El Padre Harvey, como cualquier buen sacerdote, mostraba misericordia a la persona frente a él, sin importar que fuera el pecador o la víctima. Esto mismo es lo que estamos llamados a hacer todos los cristianos.

Aunque el artículo de Crux asevera que el P. Harvey creía que «la mayoría [de los sacerdotes abusadores] debería ser rehabilitada y volver al ministerio sacerdotal», esta idea no parece estar reflejada en los escritos del P. Harvey. Es más, tal y como indica el P. McTeigue en su informe, y tal y como le expliqué al Sr. White en respuesta a las preguntas que me envió para escribir su artículo, el P. Harvey diferenciaba a los sacerdotes que habían abusado de menores [de aquellos que no]. Según el P. Harvey, aquellos [sacerdotes] que sentían atracción hacia niños que aún no habían alcanzado la pubertad, nunca deberían volver a ejercer el ministerio sacerdotal. Aquellos [sacerdotes] atraídos hacia jóvenes que recién habían pasado la etapa de la pubertad, pero que además tuvieran otros desórdenes psicológicos, tampoco deberían volver a ejercer el ministerio sacerdotal, según el P. Harvey. Solo en los casos en los que se determine que el sacerdote está arrepentido y libre de otros desordenes psicológicos, podría volver a alguna forma de ministerio sacerdotal, bajo condiciones específicas. Como sintetiza el informe del Padre McTeigue, dichas condiciones incluyen que:
• «no deben tener contacto no supervisado con menores
• «deben continuar en tratamiento y dirección espiritual
• «deben ser miembros de grupos de apoyo.
• «deben estar comprometidos a una vida intensa de oración, con la ayuda de los sacramentos
• «deben atender un programa de 12 pasos, similar al de Alcohólicos Anónimos
• «deben estar bajo la estrecha supervisión del obispo o su superior
• «debe informarse públicamente y a los miembros de la parroquia sobre las circunstancias bajo las que vuelven al ministerio; [y]
• «todas estas estipulaciones son válidas para aquellos que no hayan recibido sentencias de prisión.”

Finalmente, es importante señalar que la última vez que se registró al Padre Harvey expresando su opinión sobre el retorno de estos sacerdotes al ministerio de forma limitada, fue en 2002, cuando la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) se preparaba para adoptar el Estatuto para la Protección de Infantes y Jóvenes que especifica el procedimiento de investigación en caso de abusos por parte de sacerdotes y diáconos. Él expresó su opinión sobre las llamadas políticas de «tolerancia cero» (opinión que también compartía el Cardenal Avery Dulles, entre otros), como parte de la discusión publica sobre estos procedimientos. Pero una vez que dichos procedimientos fueron adoptados por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, y aprobados por la Santa Sede, no encuentro ningún registro sobre el Padre Harvey oponiéndose a ellos, y mucho menos negándose a seguirlos.

A este respecto, lamento que el Sr. White no haya incluido en su artículo parte de la respuesta que le di a esta pregunta: «¿Cuál es la postura actual de Courage sobre los sacerdotes que han cometido algún tipo de abuso?». Como respuesta, escribí:

Compartimos la convicción de los obispos de que un sacerdote que ha abusado de un menor o un adulto vulnerable no puede volver al ministerio. Ya sea que esto signifique una vida supervisada de oración y penitencia, o la expulsión del clero, es una decisión que debe tomar el obispo, siguiendo el consejo y las recomendaciones de los expertos que revisen cada caso. Dicha restricción es necesaria, tanto para crear un ambiente seguro, como para restaurar en los fieles la confianza de que los sacerdotes que los sirven llevan vidas castas y virtuosas. Apoyamos plenamente la idea de una vida de oración y penitencia supervisada para quienes están arrepentidos. Un programa como tal, puede incluir terapia, grupos de apoyo, dirección espiritual y una supervisión cuidadosa –que el Padre Harvey consideraba esencial – sin constituir ningún riesgo ni causar escándalo entre los fieles.

En base a mi conocimiento de la opinión del Padre Harvey sobre el cuidado pastoral de los sacerdotes, creo que él apoyaría plenamente una vida supervisada de oración y penitencia, como la forma apropiada de ayudar a los sacerdotes arrepentidos y de proteger a todos los miembros de la Iglesia.

Conclusión

Nunca es fácil tratar el doloroso tema del abuso sexual y conducta inapropiada por parte del clero, pero es, quizás, mucho más difícil tener que enviarles esta carta en los días cercanos a la celebración de la Navidad. Sin embargo, es precisamente en nuestra fe en la Encarnación, en el misterio del Dios con nosotros, el Verbo Encarnado, que encontramos la firme esperanza de comprender, enfrentar y sanar del misterio del pecado.

En su inmenso amor hacia nosotros, Dios Hijo, no evitó vivir ningún momento de la existencia humana, desde la concepción hasta la muerte y ninguna experiencia humana le es desconocida. Adoptó una naturaleza humana verdadera, un cuerpo y un alma humanos, amó con un verdadero corazón humano, viviendo relaciones auténticamente humanas, en una familia humana real. En su vida terrenal, santificó a la vida humana misma, haciendo cada momento de nuestra vida diaria una oportunidad para imitarle y parecernos cada vez más a Él. En su ministerio público, sanó cada herida y alivió todo dolor y sufrimiento de aquellos que pusieron su fe en Él. En su Pasión, Muerte y Resurrección, pagó el precio por aquellos que no lo imitaron, y nos salvó del pecado y de la muerte misma.

Mientras nos preparamos para celebrar el Nacimiento del Señor, unámonos como miembros de la familia Courage y EnCourage, para orar con más fervor que nunca por todos los sobrevivientes de abusos, por el arrepentimiento de quienes abusan de otros, y por la purificación, conversión, y sanación que hará posible que la Iglesia haga a Cristo más visible en el mundo.

Sinceramente suyo en Cristo,

P. Philip Bochanski,

Director ejecutivo de Courage Internacional